Programa Actualización Científica sin Exclusiones (ACisE)

Informes comentados

dispuestos por fecha de ingreso a SIIC

Informe
Autor del informe original
EL Fosbøl
Institución: University Hospital Copenhagen,
Copenhague Dinamarca

Efectos de los Inhibidores del Sistema Renina-Angiotensina sobre el Diagnóstico y la Mortalidad por COVID-19
El antecedente de tratamiento con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueantes de los receptores de angiotensina no se asocia significativamente con el diagnóstico de COVID-19 en pacientes con hipertensión arterial; tampoco se vincula con enfermedad grave ni con la mortalidad, en pacientes con diagnóstico de COVID-19. Los resultados en conjunto no avalan la interrupción del tratamiento con estos agentes.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/164007

Comentario
Autor del informe
María Luz Gunturiz Albarracín 
Investigadora científica, Instituto Nacional de Salud, Bogotá, Colombia


Los primeros datos reportados sobre COVID-19 evidencian que las personas más vulnerables a la infección tienen enfermedades preexistentes que incluyen diabetes mellitus (DM), hipertensión arterial (HTA), enfermedades cardiovasculares e inflamación crónica(1). No existen muchos datos disponibles que indiquen si los pacientes con hipertensión que toman inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o bloqueantes de receptor de angiotensina tienen aumento de mortalidad por infección por COVID-19. Los medicamentos que actúan sobre el sistema renina-angiotensina (SRA), en particular los IECA y los antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA II) se utilizan con diferentes indicaciones en pacientes con HTA, cardiopatías, DM y diferentes comorbilidades.
Recientemente se ha descrito que la expresión aumentada de enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2) en células alveolares
AT2, miocardio, riñón y páncreas puede favorecer una mayor unión celular de COVID-19 (2). ECA cataliza la conversión de la prohormona, angiotensina (Ang) I al octapéptido, AngII), mientras que ECA2 convierte AngII en Ang1–7. AngII, a través de la activación de los receptores Ang II tipo 1a induce vaso constricción y proliferación, mientras que Ang1–7 estimula la vasodilatación y suprime el crecimiento celular (3). El SARS-CoV se une a la ECA2 y las proteínas espiga (S) (proteínas esenciales para la entrada viral en las células huésped) se unen al receptor dipeptidilpeptidasa 4 (DPP4 o CD26) de la célula huésped que se expresa ampliamente en las células intestinales, alveolares, renales, hepáticas y de próstata, así como en los leucocitos activados. Luego, los virus se replican en las células blanco con la liberación de viriones maduros, que, a su vez, invaden nuevas células blanco. Se ha descrito que las proteínas SARS-CoV se dividen en dos subunidades, S1 y S2, respectivamente, y los aminoácidos 318-510 del S1 representan el dominio de unión al receptor que se une a ECA2 (4-6). Una vez unido a ECA2, el COVID-19 disminuye la expresión celular de ECA2, y la acción sin oposición de AngII contribuye a la lesión pulmonar aguda (3). La unión a ECA2 solo no conduce a una lesión pulmonar grave, como se observa con otros HCoV como el NL63(7). Se desconoce si el COVID-19 causa una regulación negativa de la ECA2 pulmonar, y si existe un potencial para efectos saludables o terapéuticos, de los bloqueadores de los receptores de Ang II, inhibidores de la ECA, TZD, agonistas de GLP-1 y estatinas en el contexto de baja expresión de ECA2. Sin embargo, hay algunos estudios que indican que DPP4 está directamente involucrado en la adhesión celular y la virulencia de SARS-CoV-2, por lo que la inhibición de DPP4 puede ayudar a tratar este nuevo coronavirus. DPP4 también podría desempeñar un papel en la inflamación, que se asocia con casos graves de COVID-19. Los estudios preliminares muestran que el uso de medicamentos inhibidores de la DPP4 puede inhibir la replicación del coronavirus en las células humanas al unirse directamente al virus(4-6). Últimamente se han publicado varios estudios procedentes de China que sugieren que el tratamiento con antihipertensivos del tipo IECA y/o ARAII podría ser un factor de riesgo de gravedad e incluso de mortalidad para pacientes hospitalizados infectados con el COVID-19 (8) y que el tratamiento con ARAII podría actuar como factor de protección de dichas complicaciones (9). Sin embargo, hasta la fecha, no existen datos clínicos que confirmenuna mayor gravedad en la evolución de la infección en pacientes tratados con IECA o con ARAII, entre otras razones, porque las recomendaciones están basadas principalmente en hallazgos experimentales (en modelos in vitro y en estudios en animales), sin evidencia de un efecto clínico tangible en seres humanos, como lo indican Fosbøl y colaboradores (10), autores del articulo original aquí presentado. Por otra parte, muchos de los enfermos infectados por COVID-19 son pacientes de edad avanzada que tienen patologías de base como DM, HTA, enfermedad cardiaca y cardiopatías isquémicas, las cuales a su vez son factores de riesgo de una mayor gravedad y mortalidad por COVID-19, por lo que es factible que muchos de ellos estén tratados con IECA o ARAII, sin que ello indique que el tratamiento antihipertensivo sea el factor que agrava su pronóstico por la infección por COVID-19. Para el manejo clínico de pacientes graves infectados con COVID-19 y que reciban tratamiento con IECA, ARA-II u otros antihipertensivos, es necesario que los médicos tratantes realicen una valoración de la situación hemodinámica del paciente para definir si es relevante el mantenimiento del tratamiento con los medicamentos mencionados (11).
Debido a las controversias sobre el uso de estos medicamentos, se han publicado varios estudios clínicos en los que no se observa ningún efecto desfavorable del tratamiento con IECA/ARAII en la evolución de los pacientes con COVID-19 (10). Uno de ellos realizado en España analizó si existía diferencia en la hospitalización de pacientes en tratamiento con IECA o ARA II respecto a los tratados con otros antihipertensivos. Los pacientes hospitalizados por COVID-19 procedían de siete hospitales y los controles poblacionales se obtuvieron de la base de datos BIFAP (12).En estos estudios no se observaron diferencias en cuanto al requerimiento de hospitalización por COVID-19 en pacientes tratados con IECA o ARAII respecto a los tratados con otros medicamentos antihipertensivos (13). De la misma forma, se han publicado varios estudios que analizan si el uso de IECA/ARA II supone un factor de riesgo para contraer la infección ó si su uso está asociado con el resultado positivo en las pruebas diagnósticas para COVID-19 (14-16), si están asociadoscon la severidad de la enfermedad (14,17) o con la mortalidad en pacientes infectados, concluyendo que en ninguno de estos estudios se observó un aumento de riesgo asociado al uso de IECA o ARAII para las variables estudiadas (17,18).
Al carecer de más pruebas de riesgo o beneficio, el Colegio Americano de Cardiología, la Asociación Estadounidense del Corazón, la Sociedad Estadounidense de Hipertensión, la Sociedad Española de Cardiologíay la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), entre otras, han recomendado que los pacientes hipertensos deben continuar el tratamiento con su terapia antihipertensiva habitual(19, 20). Algunas de las recomendaciones puntuales indican que “los pacientes en tratamiento con medicamentos de estos grupos deben continuar con el tratamiento, sin que actualmente esté justificada una modificación del mismo” y que “en los pacientes con infección por COVID-19 con síntomas severos o sepsis, tanto los antihipertensivos que actúan sobre el sistema renina angiotensina como otro tipo de antihipertensivos, deben de manejarse de acuerdo con las guías clínicas, teniendo en cuenta la situación hemodinámica del paciente” (11, 21, 22).
Por otro lado, la suspensión de los tratamientos muy probablemente no se traduciría en una reducción inmediata de ECA2, por lo que de ser cierta la hipótesis, el efecto no sería inmediato y sí podría aumentar a corto plazo el riesgo de complicaciones relacionadas con la patología que se está tratando(10, 11).
Referencias:

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Palabras Clave
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, bloqueantes de los receptores de angiotensina, diagnóstico, mortalidad, COVID-19
Especialidades
C.gif   I.gif        AP.gif   CI.gif   EdM.gif   EM.gif   F.gif   
Informe
Autor del informe original
S Pei
Institución: Columbia University,
Nueva York EE.UU.

La Gravedad y el Potencial Pandémico del Coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Grave
Se necesitaría un aumento radical en la identificación y el aislamiento de las infecciones actualmente no documentadas, para controlar completamente el coronavirus 2019 del síndrome respiratorio agudo grave.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/163265

Comentario
Autor del informe
Glenda Velásquez Serra(1) Liz Nathaly Mera Flores(2) Christofer George Barrera Reyes(3)  

(1) Docente-investigadora categorizada SENESCYT, Universidad de Guayaquil, Guayaquil, Ecuador
(2) Universidad de Guayaquil, Guayaquil, Ecuador
(3) Universidad de Guayaquil, Guayaquil, Ecuador


Introducción
A pesar de meses de constantes esfuerzos por dilucidar las causas y factores de la pandemia ocasionada por SARS-CoV-2 que inició en Wuhan, China y que genera la enfermedad COVID- 19, aún existen variadas incógnitas y controversias por aclarar primordialmente las relacionadas con su transmisión.
Los diferentes gobiernos a nivel mundial han dispuesto medidas para contener la propagación del virus. Sin embargo, algunos países subestimaron la presencia del nuevo coronavirus, quizás por no alarmar a la población. En otros, quedó demostrado la deficiencia del sistema sanitario colapsado para la oportuna respuesta; bien sea, debido a casos que se esparcieron rápidamente, carencia de adecuado material de protección, violación al estado de cuarentena dispuesta por los estados, fallas en el control del seguimiento de estas personas
infectadas con el SARS-CoV-2 y posiblemente un aspecto que cobró particular importancia fue la falta de comunicación veraz de la información, alterando la casuística de casos de contagiados, fallecimientos y pacientes recuperados. El objetivo de este estudio fue caracterizar epidemiológicamente el número de casos indocumentados de SARS- CoV-2 en períodos previos y posteriores a la restricción de transporte desde Wuhan a otras ciudades de China durante la pandemia.
Métodos
En base a un modelo matemático observacional analítico, el estudio en cuestión permitió estimar variables epidemiológicas críticas durante la pandemia de SARS-CoV-2 en Wuhan, China. Ocurridas en el lapso desde el 10-23 de enero de 2020. Consistió en la recolección de la información en 375 ciudades mediante la creación de un marco de modelo inferencial. Los autores incorporaron datos de movilidad humana (Tencent, 2018) y actuales (casos diarios), que fueron acoplados al modelo de tal manera que se obtuvieron variables epidemiológicamente relevantes, entre ellas las relacionadas con: la patogenicidad del nuevo coronavirus período de latencia, período de infección, subpoblaciones susceptibles y expuestas, factor de reducción de la transmisión para las infecciones no documentadas, tasa de transmisión para las infecciones documentadas, radio de transmisión de las infecciones documentadas e indocumentadas, factor multiplicador por migración de la población y la estimación de casos infectados documentados e indocumentados de la enfermedad. La población fue dividida en personas infectadas documentadas, con síntomas lo suficientemente graves como para ser confirmados, es decir, infecciones observadas; e individuos infectados no documentados. El marco de inferencia del modelo fue comparado con otras formas alternativas, como la simulación libre. El sistema diseñado permitió identificar una variedad de combinaciones de variables e identificar brotes.
Resultados
Al comparar el porcentaje de casos indocumentados en los períodos previos este fue de (86%) en contraste con la semana posterior al inicio de las medidas de aislamiento (35%), partiendo de 16 829 casos contabilizados de infección por COVID-19. Como resultado de la comparación previa y posterior estimada encontraron entre otras lo siguiente: el período de latencia (3.60 a 3.42), del período de infección (3.14 a 3.31), del periodo de transmisión (0.52 a 0.35), factor de reducción de transmisión (0.50 a 0.43), evidenciándose de esta manera lo fundamental que constituyó el cierre de Wuhan para contener en cierta medida mayores contagios de la población China por migración.
Se pudo observar la carencia de información puesto que después de la época de Chunyun, de gran movilidad y considerando 375 ciudades del estudio, solo se reportaron menos del 15% de infectados por COVID-19, pero que no fueron identificados oportunamente por sintomatología no congruente a los casos que se tenían hasta ese momento.
En contraposición a lo que fue establecido que debía establecerse el protocolo de cuarentena solo al paciente que clínicamente presentaba posibilidad de infección por COVID-19 consideran que este pudo haberse instaurarse una cuarentena total a cualquier paciente que presentará síntomas leves de COVID-19, viajes al extranjero, contacto con personas extranjeras hasta que la enfermedad fuese totalmente controlada.
Conclusiones
El estudio permitió evidenciar fallas en el registro de los casos por el Sistema de Vigilancia Epidemiológica que pudo ser de gran utilidad para efectuar intervenciones oportunas. Esta falla en la vigilancia impidió visibilizar los pacientes seropositivos producto de la festividad con el consecuente transporte del virus hacia otras partes, pero que no fueron identificados oportunamente debido a que la sintomatología no era congruente a los casos que se tenían hasta ese momento.
Los autores concluyen que SARS-CoV-2 tiene una capacidad de transmisión alta, tanto, para pacientes asintomáticos y/o con síntomas muy leves (generalmente siendo estos los casos indocumentados). Coincidimos, con los referidos autores que en caso de la pandemia en Wuhan fue subestimada su radio de transmisibilidad así como las peculiaridades propias del virus. Las características particulares del virus conllevaron a que, a pesar de todos los esfuerzos sanitarios, existiese un verdadero foco infeccioso y fue el hecho de marginar esta ciudad del resto de la periferia tardíamente lo que permitió un rápido contagio.
Es alarmante el manejo de la situación por el país asiático y el impacto que estas decisiones repercutieron para lograr una respuesta más óptima en países de América Latina y el resto del mundo. Por otra parte, queda demostrado que los casos documentados y aun evidentes representan una contribución parcialmente inútil si no se tiene en cuenta la capacidad patógena del SARS- CoV-2 en pacientes no ingresados en hospitales, con síntomas leves o asintomáticos, desencadenando una rápida diseminación de la enfermedad en las áreas expuestas.
Se invita a la comunidad de salud y científica a reestipular protocolos de cuarentena frente a posibles situaciones de pandemia, ya que al conocerse varios casos seropositivos, toda persona puede ser portadora de la enfermedad.

Palabras Clave
epidemiological characteristics, infección no documentada, diseminación, coronavirus, SARS-CoV-2, características epidemiológicas
Especialidades
Ep.gif   I.gif        CI.gif   Ge.gif   N.gif   P.gif   SP.gif   
Informe
Autor del informe original
Z Fritz
Institución: The Healthcare Improvement Studies Institute (THIS),
Cambridge Reino Unido

La Reanimación Cardiopulmonar en Pacientes con Enfermedad por Coronavirus 2019
El argumento para no intentar la reanimación cardiopulmonar en pacientes hospitalizado con enfermedad por coronavirus 2019 sin una protección personal mejorada sería justificable.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/163351

Comentario
Autor del informe
Carlos Antonio Victoria Prado 
Jefe de Servicios de Regulación Médica, Secretaria de Salud, Ciudad de México, México


Es claro que durante toda la preparación académica de los profesionales de la salud, se nos refuerzan siempre los principios básicos de la práctica médica: no maleficencia (no hacer daño), beneficencia, autonomía y justicia, mismos que se intenta seguir al pie de la letra aun inclusive poniendo en riesgo nuestra persona, usando en ocasiones nuestros propios recursos fuera de los obtenidos de las instituciones de salud. Sin embargo, si algo nos está enseñando la epidemia de COVID-19, es que los profesionales de la salud debemos cambiar nuestras expectativas al realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) de manera automática ante un paciente que lo requiera, a una respuesta extensamente razonada y consensuada con el personal médico, familiares y pacientes.
Si bien la pandemia ha demostrado
y puesto en evidencia a los “modernos” sistemas de salud de los países, especialmente de los países en desarrollo, en cuanto a su limitada capacidad de respuesta y su fragilidad como verdaderos sistemas, también ha puesto como prioridad de estos al personal sanitario, como eslabón fundamental para el correcto desempeño de los sistemas. Motivo por el cual, que toda decisión de realizar algún procedimiento invasivo incluido en las maniobras de RCP no solo debe incluir el riesgo – beneficio a los pacientes sospechosos o confirmados de COVID-19, sino el potencial riesgo a los profesionales de la salud, pensando claro, que se tiene en mente y a la mano todas las medidas de seguimiento de los casos, capacitación y equipos de protección personal (EPP).
Los protocolos de RCP que se utilizan a nivel internacional y en especial ahora ante la epidemia, deben de ser “tropicalizados” en base a los recursos de los sistemas de salud, además de fortalecer las bases médico legales del quehacer galeno, que permita que la toma de decisiones ante pacientes que no se beneficiarán de algunas maniobras de RCP, no se conviertan en sendos problemas y demandas para los profesionales de la salud. Ciertamente esto estará muy de la mano con la educación de la población, tanto del autocuidado, como de los límites y riesgos que tienen todas aquellas intervenciones en RCP, empoderando a los familiares y a los propios pacientes, como pilares fundamentales en la toma de decisiones.
El uso de tecnologías de la información y comunicación (TIC) es una herramienta de proceso y gestión de los sistemas sanitarios que debe dársele mayor empuje a su desarrollo y utilización, creando departamentos de desarrollo e innovación, fomentando el trabajo y capacitación de manera remota en todos los temas de detección temprana de riesgos y manejo de RCP.
Es importante instaurar programas que permitan conocer y entender los alcances y consecuencias de la práctica médica, las cuales están ligadas fuertemente a las responsabilidades médico legales, mismas que deben ser claramente definidas en estados de excepción, como en esta pandemia, con la finalidad de evitar el uso excesivo de “opiniones”, “experiencias”, “creencias”, y “planificación durante la marcha”, generando trabajos que registren las lecciones aprendidas de todos y cada uno de los profesionales sanitarios o no sanitarios, instituciones públicas y privadas así como de la sociedad, que permita generar verdaderos Sistemas de Salud fortalecidos y con planes de gestión para futuras situaciones.
Dada la disminución de personal sanitario que tienen las unidades hospitalarias actualmente, y la mengua física y mental de estos, es importante generar un proceso con diversos profesionales, para formar equipos de personas de diferentes especialidades (trabajo social, psicología, tanatología, epidemiologia, etc.), que fortalezcan el equipo de las instituciones de salud para realizar la sensibilización de los familiares, y pacientes sobre los riesgos beneficios de la RCP en los pacientes con COVID-19, que permita disminuir la carga de trabajo y preocupaciones de los médicos que se encuentran en la primera línea.
En conclusión, se requiere replantear los sistemas de salud, con un enfoque centrado en el paciente y de acuerdo a sus necesidades, fomentando las TIC, especialmente las que ayuden a la sensibilización de la población en el RCP y la telemedicina, además de mejorar la inversión en salud para fortalecer y crear equipos verdaderamente multidisciplinarios que complementen al personal sanitario. Copyright © SIIC, 2020

Palabras Clave
reanimación cardiopulmonar, COVID-19, pandemia, paro cardíaco, supervivencia
Especialidades
E.gif   I.gif        C.gif   CI.gif   En.gif   Ge.gif   MI.gif   N.gif   SP.gif   
Informe
Autor del informe original
ES Shenoy
Institución: Massachusetts General Hospital,
Boston EE.UU.

El Enmascaramiento Universal Aumentaría la Seguridad, el Bienestar y la Confianza de los Trabajadores de la Salud en los Hospitales
La mayor contribución de los protocolos de enmascaramiento universal en los hospitales sería reducir la ansiedad, más allá del papel que puedan desempeñar en la reducción de la transmisión de enfermedad por coronavirus 2019.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/163349

Comentario
Autor del informe
María Luz Gunturiz Albarracín 
Investigadora Científica, Instituto Nacional de Salud, Bogotá, Colombia


La pandemia por el nuevo coronavirus 2019 (COVID-19) ha generado además de muchas interrogaciones sobre el comportamiento del virus, ansiedad, miedo, incertidumbre y angustia generalizada. Todas ellas causadas por medidas sanitarias cambiantes y por exceso de información que no siempre es verdadera, pero que si ocasiona intranquilidad en la población. En las últimas semanas se ha puesto a discusión el uso de las mascarillas y han surgido varias preguntas, entre las cuales se incluyen: ¿toda la población debe usar mascarillas? ¿Es realmente necesario? ¿Protegen al que la lleva o a los que están en cercanía? ¿Hay evidencia científica sobre ello? ¿Cuáles son las mejores? ¿Son efectivas las mascarillas de tela o caseras? ¿Es bueno o malo usarlas?, entre muchas otras. Algunas de
estas preguntas fueron expuestas en el artículo de Klompas M, et al., 1 quienes recalcan que “usar una máscara fuera de las instalaciones de atención médica ofrece poca, si es que hay alguna, protección contra infecciones”, afirmaciones que generan mucho nerviosismo dentro de los empleados de la salud que están en la primera línea de atención del COVID-19 y que se extrapola a la comunidad general. En contradicción con esto y de acuerdo con la norma UNE-EN 14683:2019+AC sobre mascarillas quirúrgicas2 se ha descrito que: “Las mascarillas quirúrgicas pueden estar previstas también para que los pacientes y otras personas las lleven puestas para reducir el riesgo de propagación de infecciones, particularmente en situaciones epidémicas o pandémicas”.
Por otra parte, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informaron recientemente que las máscaras quirúrgicas de grado inferior son “una alternativa aceptable” a las máscaras N95 a menos que los trabajadores realicen una intubación u otro procedimiento en un paciente con COVID-19 que pueda liberar un gran volumen de partículas de virus. Pero en contraposición, académicos, líderes de organizaciones sin fines de lucro y ex reguladores en el campo de la seguridad laboral dicen que el empleo de máscaras quirúrgicas, con un grado de protección mucho menor que los respiradores N95, muy seguramente favorecerá la propagación de la enfermedad entre los trabajadores de salud de primera línea, que estarían representando aproximadamente el 11% de todos los casos conocidos de COVID-19.3
Para abordar algunas de las preguntas planteadas anteriormente, en cuanto a si el uso de las mascarillas es necesaria, la respuesta es un si absoluto. Sin embargo, este uso debe ser riguroso y debe estar acompañado de otras medidas como el lavado de manos rutinario y frecuente, el distanciamiento social, las cuarentenas obligatorias para los casos positivos, el buen uso de los servicios de salud para no colapsar las salas de cuidados intensivos y el empleo racional de los elementos de protección personal por parte del mismo personal sanitario. Es de resaltar que a nivel mundial no se conoce el número total de casos y mucho menos el número de casos de personas asintomáticos, situación que hace que el uso de mascarillas sea esencial para la comunidad en general, mientras se puede disponer de vacunas o medicamentos contra el virus. Ya está bien descrito que personas mayores de 60 años así como personas con enfermedades cardiovasculares, asma, diabetes, hipertensión, entre otras, son una población que esta en riesgo de tener complicaciones o morir en caso de contraer el virus, por lo que es relevante extremar medidas para que no haya diseminación del virus en estas personas, así que el uso de mascarillas o tapabocas es imprescindible para protegerse sobretodo de potenciales asintomáticos que en general, no tienen la conciencia del daño que pueden causar por no seguir a cabalidad las recomendaciones impuestas en cada país. Por otra parte, también es de mencionar, que usar la mascarilla por usarla no tiene ningún sentido. El uso de este implemento de manera racional debe darle a la comunidad la certeza de que las mascarillas sirven para protegerse de un posible contagio y para proteger a los demás en el caso de que ser asintomáticoo positivo para COVID-19, pero no debe dar sensación de seguridad, pues es allí en que se incurre en su mal uso. El uso de las mascarillas en el contexto de la pandemia en donde aun hay desconocimiento del virus perse, de los efectos secundarios a la infección, de potenciales rebrotes, de falta de medicamentos y vacunas contra el virus, es y deberá seguir siendo una de las medidas de prevención obligatorias a nivel mundial, para que esta enfermedad no siga desbordándose y ocasionando más muertes. Lo que si es necesario es que cada país asesorado por la OMS, debe dar lineamientos claros para su empleo adecuado, y no dar la sensación que el uso de mascarillas no es adecuado, cuando hay evidencias suficientes que demuestran lo contrario. Por último, los países deben tratar de producir sus propias mascarillas para que este insumo siempre este disponible y no justificar el no uso por falta de existencias en el mercado. En resumen se debe inculcar que cada tipo de mascarilla tiene su función y diferentes grados de protección, con lo cual, se puede generar cultura de su buen uso, lo que motivará a que las mascarillas tipo N95 o quirúrgicas sean distribuidas para personal sanitario, pacientes con COVID-19 o con sospecha de infección, personas mayores de 60 años, pacientes con enfermedades crónicas y personas que cuidan a estos pacientes y no para la comunidad general. Para reforzar lo mencionado anteriormente, la OMS4 da los siguientes lineamientos para el uso correcto de las mascarillas: Antes de ponerse una mascarilla, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
Cúbrase la boca y la nariz con la mascarilla y asegúrese de que no haya espacios entre su cara y la máscara.
Evite tocar la mascarilla mientras la usa; si lo hace, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
Cámbiese de mascarilla tan pronto como esté húmeda y no reutilice las mascarillas de un solo uso. Para quitarse la mascarilla: quítesela por detrás (no toque la parte delantera de la mascarilla); deséchela inmediatamente en un recipiente cerrado; y lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón. Copyright © SIIC, 2020
Referencias
Klompas M, et al. Universal Masking in Hospitals in the Covid-19 Era. N Engl J Med. 2020;382(21):e63. doi:10.1056/NEJMp2006372.
Norma. UNE-EN 14683:2019+AC:2019. Mascarillas quirúrgicas. Requisitos y métodos de ensayo. Disponible en: https://www.une.org/encuentra-tu-norma/busca-tu-norma/norma/?c=N0062987. Acceso junio 12 de 2020. KHN. True Toll Of COVID-19 On U.S. HealthCareWorkersUnknown. Disponible en: https://khn.org/news/true-toll-of-covid-19-on-u-s-health-care-workers-unknown/ . Acceso junio 11 de 2020.
Organización Mundial de la Salud. Consejos para la población sobre el nuevo coronavirus (2019-nCoV): cuándo y cómo usar mascarilla. Disponible en: https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/when-and-how-to-use-masks. Acceso junio 11 de 2020.

Palabras Clave
enmascaramiento universal, hospitales, COVID-19, SARS-CoV-2, pandemia
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