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Introducción
El coronavirus emergió en Wuhan, la capital de la provincia china de Hubei, entre noviembre y diciembre de 2019. Antes de fin de junio de 2020, este virus se diseminó a más de 200 países del mundo.
El desafío para el sistema de salud que surge a partir de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) fue una experiencia traumática, con impacto sobre la economía, la educación, la religión, el deporte y el ambiente. Algunos autores consideraron que la pandemia por COVID-19 y la recesión económica en todo el mundo va a impactar de manera negativa sobre los esfuerzos para conseguir otros desarrollos sustentables a nivel mundial, como el acceso a alimentos, terminar con la pobreza, asegurar una educación de alta calidad y proveer a todas las personas de acceso a agua e higiene, especialmente en los países del Tercer Mundo. Además, la COVID-19 impactó profundamente en el desarrollo ambiental, dado que las medidas de confinamiento disminuyeron la actividad humana en el mar, el aire y la tierra en cuanto al transporte, la manufactura y la construcción, lo que parece haber favorecido al medioambiente mediante la mejora en la calidad del aire, la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y la mitigación de la polución en las aéreas urbanas.
El objetivo de este estudio fue incentivar a los legisladores y a las partes interesadas de la industria de la energía para promover el mantenimiento de los beneficios ambientales observados durante la pandemia por COVID-19 a favor del medioambiente mediante el apoyo al uso de energías renovables.
Impacto del confinamiento por COVID-19 sobre el medioambiente
El confinamiento incluyó la restricción del movimiento y el cierre de las actividades económicas y las reuniones sociales y de aeropuertos y parques automotores para prevenir el movimiento entre y dentro de las ciudades, además de las escuelas, los mercados y las industrias, entre otros, en tanto que solo las actividades esenciales, como las alimentarias, farmacéuticas, médicas, bancarias y de comunicación, entre otras, tuvieron la posibilidad de operar.
Aunque la pandemia por COVID-19 resultó en un aumento leve en la emisión de metano a través de distintos cortes en la actividad de la pesca y la agricultura, el confinamiento fue beneficioso para el medioambiente y logró algunas de las metas que durante años no pudieron lograrse. China registró una reducción del 42% en el consumo de energía durante el primer trimestre de 2020. En India disminuyó 65 GW el uso de carbón en las plantas de energía y en la producción de electricidad. También disminuyó el consumo de combustible como resultado de la recesión.
El impacto del confinamiento sobre los beneficios ambientales es palpable, con mejoras en la calidad del aire a partir de la restricción de los viajes por aire, mar y tierra, reducciones en la emisión de dióxido de carbono y aumentos en el ozono. Las restricciones en el transporte por mar y en las actividades económicas, como la pesca y la minería, redujeron de manera significativa la polución marina.
Las circunstancias del confinamiento han inducido a dificultades, como la restricción de la economía, aunque también ha provisto de oportunidades para lograr un ambiente limpio, con la reducción de las emisiones por debajo de los límites solicitados en los acuerdos internacionales, y con la mejoría en la calidad del aire y la mitigación de la crisis del cambio climático.
Uno de los desafíos de los legisladores y la sociedad consiste en sostener estas ventajas ambientales obtenidas durante la pandemia, lo que requiere que los gobiernos brinden estímulos económicos para asistir a las compañías de transporte y de industria, para obtener tecnologías para la reducción de las emisiones.
Mantener el impacto de la polución ambiental del confinamiento por la pandemia por COVID-19 mediante el uso de recursos de energía más renovables
Desafíos para los combustibles fósiles
Las reservas de combustibles fósiles son limitadas y están concentradas en algunas regiones del mundo. Aproximadamente, 4.1 billones de toneladas métricas de CO2 van a ser liberadas a la atmósfera en los próximos 15 años (hasta 2035). Dado que el suministro de combustible fósil disminuye y que existe gran preocupación sobre las emisiones de esta combustión, la energía renovable desempeña un papel importante en la provisión de energía a futuro, y es posible que la pandemia por COVID-19 acelere el final del carbón y priorice las energías renovables. Durante la pandemia, la cantidad de energía generada desde las formas renovables logró un récord, mientras que la India actualmente desarrolla más centrales energéticas solares e hidroeléctricas. La European Space Agency observó que los niveles de óxido nítrico y otros agentes de polución disminuyeron significativamente en Europa, los EE. UU. y China, entre otras áreas, desde el inicio de la pandemia.
Recursos potenciales de energía renovable
En general, la energía renovable es una forma de energía no extinguible, que se renueva de manera natural y se basa en tecnologías beneficiosas para el medioambiente, que convierten a la biomasa, la energía solar, la energía térmica o hidroeléctrica en electricidad y en fuerzas motoras. Estas formas de energía son distintas de combustibles, porque son naturalmente renovables, diversas, abundantes y sustentables, a diferencia del combustible fósil, como el carbón, el petróleo o el gas natural, entre otros. Las energías renovables promueven beneficios ambientales, de costos y leyes. Las fuentes renovables de energía brindan hasta el 26% de la electricidad en todo el mundo.
El trabajo desde casa parece proveer beneficios que permiten reducir la emisión de gas y efecto invernadero, el uso de combustible, los desperdicios de oficina y el uso de energía, lo que podría contribuir significativamente a una reducción de la polución aérea y generar un ambiente más limpio.
Abundancia mundial de recursos de energía renovable
En el mundo abundan los recursos de energía renovable que pueden aprovecharse para lograr una economía verde, entre ellos, el viento, el agua, la biomasa y la luz solar. Se estima que, dentro de los 10 próximos años, el mundo va a requerir un 50% más de energía que la actual. La gasificación de la biomasa es una de las rutas económicas más rápidas para la producción de hidrógeno renovable. Los objetivos de sustentabilidad del milenio de varias naciones requieren de legislación de energía sustentable, que solo pueden ser fuertes si el gobierno tiene una tendencia renovable. Las nuevas inversiones en el sector de la energía renovable lograron aumentar de 39.5 billones de dólares en 2004 a 214.4 billones de dólares en 2013, con el 16.7 % en los EE. UU., 26.3% en China y 22.6% en Europa, entre otros. Algunos investigadores han informado que el uso de biocombustibles derivados de la biomasa podría ahorrar energía no renovable y reducir los gases que causan el efecto invernadero.
Potencial del biodiesel. Se ha establecido una reducción significativa en la emisión de combustión al usar biodiesel y bioetanol en los motores de combustión. El biodiesel parece tener mayor eficiencia que la electricidad y mayor densidad energética que la electricidad en vehículos eléctricos. Las microalgas son la materia prima con mayor porcentaje de aceite en la materia prima del biodiesel y requieren de poca cantidad de tierra en comparación con otras materias.
Potencial de los bioetanoles. El bioetanol parece ser otra fuente de energía renovable, con grandes ventajas, entre ellas, menor toxicidad, significativamente menos gases que dan lugar al efecto invernadero, tiene eficiencia térmica y es económico, entre otros. Un estudio informó acerca de la reducción de la emisión de combustión durante la aplicación de etanol en distintas mezclas de nafta y se observó una disminución promedio en la polución mediante la aplicación de bioetanol.
Potenciales de los biogases. El biogás es una fuente de biocombustible de alto octano, que tiene la ventaja de generar emisiones muy reducidas en óxido nítrico, además de mejorar la calidad del medioambiente.
Impacto de los biocombustibles y solución
Impacto en la tierra
Los desafíos en el cultivo para el desarrollo de biomasa son un riesgo para la biodiversidad, que podrían controlarse con cultivos perennes y mayor territorio de cultivo, entre otras.
Impacto en el agua
Existen múltiples impactos negativos al cultivar energía en zonas hidrológicas regionales o locales, al descargar efluentes y permitir la filtración de herbicidas y fertilizantes. El uso de cultivos perennes y zonas de equilibrio sin relleno podría reducir los niveles de la demanda química de oxígeno y la demanda biológica de oxígeno en agua.
Impacto ambiental
Existen múltiples consecuencias en el costo ambiental del agua y la calidad del aire mediante el proceso de transporte y combustión con biocombustible. El aumento en la eficiencia en el uso de energía y agua puede disminuir la polución. La combustión de biocombustibles y sus mezclas con combustibles fósiles podría resultar en más emisiones de CO, óxido de azufre y partículas de materia que con los combustibles fósiles únicos.
Conclusión
Los autores concluyen que la pandemia por COVID-19 generó un impacto importante en la salud mundial, pero mayor en la economía y la educación, y que el confinamiento a causa de esta enfermedad tuvo un resultado positivo en el medioambiente. Además, consideran que la pandemia ha brindado oportunidades para lograr un entorno limpio y que debe buscarse un plan gubernamental para la energía renovable, reducirse el énfasis en el combustible fósil como fuente energética y diversificarse la economía fuera de los combustibles, además de favorecer la agricultura para apoyar un sistema de transporte más beneficioso para el medioambiente.