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La masiva pérdida auditiva por la edad necesita resolver el subdiagnóstico y la desatención médica generalizada
Otolaryngology–Head and Neck Surgery; Walnut Creek, California, EE.UU., 14 Junio 2024

La población adulta mayor es la más expuesta a la pérdida auditiva; sin embargo, prevalece el subdiagnóstico y, en consecuencia, el tratamiento insuficiente o inadecuado de la afección.
Entre otras medidas, los espedcialistas recomiendan evaluar la audición cada 3 años en pacientes hipoacúsicos y en quienes manifiestan alteracioness en su capacidad auditiva.

Palabras clave: pérdida de audición, edad avanzada, hipoacusia neurosensorial, presbiacusia

La guía para la práctica clínica publicada en Otolaryngology–Head and Neck Surgery * identifica las áreas de atención profesional que requieren mejoras además de formular recomendaciones basadas en la evidencia sobre la identificación y el manejo de la pérdida auditiva relacionada con la edad (PARE).

La población mayor es la más expuesta a la PARE; sin embargo, representa la afección subdiagnosticada y a menudo, tratada de manera insuficiente o inadecuada.
Los especialistas en el tema informaron que entre los 65 y los 74 años, 1 de cada 3 adultos experimenta pérdida de la audición y casi el 50% de los mayores de 75 años sufre hipoacusia. 

El impacto de la falta de tratamiento excede a la capacidad de comunicación, ya que el riesgo de demencia, depresión, enfermedad cardiovascular y caídas se asocian con la pérdida de audición no tratada. 

Aunque los riesgos de la falta de tratamiento están bien descritos, uno de sus obstáculos es la falta de prioridad que le otorgan los médicos a la hora de encarar su manejo, sea por detección insuficiente o por demoras en la derivación a la atención especializada.

La investigación a nivel poblacional identificó factores sociodemográficos vinculados a la PARE con mayor en hombres en comparación con mujeres. Además, es sabido que la progresión de la pérdida auditiva es dos veces más rápida en hombres que en mujeres. 
Aunque se considera secundaria a la exposición ocupacional y al ruido, la PARE está influenciada independientemente por el sexo biológico. Los ensayos s sugieren que el estrógeno tendría un efecto protector, previniendo el desarrollo y la progresión de la pérdida auditiva en las mujeres.

Objetivos de la guía
Pese a las numerosas causas de la pérdida de audición, la guía se centró en la determinada por la edad definiéndola como hipoacusia neurosensorial bilateral progresiva asociada con el proceso de envejecimiento en personas mayores de 50 años.

Para subsanar la deficiencia, los autores elaboraron recomendaciones basadas en evidencias y consenso multidisciplinario para incorporar medidas tendientes a mejorar la calidad de la atención vigente. 

A diferencia de directrices anteriores, la guía amplía la edad de inclusión a partir de los 50 años para promover la pesquisa de la PARE. El objetivo significó que el grupo de elaboración centrara su trabajo en la educación tanto de médicos clínicos como de pacientes para identificar el trastorno y las opciones terapéuticas disponibles.

Alcance de la propuesta 
La guía de práctica clínica procura la identificación de la mejora de la calidad mediante recomendaciones a los médicos basadas en la evidencia para abordar la PARE.
Los mensajes se comunican por medios de afirmaciones prácticas sustentadas en respaldo bibliográfico, calidad de las pruebas y recomendaciones para sus implementaciones.

Las personas mayores de 50 años constituyen los pacientes objetivo de la guía, así como los destinatarios profesionales son todos los médicos clínicos de cualquier ámbito asistencial.

Epidemiología
La pérdida de audición es un problema sanitario que en el mundo afecta a alrededor de 466 millones de personas.
La PARE es una condición degenerativa multifactorial del sistema auditivo que al afectar el oído y el cerebro se presenta como una dificultad para percibir los sonidos y comprender el habla.

La prevalencia de pérdida de la audición se duplica con cada década de vida y afecta a más del 60% de las personas alrededor de los 70 años y al 80% en los mayores de 85 años. Con el envejecimiento de la población, las afecciones geriátricas degenerativas como la PARE serán cada vez más frecuentes a nivel global.

Factores de riesgo
La PARE es una patología mixta del sistema auditivo provocadora de cambios degenerativos en diversas estructuras cocleares y neurales.

Aunque los mecanismos subyacentes pueden deberse principalmente a predisposición genética y cambios celulares relacionados con el envejecimiento,  factores metabólicos y médicos intrínsecos adicionales como la hipertensión, la diabetes y la hipercolesterolemia, influyen en la progresión de la enfermedad.

Entre los factores extrínsecos, el estilo de vida, los efectos secundarios de medicamentos y la exposición ambiental también pueden afectar el desarrollo de PARE.

Características distintivas
La PARE se presenta inicialmente con un aumento de los umbrales de audición en las frecuencias más altas, pero con el paso del tiempo progresa a un ritmo variable hasta afectar  las frecuencias medias y bajas.
A medida que la pérdida de audición avanza, el reconocimiento del habla también se ve afectado, lo que provoca dificultades en la comunicación, especialmente en presencia de ruido de fondo.

Acciones sugeridas
Tras un doble revisión bibliográfica exhaustiva de estudios clínicos controlados, revisiones y meta-análisis, el grupo de desarrollo de la guía formuló las siguientes recomendaciones de acción clave:

La pesquisa activa de la pérdida de audición es indicada para todos los pacientes mayores de 50 años en el momento de cualquier consulta.

Ante la sospecha de hipoacusia, los clínicos deben examinar el conducto auditivo y la membrana timpánica con otoscopia o derivar al paciente a un especialista para que evalúe la presencia de cerumen, infecciones u otras anomalías.

También es necesario identificar factores sociodemográficos y las preferencias del paciente que podrían influir en el acceso y la utilización de dispositivos de amplificación.

Asimismo, es preciso tratar o derivar a los pacientes con hipoacusia asimétrica significativa, pérdida de audición conductiva o mixta o con escaso reconocimiento de las palabras en las pruebas diagnósticas.

Los clínicos deben educar y asesorar a los pacientes con pérdida auditiva y a sus familiares o cuidadores sobre el impacto de la hipoacusia en su comunicación, seguridad, funcionamiento, capacidad cognitiva y calidad de vida en general.

Un aspecto importante es aconsejar a los pacientes con deficiencia auditiva sobre estrategias de comunicación y dispositivos de amplificación

En las personas con PARE, los clínicos deben evaluar si se cumplen los objetivos de comunicación y si mejora la calidad de vida relacionada con la audición en encuentros sucesivos de control durante el primer año de seguimiento.

Si el cribado (screening) sugiere pérdida de audición, corresponde realizar una audiometría por los médicos de cabecera o a través de la derivación a un especialista.

Los clínicos deben ofrecer dispositivos de amplificación adecuados o derivar a sus pacientes con PARE al especialista que pueda ofrecerles  esta solución.

La derivación oportuna de los pacientes permite evaluar la posibilidad de un implante coclear cuando utilizan un dispositivo de amplificación adecuado pero persisten las deficiencias auditivas con dificultades para la comprensión del habla.

Es importante evaluar la audición al menos cada 3 años en pacientes con  hipoacusia comprobada o en quienes refieren cambios en su capacidad auditiva.

 

* Otolaryngology–Head and Neck Surgery
Clinical Practice Guideline: Age-Related Hearing Loss
Betty S. Tsai Do, Matthew L. Bush, Heather M. Weinreich, Seth R. Schwartz, Samantha Anne, Oliver F. Adunka, et al.
30 de abril, 2024
DOI: 10.1002/ohn.750