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Introducción
La mayoría de los pacientes con epilepsia presenta al menos una comorbilidad, y la depresión y la ansiedad son las comorbilidades psiquiátricas más frecuentes. La presencia de comorbilidades aumenta la morbilidad y mortalidad, así como la carga médica y social de la epilepsia. Además, puede complicar la terapia antiepiléptica. El plan de tratamiento de la epilepsia debe tener en cuenta las comorbilidades asociadas e individualizarse en función de la etiología. La eficacia y seguridad de los fármacos antiepilépticos (FAE) están influenciadas por las comorbilidades vinculadas con la epilepsia. Algunos de estos medicamentos pueden actuar tanto sobre la epilepsia como sobre las comorbilidades vinculadas. La lacosamida es un nuevo FAE aprobado para el abordaje de las convulsiones de inicio parcial, ya que ha demostrado ser eficaz, seguro y tolerable. A diferencia de los FAE convencionales, la lacosamida logra controlar la hiperexcitabilidad neuronal fisiopatológica mediante la regulación de la disponibilidad a largo plazo de los canales de sodio. Además, se ha informado que inhibe la generación del potencial de acción y el disparo neuronal, y evita de forma indirecta la formación de conexiones sinápticas excitatorias en la epileptogénesis. La lacosamida se puede usar en combinación con diversos FAE y otros agentes, y estudios recientes indican que tiene efectos positivos significativos sobre las comorbilidades asociadas con la epilepsia.
El objetivo de esa minirevisión fue describir las comorbilidades asociadas con la epilepsia y analizar los efectos terapéuticos de la lacosamida sobre dichas comorbilidades.
Comorbilidades asociadas con la epilepsia
La epilepsia y las comorbilidades vinculadas con esta comparten diversos mecanismos fisiopatológicos. Las comorbilidades pueden inducir epilepsia y, a su vez, la epilepsia y el tratamiento antiepiléptico pueden desencadenar o promover comorbilidades. Además, se cree que existe un vínculo genético.
Los mecanismos fisiopatológicos que comparten la epilepsia y las comorbilidades psiquiátricas, como la depresión y los trastornos del estado de ánimo, incluyen alteraciones de neurotransmisores, desregulación del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal, anomalías estructurales o de la red, e inflamación. Algunos etudios indican que estos factores pueden contribuir a la aparición de diversas afecciones psiquiátricas en el estado epiléptico. Los trastornos psiquiátricos comórbidos son más frecuentes en la epilepsia de los lóbulos frontal o temporal.
Es importante detectar e identificar de forma temprana la presencia de comorbilidades psiquiátricas asociadas con la epilepsia. La intervención rápida y oportuna de estas, en caso de que las hubiere, es sumamente beneficiosa para las personas con epilepsia. Para detectar la presencia de depresión, ansiedad y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), que suelen ser las comorbilidades psiquiátricas más frecuentes en pacientes con epilepsia, se recomienda usar escalas específicas validadas.
Los objetivos del tratamiento de las comorbilidades asociadas con la epilepsia deben centrarse en controlar las convulsiones y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Los FAE pueden tener efectos psiquiátricos o psicológicos negativos o positivos. La gabapentina y la lamotrigina no tienen efectos cognitivos, mientras que la fenitoína sódica, el topiramato y la zonisamida pueden afectar negativamente la cognición. El topiramato, la zonisamida y el levetiracetam pueden tener efectos negativos sobre el estado de ánimo, mientras que la lacosamida tiene un impacto generalmente positivo, pero ocasionalmente causa efectos adversos en el estado de ánimo. El levetiracetam y la zonisamida se asocian con mayor riesgo de efectos secundarios psiquiátricos y conductuales que otros FAE. Además, puede haber sensibilidad cruzada entre los diferentes FAE. En consecuencia, es imperativo realizar un análisis de riesgo-beneficio a la hora de elegir el fármaco para el tratamiento de las comorbilidades vinculadas con la epilepsia, y priorizar aquellos que también demuestren ser beneficiosos para el abordaje de las comorbilidades.
Efectos del tratamiento con lacosamida
Sobre las funciones cognitivas y conductuales en diferentes poblaciones
La lacosamida es bien tolerada y tiene efectos positivos sobre la función social, conductual y motora, al tiempo que controla las convulsiones en niños con epilepsia. Un estudio refirió que la lacosamida reduce las convulsiones y mejora el rendimiento cognitivo en pacientes pediátricos con epilepsia. Otro trabajo informó que mejoró el comportamiento de los pacientes. No obstante, un ensayo clínico aleatorizado no encontró diferencias entre la lacosamida y el placebo en la función conductual y cognitiva de niños con epilepsia. A diferencia del ácido valproico, que puede inducir o exacerbar los síntomas del TDAH, se considera que la lacosamida tiene un efecto positivo, o al menos neutral, sobre el control conductual en dicho trastorno. Sin embargo, esto no se ha validado de forma adecuada.
El tratamiento a largo plazo con lacosamida también es bien tolerado y eficaz en adultos con epilepsia, y no tiene efectos negativos significativos sobre la cognición. Sin embargo, no está claro si mejora la función cognitiva, y los estudios al respecto no son concluyentes. Los efectos adversos de la lacosamida sobre la cognición parecen ser mínimos, pero se necesitan más investigaciones sobre esto. No hay datos suficientes disponibles con respecto a la cognición, el estado de ánimo y la calidad de vida de los pacientes de edad avanzada con epilepsia que toman lacosamida.
Sobre la ansiedad y la depresión asociadas con la epilepsia
La eficacia de la lacosamida en pacientes con epilepsia con trastornos psiquiátricos comórbidos, como ansiedad, depresión e insomnio, es similar a la de la carbamazepina de liberación controlada (CBZ-CR). La lacosamida también puede disminuir la ansiedad y la depresión y mejorar la calidad de vida, sin empeorar los indicadores de calidad del sueño y fatiga en pacientes con convulsiones de inicio parcial. Además, disminuye la manía, la ansiedad y la depresión y mejora el funcionamiento global de pacientes con trastorno bipolar, en comparación con otros FAE. Aunque no está claro si tiene efectos beneficiosos sobre los trastornos del estado de ánimo en personas con epilepsia, es poco probable que tenga un impacto negativo; tampoco se han informado problemas de seguridad graves. La incidencia de eventos adversos cardiovasculares y psiquiátricos asociados con la lacosamida es mínima. En consecuencia, se considera una opción de tratamiento segura y eficaz para la epilepsia con comorbilidades psiquiátricas.
En pacientes con epilepsia con discapacidad intelectual
La discapacidad intelectual es frecuente es pacientes con epilepsia y puede perjudicar los resultados del tratamiento y aumentar el riesgo de mortalidad. Brenner y col. concluyeron que la lacosamida es efectiva y segura para el tratamiento de pacientes con epilepsia con discapacidad intelectual. En consonancia con esto, otro estudio informó que el tratamiento adyuvante con lacosamida se puede considerar una opción de tratamiento antiepiléptico adecuada para los individuos con discapacidad intelectual.
Sobre la epilepsia posterior al accidente cerebrovascular y la epilepsia relacionada con tumores cerebrales
Las convulsiones pueden aparecer después de un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico o hemorrágico. Las convulsiones también son frecuentes en pacientes con tumores cerebrales, como los gliomas de bajo grado y los glioblastomas. Los hallazgos de un estudio observacional confirman que la lacosamida es eficaz y segura para tratar el estado epiléptico no convulsivo posterior al ACV en pacientes de edad avanzada. Según una investigación, la eficacia clínica del tratamiento adyuvante con lacosamida es superior a la terapia con levetiracetam en pacientes con epilepsia relacionada con tumores cerebrales. Un análisis de tres grandes ensayos clínicos informó que la eficacia de la monoterapia con lacosamida fue superior a la CBZ-CR para lograr el estado libre de convulsiones a los 6 y 12 meses, en pacientes con epilepsia de etiología cerebrovascular.
Para la epilepsia en otros sistemas
Las comorbilidades somáticas, como los trastornos cardiovasculares, musculoesqueléticos, respiratorios y nutricionales, también son prevalentes en sujetos con epilepsia.
Los FAE tradicionales suelen presentar numerosas interacciones farmacológicas, alterar el metabolismo de los lípidos y elevar los niveles de marcadores cardíacos. Por lo tanto, las comorbilidades asociadas con la epilepsia también pueden restringir las opciones para el tratamiento de la epilepsia. En comparación con otros FAE, la lacosamida presenta menos interacciones farmacológicas y menos efectos respiratorios; por su parte, la nasofaringitis es el evento adverso más frecuente. Además, no prolonga el intervalo QTc ni afecta negativamente la frecuencia cardíaca en pacientes adultos con convulsiones de inicio parcial. La dosis máxima recomendada (400 mg/día) de lacosamida adyuvante no se asocia con efectos cardíacos importantes. El tratamiento con lacosamida se vincula con cambios favorables en las hormonas y los niveles de lípidos en personas con epilepsia.
Efectos adversos frecuentes del tratamiento con lacosamida
El mareo es el efecto adverso más frecuente de la lacosamida y tiene una tasa de incidencia del 23.1% al 25.9%. Otros efectos adversos menos frecuentes son dolor de cabeza, diplopía, náuseas/vómitos y somnolencia. Estos suelen ocurrir durante los primeros 3 meses de tratamiento, y la mayoría son bien tolerados. Cabe destacar que entre el 0.4% y el 1.7% de los individuos tratados con lacosamida experimentaron ideación o comportamiento suicida; en consecuencia, se justifica tener precaución.
Conclusiones
El abordaje del paciente con epilepsia con comorbilidades asociadas es un desafío clínico, por lo que se necesita una evaluación exhaustiva para seleccionar el FAE adecuado. Los hallazgos actuales apoyan el uso de la lacosamida para tratar diversas comorbilidades vinculadas con la epilepsia. Se espera que estudios adicionales demuestren en qué subgrupos de pacientes con comorbilidades asociadas con la epilepsia es más eficaz y segura la lacosamida.