LA INCIDENCIA DE DIABETES MELLITUS PERMANECE ELEVADA DURANTE AL MENOS 12 SEMANAS DESPUÉS DE LA ENFERMEDAD POR CORONAVIRUS 2019

LA INCIDENCIA DE DIABETES MELLITUS PERMANECE ELEVADA DURANTE AL MENOS 12 SEMANAS DESPUÉS DE LA ENFERMEDAD POR CORONAVIRUS 2019


Londres, Reino Unido
Se debe recomendar a los pacientes que se recuperan de enfermedad por coronavirus 2019 que consideren medidas para reducir el riesgo de diabetes, incluida una dieta saludable y ejercicio.

PLoS Medicine 1-18

Autores:
Gulliford MC

Institución/es participante/s en la investigación:
King’s College London

Título original:
Cohort Study | Cardiometabolic Outcomes up to 12 Months after COVID-19 Infection

Título en castellano:
Resultados Cardiometabólicos hasta 12 Meses después de la Infección por COVID-19: Estudio de Cohorte Emparejado en el Reino Unido

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
1.99 páginas impresas en papel A4
Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por sus siglas en inglés) se reconoce como una afección multisistémica. La infección por el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2, por sus siglas en inglés) desencadena respuestas inmunitarias del huésped que pueden tener efectos sistémicos mediante la activación excesiva de vías inflamatorias. La COVID-19 aguda se ha asociado con enfermedades cardiovasculares (ECV) y diabetes mellitus (DBT) de nueva aparición. Sin embargo, no se sabe sí tiene un impacto a largo plazo en los resultados cardiometabólicos. Existe la preocupación de que los resultados cardiovasculares y metabólicos puedan verse comprometidos después de la infección por SAR-CoV-2. El objetivo de la presente investigación fue determinar si la incidencia de DBT y ECV de nueva aparición aumenta durante 12 meses después de COVID-19 en comparación con controles emparejados.  

Métodos
Se realizó un estudio de cohorte de 2020 a 2021 que analizó registros electrónicos de 1356 prácticas familiares en el Reino Unido con una población de 13.4 millones. Los participantes fueron 428 650 pacientes con COVID-19 sin DBT o ECV que se emparejaron de manera individual con 428 650 controles (sin COVID-19) por edad, sexo y médico de familia y se les hizo un seguimiento hasta enero de 2022. Los criterios de valoración fueron la incidencia de DBT y ECV. Los diagnósticos de ECV se agruparon en las categorías siguientes: infarto de miocardio y cardiopatía isquémica, arritmias auriculares, que incluyó fibrilación auricular y taquicardia supraventricular; insuficiencia cardíaca, miocardiopatía y miocarditis; embolia pulmonar, trombosis venosa, y accidente cerebrovascular. Los diagnósticos de DBT incluyeron DBT tipo 1 y tipo 2 e inicio de tratamiento con hipoglucemiantes orales e insulina. Los análisis realizaron contemplaron covariables como edad, origen étnico, tabaquismo, índice de masa corporal (IMC), presión arterial sistólica, puntaje de Charlson, mes índice y conjunto emparejado. Se evaluaron las recetas de corticoides en pacientes diagnosticados con DBT porque esta terapia para la COVID-19 grave está asociada con el riesgo de diabetes. El tiempo de seguimiento se dividió en cuatro semanas a partir de la fecha índice (COVID-19 aguda), de 5 a 12 semanas a partir de la fecha índice (COVID-19 posaguda) y de 13 a 52 semanas a partir de la fecha índice (COVID-19 prolongada). Los cocientes de tasas (CT) se calcularon con intervalos de confianza del 95% (IC 95%).  

Resultados
Las características de las personas con COVID-19 y los controles fueron similares con respecto a las variables de emparejamiento por edad y sexo, hubo un ligero predominio femenino con una mediana de edad de 35 años. Los participantes con COVID-19 incluyeron un poco más de etnia “asiática”, menos fumadores actuales, más con sobrepeso y obesidad, y más con comorbilidad que los controles, mientras que las distribuciones de la presión arterial parecían ser similares. Los participantes con COVID-19 tuvieron una mediana de 11 consultas después de la fecha índice, en comparación con 7 entre los controles. En el período anterior a la fecha índice, la incidencia de DBT fue de 15.81 (IC 95%: 15.29 a 16.34) por 100 000 pacientes por semana en sujetos a los que posteriormente se les diagnosticó COVID-19, pero de 11.32 (IC 95%: 10.88 a 11.77) en los controles; la incidencia de ECV fue de 14.07 (IC 95%: 13.58 a 14.58) por 100 000 pacientes por semana para casos y 7.58 (IC 95%: 7.22 a 7.95) para controles, respectivamente. Durante las primeras cuatro semanas desde el diagnóstico de COVID-19, la incidencia de DBT aumentó a 23.79 (IC 95%: 21.57 a 26.18) y la incidencia de ECV aumentó a 76.92 (IC 95%: 72.89 a 81.13) por 100 000 pacientes por semana. En los períodos de 5 a 12 semanas y de 13 a 52 semanas, la incidencia de ECV disminuyó a 22.06 (IC 95%: 20.53 a 23.68) y 12.63 (IC 95%: 12.10 a 13.18) por 100 000 pacientes por semana, respectivamente. El análisis demostró que la incidencia neta de DBT aumentó en las primeras cuatro semanas después de COVID-19 (CT ajustado: 1.81, IC 95%: 1.51 a 2.19) y se mantuvo elevada de 5 a 12 semanas después del diagnóstico (CT ajustado: 1.27, IC 95%: 1.11 a 1.46), pero no de 13 a 52 semanas después del diagnóstico (CT ajustado: 1.07, IC 95%: 0.99 a 1.16). La COVID-19 aguda se asoció con un aumento neto de la incidencia de ECV (CT ajustado: 5.82, IC 95%: 4.82 a 7.03), incluida la embolia pulmonar (CT ajustado: 11.51, IC 95%: 7.07 a 18.73), arritmias auriculares (CT ajustado: 6.44, IC 95%: 4.17 a 9.96) y trombosis venosa (CT ajustado: 5.43, IC 95%: 3.27 a 9.01). La incidencia de ECV disminuyó de 5 a 12 semanas después del diagnóstico de COVID-19 (CT ajustado: 1.49, IC 95%: 1.28 a 1.73) y demostró una disminución neta de 13 a 52 semanas después del diagnóstico (CT ajustado: 0.80, IC 95%: 0.73 a 0.88). Los análisis se basaron en datos de registros de salud y la exposición de los participantes y el estado de los resultados podrían haber sido mal clasificados.  

Conclusiones
En el presente estudio se encontró que la incidencia de ECV aumentó inmediatamente después de la COVID-19, principalmente por embolia pulmonar, arritmias auriculares y trombosis venosa, y estos riesgos persisitieron aumentados hasta por tres meses. La incidencia de DBT se mantuvo elevada durante al menos 12 semanas después del diagnóstico de COVID-19 antes de disminuir. Las personas sin ECV o DBT preexistentes que padecen COVID-19 no parecen tener un aumento a largo plazo en la incidencia de estas afecciones.  
ua40317

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