Resúmenes amplios

VITAMINAS, DENSIDAD MINERAL ÓSEA Y OSTEOPOROSIS


Wuhan, China
Se confirma que la ingesta de vitaminas A, C y D se vincula con una menor prevalencia de osteoporosis. La asociación negativa entre la ingesta de vitaminas y la osteoporosis sería incluso más pronunciada en las mujeres, en pacientes de 60 años o más, y en participantes con un índice de masa corporal superior a 30 kg/m2.

BMC Musculoskeletal Disorders 25(1):1-7

Autores:
Wang Q, Yu H, Kong Y

Institución/es participante/s en la investigación:
Wuhan Fourth Hospital

Título original:
Association of Vitamins with Bone Mineral Density and Osteoporosis Measured by Dual Energy x-ray Absorptiometry: A Cross-sectional Stud

Título en castellano:
Asociación entre las Vitaminas, la Densidad Mineral Ósea y la Osteoporosis Valorada mediante Absorciometría de Rayos X de Energía Dual: Estudio Transversal

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.31 páginas impresas en papel A4

Introducción

La disminución de la masa ósea y el daño a la microestructura del hueso son las principales características de la osteoporosis (OP). Estudios previos mostraron que la OP puede ocasionar fragilidad ósea y aumentar el riesgo de fracturas. Las fracturas por fragilidad son una complicación común de la OP y se asocian con densidad mineral corporal (DMO) baja, después de los 50 años. Las fracturas por fragilidad habitualmente ocurren en la cadera y los cuerpos vertebrales. La prevalencia de OP ha aumentado significativamente en relación con el envejecimiento creciente de la población mundial; en este sentido, las fracturas por OP afectan gravemente la calidad de vida de los pacientes. El tratamiento de la OP y sus complicaciones supone una carga económica considerable para los individuos, las familias y los sistemas de salud. La susceptibilidad genética, la edad, el sexo, la raza, el estado nutricional, los hábitos de vida (incluido el tabaquismo y el consumo de alcohol) y ciertas enfermedades son algunos de los factores que aumentan el riesgo de OP. Asimismo, se ha referido que algunos electrolitos intervienen en la enfermedad; por ejemplo, la hipomagnesemia se considera un factor de riesgo modificable para la OP y, recientemente, se sugirió que la ingesta de vitaminas estaría asociada con la OP, aunque en la mayoría de los estudios al respecto se prestó atención únicamente a la vitamina D. En una investigación en la cual se utilizaron datos del National Health and Nutrition Examination Surveys (NHANES), el aumento de la concentración sérica de 25-hidroxivitamina D (25[OH]D) en la población coreana mayor de 50 años se acompañó de incremento de la DMO corporal total y de la DMO de la cadera y el cuello femoral. Las mujeres con ingesta de calcio inferior a 537.74 mg/día e ingesta de vitamina D superior a 2.51 µg/día tuvieron mayor DMO, en comparación con aquellas con una ingesta baja de vitamina D. Sin embargo, en un estudio de cohorte de Suecia, la ingesta de vitamina D no se asoció con la OP. Los resultados de investigaciones en las cuales se analizaron las asociaciones entre la OP y otras vitaminas no fueron concluyentes. Por lo tanto, el objetivo de este estudio fue conocer la posible correlación entre la ingesta de vitaminas, incluido el consumo simultáneo de vitaminas A, C y D, y la OP en adultos estadounidenses.

 

Pacientes y métodos

El estudio transversal se realizó con datos obtenidos de los NHANES 2017-2018. Se consideraron 9254 participantes de esos trabajos; se dispuso de información acerca de la ingesta de vitamina A y C para 7435 participantes, y de la ingesta de vitamina D para 8366 sujetos. Para 2898 individuos se dispuso de valores de la DMO, evaluada con absorciometría de rayos X de energía dual (DXA). Los análisis finales se realizaron con 1536 participantes. La ingesta de vitaminas se conoció por medio de dos entrevistas acerca de datos dietéticos de 24 horas, realizadas con el método automatizado de pases múltiples. Se registraron los tipos y las cantidades de alimentos y bebidas ingeridos por los participantes, hasta 24 h antes de la entrevista. Se efectuó una estimación de la ingesta de energía, nutrientes (vitaminas, minerales) y otros componentes de los alimentos. La primera entrevista sobre alimentos se llevó a cabo personalmente en el centro de detección móvil, mientras que la segunda entrevista se efectuó por vía telefónica, entre 3 y 10 días después de la primera. La OP se definió en presencia de valores de DMO de 2.5 desviaciones estándar (DE) o más por debajo de la media del grupo de referencia de adultos jóvenes, según las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para el estudio se tuvo en cuenta la DMO en el fémur total, el cuello del fémur, el trocánter y la región intertrocantérea; los umbrales fueron de 0.67 g/cm2, 0.56 g/cm2, 0.46 g/cm2 y 0.79 g/cm2, respectivamente. Las covariables analizadas fueron la edad, el sexo, el índice de masa corporal (IMC), la raza y la etnia, el nivel educativo, el índice de pobreza e ingresos familiares (PIR, por su sigla en inglés), el tabaquismo, el consumo de alcohol y la actividad física. Para la investigación, el PIR se agrupó en tres categorías: de 0 a 1, de 1 a 3 y > 3. Se utilizaron modelos de regresión logística para evaluar las asociaciones entre la ingesta de vitaminas (como variable continua y categórica) y la prevalencia de OP. Para las regresiones logísticas se aplicó estratificación por sexo, edad (< 60 años, ≥ 60 años) e IMC (< 25 kg/m2, 25 a 30 kg/m2 y > 30 kg/m2). 

 

Resultados

Un total de 101 sujetos analizados (6.58%) tenían OP, mientras que 1435 (93.42%) no la presentaban. Entre todos los participantes, 773 (50.3%) eran hombres y 763 (49.7%) eran mujeres. La edad promedio fue de 58.7 años (65.7 años en el grupo con OP y 58.3 años en el grupo sin OP). Se observaron diferencias significativas en términos del sexo, la edad, el nivel educativo, el PIR, el tabaquismo y el consumo de alcohol entre los pacientes con OP y los sujetos sin OP (p < 0.05).

Para la vitamina A, la concentración de los terciles (T) 1 a 3 fue de < 370.52 a > 558.16 µg; para la vitamina C, la concentración de T1 a T3 fue de < 80.37 a > 142.35 mg, y para la vitamina D, la concentración de T1 a T3 fue de < 5.07 a > 11.15 µg. El número de sujetos con OP disminuyó entre el primer tercil y el tercer tercil para los niveles de vitaminas A, C o D; sin embargo, el número de personas sin OP fue casi el mismo desde el primer tercil hasta el tercer tercil.

Al analizar las asociaciones entre la ingesta de vitaminas y la OP, para la vitamina A, en comparación con el primer tercil, los odds ratios (OR) y los intervalos de confianza del 95% (IC 95%) fueron de 0.93 (0.81 a 1.04) para el segundo tercil y de 0.85 (0.78 a 0.96) para el tercer tercil (p < 0.01). Para la vitamina C, en comparación con el primer tercil, los OR y los IC 95% fueron de 0.89 (0.78 a 1.05) para el segundo tercil, y de 0.79 (0.67 a 0.93) para el tercer tercil (p < 0.01). Para la vitamina D, en comparación con el primer tercil, los OR y los IC 95% fueron de 0.94 (0.82 a 1.07) para el segundo tercil y de 0.88 (0.75 a 0.98) para el tercer tercil (p < 0.01).

La asociación negativa entre la vitamina A y la OP fue más pronunciada en las mujeres (OR: 0.82; IC 95%: 0.75 a 0.94), en pacientes ≥ 60 años (OR: 0.81; IC 95%: 0.72 a 0.92) y en aquellos con un IMC > 30 kg/m2 (OR: 0.82; IC 95%: 0.75 a 0.95). Un fenómeno similar se observó para la vitamina C (OR: 0.75; IC 95%: 0.65 a 0.90 para las mujeres; OR: 0.74, IC 95%: 0.68 a 0.93 para las personas ≥ 60 años; y OR: 0.76, IC 95%: 0.65 a 0.91 para participantes con IMC > 30 kg/m2) y para la vitamina D (OR: 0.85, IC 95%: 0.71 a 0.95 para mujeres; OR: 0.84, IC 95%: 0.70 a 0.93 para personas ≥ 60 años, y OR: 0.85, IC 95%: 0.72 a 0.95 para pacientes con IMC > 30 kg/m2).

 

Conclusión

Los resultados de este estudio revelan una asociación negativa entre la ingesta de vitaminas y la prevalencia de OP. La correlación negativa entre la ingesta de vitaminas A, C y D y la OP fue incluso más pronunciada en las mujeres, en pacientes ≥ 60 y en participantes con IMC > 30 kg/m2. Por lo tanto, se confirma que la ingesta de vitaminas se vincula con menor prevalencia de OP. Sin embargo, se necesitan más investigaciones a gran escala y con cohortes prospectivas de pacientes para confirmar los hallazgos obtenidos en este estudio.



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