Programa Actualización Científica sin Exclusiones (ACisE)

Informes comentados


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Informe
Autor del informe original
S Weyers
Institución: Duesseldorf University Hospital,
Duesseldorf Alemania

La Desigualdad Social y la Obesidad Infantil
Los niños de barrios desfavorecidos y familias con menor nivel educativo tienen un mayor riesgo de obesidad infantil.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/165891


Comentario
Autor del comentario
Blanca Rosa Gil 
Hospital de Niños Dr. José Manuel de los Ríos, Médico especialista II, Caracas, Venezuela


Los estilos parentales, son un elemento del contexto educativo familiar importantes de considerar cuando se trata de explicar la obesidad y el sobrepeso. Los estilos parentales, son el patrón general de actitudes que proveen el contexto emocional en el que los adultos se expresan y son interpretados por el niño. Las dimensiones clásicas centrales del entorno parental, son: la sensibilidad, las exigencias y el control. La sensibilidad se relaciona con el afecto, aceptación y cuidado que brindan los adultos. Las exigencias se refieren a establecer estándares de comportamiento en el niño. El control tiene relación con aspectos disciplinarios de la crianza.
Respecto a la relación entre nivel educativo de los adultos con la obesidad y el sobrepeso infantil, algunos resultados de investigaciones apuntan a
que un mayor nivel educativo de los padres se relaciona con menores niveles de índice de masa corporal.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el informe del 2014, indica que en el mundo el número de menores de 5 años que padecen sobrepeso u obesidad, aumentó de 32 millones en 1.990 a 42 millones en 2.013, constituyendo un problema de salud pública.
Según el modelo económico social, para estudiar las interrelaciones entre los factores psicosociales y la obesidad infantil, la estratificación social influye en el desarrollo de esta última.
La obesidad es el acumulo de grasa que supone un riesgo para la salud, tiene mayor repercusión en la vida, si esta ocurre en la infancia. En la edad preescolar supera el 30%. En España, la incidencia de obesidad infantil, es de 14%, Grecia 18% y en Italia 15%.
En Europa, el sobrepeso y la obesidad, afecta a uno de cada tres niños, con edades comprendidas entre los 6 y 9 años.
Los niños y niñas de familias con menores recursos económicos y/o nivel educativo, tienden a un mayor sedentarismo. Según algunos trabajos como el de Cano G, Brucigen R, y Sánchez-Martínez en 2019, demostraron una prevalencia de 24,5 % en sobrepeso y obesidad, en este grupo etario, asociado a un nivel socioeconómico bajo, de familia monoparental e inmigrantes, cuya escuela estaba ubicada en un barrio, de titularidad pública y distrito desfavorecido.
El nivel bajo nivel socioeconómico de las familias, incrementa la prevalencia de obesidad infantil.
En otros estudios, se encontró la asociación entre alimentos asociados con la obesidad (consumo de snacks, bebidas azucaradas, comida rápida o bajo consumo de frutas y/o verduras), calificados como alimentos no saludables.
En Inglaterra, otros estudios, demostraron la asociación entre la condición socioeconómica, el sedentarismo y la actividad física que realizaban los niños y adolescentes durante la semana y los fines de semana.
La relación entre el nivel socioeconómico y la obesidad infantil, es compleja y está influenciada por el ejercicio físico, la alimentación, la genética o el entorno.
Hay otros factores como posibles indicadores de vulnerabilidad social: Falta de red social, familias desestructuradas, familias inmigrantes y el desempleo. También, existe relación entre sobrepeso, obesidad y haber crecido en familias monoparentales.
Se debe propiciar a estas edades, en la escuela, la educación sobre alimentación, actividad física saludable y la imagen corporal, para lo cual se requiere educación en el aula, la casa, actividad física reglada y abordar los factores ambientales y estructurales del ambiente obesogénico.
En 2017, otro estudio del Imperial College de Londres, indicó que en los niños y adolescentes con edades comprendidas entre los 15 y 19 años, la obesidad se ha multiplicado, mundialmente y de mantenerse la tendencia, para 2022, habrá más población infantil y adolescente con obesidad que con insuficiencia ponderal moderada o grave.
Por todo lo anteriormente expuesto, es de vital importancia, promover la inclusión social de los barrios y otras zonas desfavorecidas, para así mejorar el estado de salud de las comunidades y, por ende, de la población mundialmente.

Palabras Clave
Especialidades
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Informe
Autor del informe original
S Weyers
Institución: Duesseldorf University Hospital,
Duesseldorf Alemania

La Desigualdad Social y la Obesidad Infantil
Los niños de barrios desfavorecidos y familias con menor nivel educativo tienen un mayor riesgo de obesidad infantil.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/165891


Comentario
Autor del comentario
Claudia M. Melillo(1) y Claudia M. Melillo(2) 
(1)Bioquímica de planta permanente, Instituto Médico Mater Dei
(2)Bioquímica de planta permanente, Instituto Médico Mater Dei


Los autores del trabajo La Desigualdad Social y la Obesidad Infantil proponen que la posición socio-económica individual podría contrarrestar, en parte, el efecto de deprivación del barrio sobre la obesidad infantil. Trabajaron con una población de niños y niñas pre-escolares de entre 5 y 7 años de la ciudad alemana de Düsseldorf, en el período 2017-2018. El tamaño muestral fue de 5.656 niños, luego de excluir encuestas incompletas o con faltantes de variables analizadas.
En la selección de la población infantil se recopilaron los datos de los exámenes médicos para matriculación escolar a cargo de las autoridades sanitarias locales y una encuesta de los padres donde se evaluaba educación, ingreso y ocupación como variables principales.
Los barrios se clasificaron en 4 categorías
según el grado deprivación: muy bajo, bajo, medio y alto. La educación parental fue catalogada como alta, y un grupo unificado media/ baja. Para la clasificación según IMC infantil se utilizaron las curvas de percentiles específicos de sexo y edad según Kromeyer-Hauschild et al. La categoría obesidad incluyó a los niños/as con percentil mayor a 90 (sobrepeso y obesidad). Se calcularon las frecuencias absolutas y relativas de obesidad de acuerdo a la deprivación del vecindario y la educación de los padres para la totalidad del grupo. Se estimaron las razones de prevalencia de obesidad para la deprivación del barrio y educación parental según 3 modelos: Modelo 1 sin ajustes por variables (crudo), Modelo 2 ajustado por edad, sexo, ocupación, status familiar y antecedentes migratorios, y el Modelo 3 que agrega interacción entre términos.
En este trabajo el 9,5 % de los niños presentan sobrepeso/obesidad y el 53,2 % vive en barrios con un grado de deprivación media/alta. En la mitad del grupo aproximadamente, el nivel de educación parental era medio/bajo. Los autores observan en los hijos de padres con alto nivel de educación un incremento significativo de la prevalencia de obesidad en aquellos niños residiendo en barrios con alta deprivación (12%), respecto de los que residen en vecindarios con deprivación medio/baja/muy baja (6,1% / 5,1% / 2,8% ). Por otra parte, los niños de padres con nivel educativo medio/bajo presentan mayor porcentaje de obesidad, incluso en barrios con muy baja deprivación. Esto estaría en concordancia con los hallazgos descriptos por Rossen LM (2014). Los ingresos a nivel individual protegieron contra la obesidad a niños que vivían en barrios de menores privaciones, y se asociaron positivamente con mayor probabilidad de obesidad para aquellos que vivían en zonas de mayores carencias. El efecto de una mayor privación a nivel de área fue más fuerte para los niños de posición socioeconómica más alta en comparación con los niños provenientes de familias de menores ingresos. Para ambos grupos, alto y medio/bajo nivel educativo parental, el contexto ambiental es relevante para la presentación de la obesidad infantil. En este estudio, los autores refieren, el alto porcentaje de niños obesos de padres con alto nivel educativo en barrios desfavorecidos (12%) como un hallazgo llamativo. Los factores asociados a obesidad en este grupo podrían relacionarse con la movilidad social descendente, cambios en las características de crianza, estilo de vida, demandas laborales de los padres, modificaciones en la demografía del barrio y un alto componente migratorio-cultural.
La influencia del barrio sobre el desarrollo infantil y los mecanismos puestos en juego no están totalmente aclarados. La alfabetización en salud sería una estrategia de empoderamiento para los adultos y los niños, contribuyendo al control de la salud en general y a la concientización de la problemática de la obesidad.

Palabras Clave
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Informe
Autor del informe original
A Dionne
Institución: Children's Hospital Boston,
Boston EE.UU.

Miocarditis y Vacuna contra COVID-19 con ARN Mensajero BNT162b2 en Niños
En el presente estudio se refieren 15 niños con miocarditis después de la aplicación de la vacuna contra COVID-19 con ARN mensajero BNT162b2. La miocarditis apareció entre 1 y 5 días después de la vacunación, en la mayoría de los casos después de la aplicación de la segunda dosis de vacuna. Tres pacientes tuvieron disfunción sistólica ventricular, y 12 enfermos presentaron realce tardío con gadolinio en la resonancia magnética. Ningún paciente falleció; 14 enfermos presentaron ecocardiograma normal, en los estudios de seguimiento realizados entre 1 y 13 días después del alta.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/168255


Comentario
Autor del comentario
Tamara Curtti(1) y Cristina Agrimbau Vázquez(2)Jorge Agrimbau Vázquez(3) 
(1)Hospital de Pediatria S.A.M.I.C. Prof. Dr. Juan P. Garrahan, Pediatría
(2)Hospital General de Niños Dr. Pedro de Elizalde, Pediatría
(3)Hospital de Pediatria S.A.M.I.C. Prof. Dr. Juan P. Garrahan, Pediatría


El artículo: “Miocarditis y Vacuna Contra Covid-19 con Arn Mensajero Bnt162b2 en Niños” es interesante, como otros anteriormente publicados con relación a miocarditis y vacunas, ya que alerta a la comunidad médica sobre el diagnóstico de miocarditis en adultos jóvenes y adolescentes que se presenten con dolor precordial luego de la vacunación contra COVID-19. La pandemia por SARS-CoV-2 tuvo un gran impacto en la salud, así como también graves consecuencias sociales y económicas a nivel mundial.
Por ello, se realizó un gran esfuerzo para desarrollar vacunas seguras y efectivas contra SARS-CoV-2. Esto contribuyó en gran medida a mitigar la propagación del COVID-19 y su morbimortalidad asociada en este último tiempo.
La vacunaBNT162b2 (Pfizer-BioNTech) contra COVID-19 fue autorizada de emergencia en niños mayores de 12
años por la Food and Drug Administration (FDA) en mayo del 2021. Se encuentra dentro de las vacunas diseñadas con la plataforma de ácidos nucleicos. Está constituida por ARNm que codifica para la glicoproteína S del SARS-CoV-2 y demostró una eficacia del 94-95% en prevenir la infección por COVID-19 en personas de entre 16 y 55 años y un 100% de eficacia en el grupo de entre 12 a 15 años.
Los efectos adversos ocurren de forma más frecuente luego de la segunda dosis y dentro de las 48 horas de su aplicación e incluyen: dolor local, fatiga, mialgias, artralgias, fiebre, náuseas y malestar general.
Desde su aprobación, se notificaron casos de miocarditis y pericarditis en distintos países que se presentan mayormente en adolescentes y adultos jóvenes con predominio de sexo masculino, luego de la segunda dosis. Es importante mencionar que a pesar de los casos descriptos en distintas publicaciones no se logró establecer hasta el momento una relación causal entre la vacunación y dichos eventos.
Los casos descriptos se presentaron como cuadros leves con dolor precordial, fiebre, mialgias y astenia. Se caracterizaron por cursar con un aumento de biomarcadores cardíacos, alteraciones del ECG, afectación variable en el ecocardiograma y realce con gadolinio en RM cardiaca. Algunos casos requirieron tratamiento con gammaglobulina intravenosa o corticoides con evolución favorable y no se informaron casos que hayan requerido soporte hemodinámico o ingreso a Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). En todo paciente, con sospecha clínica de miocarditis, deben buscarse las causas infecciosas, aunque muchas veces no se llegue a un diagnóstico etiológico.
Los pacientes deben ser testeados para SARS-CoV-2 en secreciones nasofaríngeas y se deben realizar serologías para COVID-19. Es importante en la evaluación considerar si el paciente además cumple con criterios para síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico (MIS-C) debido a que la miocarditis por vacunación y el MIS-C son cuadros distintos que difieren en su fisiopatología y grado de afectación.
El MIS-C es una forma de presentación grave pero poco frecuente en niños que se desarrolla posterior a la infección por COVID-19 y se presenta como un síndrome febril, asociado a síntomas gastrointestinales, cutáneos y puede cursar con compromiso cardiológico. Este último puede presentarse como un cuadro de miocarditis y disfunción ventricular, aunque también puede afectar las arterias coronarias. Muchos pacientes requieren ingreso a UCI y tratamiento de sostén con inotrópicos hasta la resolución del cuadro. Lo que se observa en la mayoría de los niños es una afectación de tipo aguda debido a un cascada inflamatoria desregulada que tiene impacto en todos los órganos, pero se destaca la afectación miocárdica por su potencial gravedad. Su mecanismo fisiopatológico no está esclarecido, aunque se postula un mecanismo de inmunidad desregulado desencadenado por la exposición del sistema inmune a antígenos del SARS-CoV-2 y a la presencia de autoanticuerpos. Esto último alerta en la posible asociación que podría haber entre las vacunas contra SARS-CoV-2 y MIS-C.
El mecanismo de esta lesión miocárdica, las implicaciones a largo plazo y el pronóstico deben estudiarse más, especialmente a medida que los esfuerzos de vacunación se extienden a los niños más pequeños.
Hasta el momento, dado los beneficios que aporta, siempre ponderando riesgos beneficios en cada caso, se debe continuar alentando la vacunación en niños y adolescentes correctamente seleccionados.

Palabras Clave
miocarditis, vacuna contra COVID-19, vacuna con ARN mensajero BNT162b2, niños
Especialidades
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Informe
Autor del informe original
S Weyers
Institución: Duesseldorf University Hospital,
Duesseldorf Alemania

La Desigualdad Social y la Obesidad Infantil
Los niños de barrios desfavorecidos y familias con menor nivel educativo tienen un mayor riesgo de obesidad infantil.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/165891


Comentario
Autor del comentario
Cecilia Maribel Diaz Olmedo 
Hospital General Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social Quevedo, Quevedo, Ecuador


La obesidad se define como el exceso de grasa corporal debido al aumento de calorías acumuladas que causan efectos adversos sobre la salud, también influyen otros factores como la genética, el ambiente prenatal y el tipo de alimentación de los primeros años de vida, la cantidad de actividad física realizada, las horas de sueño y la calidad de la dieta.
Actualmente se considera a la obesidad infantil como un problema prioritario de Salud Pública, debido a su estrecha relación etiológica con el desarrollo de las enfermedades crónicas no transmisibles: enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo II, hipertensión arterial, algunos tipos de cáncer, osteoartritis y osteoporosis, entre otras, que producen un alto costo en los sistemas de salud por las complicaciones crónicas que producen.
Según la OMS
la Región de las Américas tiene la prevalencia más alta con 62,5% de los adultos con sobrepeso u obesidad. En el grupo etario de 5 a 19 años, el 33,6% de los niños, niñas y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad, y el 7,3% de los niños y niñas menores de cinco años, de acuerdo con las últimas estimaciones de UNICEF, la OMS y el Banco Mundial. De acuerdo a las últimas estadísticas reportadas por la Federación Mundial de Obesidad en el año 2020, 158 millones de niños y adolescentes tenían obesidad y se espera que en el año 2030 esta cifra aumente hasta los 254 millones a nivel mundial.
En la mayoría de los países en vías de desarrollo se observa una relación directa entre el nivel socioeconómico bajo y los altos índices de obesidad, aunque en algunos países esta relación puede ser inversa y estar condicionada por el ritmo de la transición epidemiológica y nutricional de cada país. En varios estudios realizados se observa un proceso de interrelación permanente entre la obesidad y las condiciones socio económicos deficientes, donde a la hora de elegir alimentos tiene más peso el factor económico, siendo los carbohidratos y azúcares los de mayor consumo por su bajo precio. Las frutas, vegetales, lácteos y alimentos proteicos con alto valor nutricional son inaccesibles para las poblaciones con bajos recursos económicos. Aunado a esto, la industria alimenticia oferta alimentos con alta proporción de grasas, azúcares refinados que son de buen sabor, producen un alto nivel de saciedad y por su costo bajo son accesibles para el consumo, por lo tanto, se ve favorecida la mal nutrición por el bajo poder adquisitivo familiar y la obesidad debido a la ingesta excesiva de productos bajos en nutrientes lo que genera un desequilibrio energético importante.
Otros factores como la pandemia actual de COVID-19, que obligó al confinamiento con el cierre de escuelas y limitación para actividades al aire libre por aproximadamente 2 años, además, los altos índices de inseguridad por la delincuencia y el microtráfico de drogas limitan a la población para practicar deportes y realizar actividad física rutinaria. La falta de acceso a los programas educativos y de prevención en los servicios de salud son también un factor contribuyente.
En el estudio realizado por Weyers en el que se analizan los datos de 5.656 niños de 5 a 7 años de edad en Dusserdof Alemania se puede establecer que hay una estrecha relación entre la obesidad infantil y la situación socioeconómica del entorno; siendo más alta la prevalencia en entornos de alta privación económica y educación parental media y baja. En padres con educación superior que viven en barrios desfavorecidos se observa la migración (86%) como factor condicionante relacionado al desarrollo de obesidad, lo que permite concluir que los resultados obtenidos en este estudio siguen la misma tendencia mundial.
Se observa una relación directa entre sobrepeso y obesidad en contextos carenciales en varios países de América Latina y el Caribe como lo demuestran los estudios de Peña – Bacallao, Martínez-Visbal en Colombia, en Argentina por Cordero - Cesani y otros países como Estados Unidos Escobar- Divisón- Segui Diaz que reportan una mayor prevalencia de obesidad en los niños de estrato socioeconómico bajo que en los niños pertenecientes al estrato socioeconómico alto. En España la obesidad infantil afecta al 23% de familias pobres, frente al 11% en aquellas con nivel socioeconómico alto en base a los resultados del Estudio Aladino 2019 sobre Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad.
Como medidas preventivas es necesario aplicar sobre todo en sectores con privación económica programas educativos enfocados principalmente a asesoría nutricional a madres de familia que permita mejorar la calidad de la dieta y sustituir alimentos de alto valor nutricional que no están a su alcance por otros más económicos que aporten alto contenido de nutrientes. Implementar medidas preventivas desde el inicio del embarazo para evitar el retardo de crecimiento intrauterino, fomentar la lactancia materna exclusiva y una dieta complementaria adecuada durante los primeros meses de vida. Implementar programas educativos integrales que constituyan un pilar fundamental en la educación de la población para mantener estilos de vida saludables, evitar el consumo de alcohol y tabaco, mantener una dieta equilibrada y fomentar la actividad física sistemática como medidas de prevención de enfermedades crónicas. Además, es importante que los programas educativos se inicien en etapas tempranas de la vida y de preferencia que sean impartidas como parte del pensum escolar obligatorio.

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