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Introducción
A finales de 2019, se identificó un nuevo coronavirus, el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome coronavirus 2 [SARS-CoV-2]), como el agente causal de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés); los primeros casos de la enfermedad se describieron en China, con propagación rápida en Europa y en al menos 216 países, áreas o territorios en todo el mundo.
Diversos estudios mostraron que ciertas condiciones premórbidas y la edad avanzada son factores de riesgo de mortalidad por COVID-19, motivo por el cual la pandemia fue denominada como la emergencia geriátrica de 2020.
Entre los sujetos de edad avanzada, los pacientes con demencia tendrían riesgo aún más alto de evolución mortal en el contexto de la pandemia de COVID-19, como consecuencia de la vulnerabilidad asociada con la enfermedad y de los efectos indirectos que la pandemia tiene sobre los mecanismos de sostén social y médico. Las personas que cuidan a los pacientes con demencia (PCPD: parientes o amigos que los asisten de manera no profesional, es decir en forma gratuita) estarían enfrentando nuevos desafíos en el escenario de la situación sanitaria actual. De hecho, las actividades se tornan más complejas como consecuencia de las medidas implementadas por las autoridades, el distanciamiento social, las dificultades para cubrir las necesidades básicas de los pacientes con demencia y el acceso a los sistemas de salud, públicos o privados.
La asistencia de adultos de edad avanzada con fragilidad y, en particular, de pacientes con demencia es una experiencia sumamente estresante que puede ser causa de sintomatología depresiva y de ansiedad. Sin embargo, es probable que en ciertas PCPD, el distrés psicológico se atenúe en relación con los niveles elevados de adaptabilidad a la situación adversa o resiliencia, un estado de múltiples dimensiones que refleja la capacidad para resistir o adaptarse a los desafíos físicos y psicológicos.
Si se tiene en cuenta que este estado de adaptabilidad es la capacidad de enfrentar mentalmente y de manera emocional a los agentes estresantes, las PCPD con niveles bajos de adaptabilidad serían más susceptibles a presentar mayor sintomatología psicológica. En este escenario, el objetivo dl presente estudio fue evaluar posibles cambios en los niveles de depresión y ansiedad en PCPD durante la pandemia de COVID-19 en Italia; también se analizó si en este período, los niveles de depresión y ansiedad aumentaron más en las PCPD con niveles bajos de adaptabilidad, en comparación con aquellos que responden con niveles altos.
Métodos
Se consideraron los datos del período entre 21 de abril y 3 de mayo, durante la cuarentena por la pandemia de COVID-19 en Italia.
Los participantes (PCPD) completaron un cuestionario online que permitió conocer las características demográficas y clínicas de los enfermos (tipo de diagnóstico, nivel de dependencia funcional, duración de la enfermedad), el vínculo con el enfermo, los hábitos de vida y los cambios experimentados durante la cuarentena. Los niveles de sintomatología de ansiedad y depresión se conocieron con la versión italiana de la Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS), con las subescalas correspondientes para la ansiedad y la depresión. Los participantes completaron el cuestionario en dos oportunidades, con el objetivo de conocer cómo se sentían inmediatamente antes de la cuarentena y durante la misma. También completaron la Resilience Scale for Adults (RSA) con 6 subescalas (percepción de lo propio, futuro planificado, competencia social, estilo estructurado, cohesión familiar y recursos sociales) y la versión italiana del Caregiver Burden Inventory (CBI).
Resultados
En los análisis de varianza de variables múltiples se comprobó un efecto del tiempo (antes y durante la cuarentena) en la totalidad de la cohorte, sobre los puntajes de depresión. Asimismo se observó una interacción significativa entre el tiempo y la adaptabilidad en los puntajes de ansiedad: los PCPD con mayor adaptabilidad presentaron aumento más importante de los niveles de ansiedad durante la cuarentena, en comparación con las PCPD con niveles bajos de adaptabilidad. Más aún, en los análisis de regresión se confirmó que la “carga” para las PCPD se asoció, de manera negativa, con los puntajes de adaptabilidad y, de manera positiva, con la dependencia funcional.
Conclusión
La pandemia de COVID-19 y la cuarentena generaron efectos psicológicos pronunciados en las PCPD, con niveles aumentados de depresión. Se observó que los niveles altos de adaptabilidad se asociaron con efectos negativos sobre la ansiedad, pero no sobre la depresión. Por lo tanto, todas las PCPD, incluso aquellas con niveles elevados de adaptabilidad, deben ser controladas para detectar consecuencias psicológicas e implementar las intervenciones necesarias para reducir los niveles de depresión y ansiedad.