Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), causada por el virus SARS-CoV-2, puede ser asintomática o asociarse con evolución fatal. Se sabe que la edad y que ciertas comorbilidades, como la obesidad, son factores de riesgo para la evolución a COVID-19 grave.
La obesidad suele acompañarse de un exceso de grasa corporal (GC), vinculado con un estado proinflamatorio crónico, por la expresión excesiva de adipoquinas inflamatorias. De esta forma, se reduce la capacidad de respuesta del sistema inmune frente a las infecciones, especialmente las pulmonares; este fenómeno se agravaaún más por la disminución de la capacidad de ventilación debido a los depósitos de grasa torácicos y abdominales.
En los estudios en los cuales se analizaron las posibles asociaciones entre la grasa corporal y la evolución de COVID-19 se utilizó el índice de masa corporal (IMC), una medición que, sin embargo, subestima el porcentaje de GC, especialmente en mujeres y en personas de mayor edad. Por este motivo, se crearon estimadores de la GC que aprovechan las ventajas del IMC e incorporan la edad y el sexo en su formulación; estos índices nuevos reflejan mejor que el IMC el porcentaje de GC.
El estimador Clínica Universidad de Navarra - Body Adiposity Estimator (CUN-BAE) ha sido validado para población caucásica.
Algunos estudios han observado cómo la fracción atribuible al exceso de grasa corporal, valorada con el IMC, es menor que la encontrada con el CUN-BAE para la internación, en el caso de la pandemia de gripe (H1N1).
Para COVID-19, la obesidad se considera un factor de riesgo de formas graves, pero hasta el momento no se dispone de estudios que evalúen, con diferentes indicadores, la fracción atribuible poblacional de la grasa corporal en dichos casos. El objetivo del presente estudio fue analizar la fracción atribuible poblacional a la grasa corporal en las formas graves de COVID-19.
Material y métodos
Para el presente estudio multicéntrico observacional de prevalencia se analizaron 785 pacientes del Consorcio SCOURGE (Spanish Coalition to Unlock Research on host Genetics on COVID-19), correspondientes a los nodos de la Universidad de León y el Hospital Universitario San Pedro de La Rioja-Fundación Rioja Salud, reclutados durante las tres primeras olas de la pandemia, en ausencia de vacunas (marzo 2020-febrero 2021).
Para los análisis se compararon 2 grupos de pacientes: 511 asintomáticos o con clínica leve que no requirieron ser internados (grupo 1) y 274 pacientes con formas graves de la enfermedad (grupo 2), internados en planta COVID (Enfermedades Infecciosas - Medicina Interna - Neumología), en Unidades de Cuidados Intensivos o fallecidos. Todos los pacientes del estudio fueron positivos para SARS-CoV-2 mediante pruebas de PCR, de antígenos o serología. La enfermedad grave se estableció en pacientes con frecuencia respiratoria > 22/minuto, insuficiencia respiratoria gasométrica, relación de presión arterial de oxígeno y fracción inspirada de oxígeno (PAFI) < 300, infiltrados pulmonares en la radiografía de tórax > 50% en el transcurso de entre 24 y 48 horas, presencia de trombosis venosa profunda, tromboembolismo pulmonar, sobreinfección bacteriana o fúngica, miocardiopatía, coagulación intravascular diseminada, escala de Glasgow < 15 en ausencia de sedación, shock séptico, fracaso renal agudo, alteraciones neurológicas, elevación de las enzimas hepáticas, falla multiorgánico, necesidad de ventilación mecánica no invasiva o invasiva, terapia de remplazo renal o utilización de membrana de oxigenación extracorpórea.
Para estimar la grasa corporal se emplearon simultáneamente el IMC y el CUN-BAE. Las categorías para el IMC se establecieron sobre la base de los criterios de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO): peso normal (18.5 a 24.9 kg/m2), sobrepeso (25.0 a 29.9 kg/m2), obesidad tipo 1 (30.0 a 34.9 kg/m2), obesidad tipo 2 (35.0 a 39.9 kg/m2) y obesidad tipo 3 (≥ 40.0 kg/m2). El cálculo del estimador CUN-BAE se realizó con la fórmula de referencia establecida por Gómez-Ambrosí. En esta fórmula, la variable edad se considera en años, y la variable sexo puntúa como 0 en caso de ser hombre y 1 en caso de ser mujer. Se establecieron las siguientes categorías: 0, peso normal o sobrepeso (< 25% de grasa corporal en hombres y < 35% en mujeres); 1: obesidad tipo 1 (25 a 29.9% en hombres y 35 a 39.9% en mujeres); 2: obesidad tipo 2 (30 a 34.9% en hombres y 40 a 44.9% en mujeres); 3: obesidad tipo 3 o mayor (≥ 35.0% en hombres y ≥ 45.0% en mujeres). Todos los datos se procesaron con procedimientos normalizados.
Mediante modelos de regresión logística no condicional se calcularon las odds ratio (OR) con los respectivos intervalos de confianza del 95% (IC 95%) con ajuste por edad y antecedentes personales de enfermedad cardiovascular (hipertensión arterial, dislipemia, diabetes, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca, arritmias y vasculopatía periférica), y enfermedad respiratoria crónica u oncohematológica. A partir de los OR con ajuste (ORa) para cada nivel de exposición se estimó la fracción atribuible poblacional (FAP).
Resultados
Se incluyeron 785 pacientes, de los cuales 429 tenían sobrepeso u obesidad según el IMC (y 525 según el CUN-BAE). La edad promedio de los 123 casos de COVID-19 grave fue de 69.0 años, mientras que en los casos no graves, la edad promedio fue de 49.7 años.
En los análisis bivariados, en el caso de las mujeres, el sexo fue un factor protector frente a la gravedad; en cambio, los antecedentes personales de enfermedad cardiovascular, respiratoria crónica u oncohematológica fueron factores de riesgo. Del mismo modo, la edad y la grasa corporal, valorada por el IMC o el CUN-BAE, fueron factores de riesgo de gravedad.
Se comprobó que a mayor IMC o CUN-BAE se incrementó el riesgo de COVID-19 grave, de manera que un 51.6% del total de los casos graves pudieron atribuirse a un IMC superior a 24.9 kg/m2 y un 61.4% a cifras de grasa corporal superiores a la categoría 1 del CUN-BAE (25% en el caso de los hombres y 35% en el caso de las mujeres), aunque con IC 95% superpuestos. En el caso de los hombres, los porcentajes respectivos fueron del 55.3% y 49.6%, con IC 95% también superpuestos. En el caso de las mujeres, los porcentajes de formas graves atribuibles al exceso de grasa corporal fueron del 46.2% y del 73.6%, respectivamente, igualmente sin diferencias significativas.
Conclusión
En el presente estudio, la edad, la obesidad (tanto por IMC como por CUN-BAE) y los antecedentes clínicos fueron factores de riesgo de COVID-19 grave. Un 51.6% de los casos graves pudieron atribuirse a un exceso del IMC y un 61.4% al exceso de GC estimada según CUN-BAE; la subestimación del riesgo fue más importante en mujeres.