Resúmenes amplios

SÍNTOMAS PERSISTENTES DE COVID-19 EN UN ESTUDIO DE LA COMUNIDAD A GRAN ESCALA


Londres, Reino Unido:
Se comprobó una prevalencia alta de síntomas persistentes de COVID-19 a las 12 semanas o más de la enfermedad aguda. Luego de la declinación inicial de la prevalencia de síntomas, entre las semanas 4 y 12, la prevalencia se estabilizó, un fenómeno que sugiere que una cantidad importante de pacientes podría tener síntomas crónicos que requieran cuidados especiales, incluida la rehabilitación. La identificación de los factores de riesgo sería particularmente útil en términos de prevención y tratamiento.

Nature Communications 13(1957):1-10

Autores:
Elliott P

Institución/es participante/s en la investigación:
Imperial College London

Título original:
Persistent COVID-19 Symptoms in a Community Study of 606,434 People in England

Título en castellano:
Síntomas Persistentes de COVID-19 en un Estudio de la Comunidad con 606 434 Sujetos del Reino Unido

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
1.95 páginas impresas en papel A4

Introducción

El Reino Unido experimentó una de las epidemias más importantes de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés) en Europa. La historia natural de la enfermedad, luego de la fase aguda, y las posibles secuelas a largo plazo siguen sin conocerse con precisión. Sin embargo, se sabe que algunos pacientes con COVID-19 sintomática tienen enfermedad prolongada, durante semanas o meses, síndrome posterior a COVID-19 (pos-COVID) o COVID prolongada (CP). La frecuencia, las características y la duración de los síntomas persistentes de CP se conocen poco, de modo que el abordaje de estos enfermos sigue siendo subóptimo. Los síntomas referidos con mayor frecuencia, en pacientes con CP, incluyen la fatiga importante, la falta de aire, el dolor en el pecho, la fiebre, las palpitaciones, el deterioro cognitivo (niebla cerebral), la pérdida del olfato (anosmia), la pérdida del gusto (ageusia), las erupciones cutáneas y el dolor o el edema de las articulaciones. Las estimaciones de la prevalencia y la persistencia de síntomas varían considerablemente, debido a la heterogeneidad entre los estudios y las definiciones del síndrome pos-COVID. Se ha sugerido que CP describe un grupo de entidades diferentes, como los síndromes posvirales, el daño prolongado de tejidos y órganos, y la inflamación persistente.

La frecuencia de CP parece estar asociada con la gravedad de COVID-19; de hecho, se refirió prevalencia alta de síntomas persistentes en pacientes con antecedente de internación por COVID-19. Asimismo, el número de síntomas agudos se asociaría con el riesgo de CP, al igual que la edad avanzada y el sexo femenino.

En la mayoría de los estudios de CP se consideraron pacientes internados por COVID-19; en cambio, en el presente estudio se analizan la prevalencia y las características de CP en una amplia cohorte de pacientes con antecedente de COVID-19 en el Reino Unido. Los más de 600 000 sujetos participaron en 3 a 5 rondas para el análisis principal o en las 6 rondas del estudio Real-Time Assessment of Community Transmission-2 (REACT-2), entre septiembre de 2020 y mayo de 2021. Entre los sujetos con síntomas de 12 semanas o más de duración se estimó la prevalencia y se identificaron los factores de riesgo de CP.

Resultados

Un total de 508 707 pacientes participaron en las rondas 3 a 5 del REACT-2 y 97 727 completaron la sexta ronda del estudio, con índices de respuesta de entre 29.4% y 29.9%, respectivamente.

En la semana 12, el 37.7% de los sujetos que participaron en las rondas 3 a 5 refirieron 1 o más síntomas y el 17.5% presentó 3 o más síntomas; en la sexta ronda, los porcentajes fueron de 21.6% y 11.9%, en el mismo orden.

Para las rondas 3 a 5, la prevalencia fue de 5.80% para 1 o más síntomas persistentes en la semana 12 o con posterioridad, y de 2.23% para la presencia de 3 o más síntomas. En la sexta ronda, los porcentajes correspondientes fueron de 3.06% y de 1.61%, respectivamente, para 27 síntomas en común, con aumento a 3.26% y 1.86% para 1 y 3 síntomas, respectivamente, al considerar la totalidad de 35 manifestaciones clínicas persistentes analizadas en la sexta ronda.

Se registró una caída rápida de los síntomas a la cuarta semana, con caída adicional a las 12 semanas, pero con reducción de la declinación posterior hasta la semana 22, en hombres y mujeres; no obstante, la frecuencia de síntomas fue más alta en mujeres en todos los momentos de valoración.

En los modelos de regresión logística de variables múltiples con ajuste por edad y sexo, la persistencia de 1 o más síntomas en la semana 12 en las rondas 2 a 5 se asoció con el sexo femenino, la mayor edad, el sobrepeso o la obesidad, el hábito de fumar, el vapeo, el antecedente de internación por COVID-19 y la privación socioeconómica, entre otros factores, con odds ratios (OR) de entre 1.38 para el sexo femenino y de 3.45 para los pacientes que debieron ser internados por COVID-19.

La etnia asiática se asoció con riesgo reducido de síntomas persistentes, en comparación con la raza blanca (OR: 0.84). En los análisis de variables múltiples, los factores predictivos más fuertes para la persistencia de los síntomas fueron la edad, el sexo, el índice de masa corporal, los ingresos económicos, el ser trabajador de la salud, la privación socioeconómica, el hábito de fumar, el hábito de vapear y el antecedente de internación por COVID-19. En el análisis agrupado se identificaron dos categorías de enfermos en función de los síntomas persistentes predominantes: aquellos con dificultad para respirar y pacientes con dolor torácico.

Conclusión

En el presente estudio se comprobó una prevalencia alta de síntomas persistentes de COVID-19 a las 12 semanas o más de la enfermedad aguda. Se requieren más estudios para comprender los mecanismos fisiopatogénicos que participan en la persistencia de los síntomas, en pacientes con COVID-19. Los hallazgos obtenidos en el presente estudio son de máxima relevancia para los enfermos, sus familiares y los sistemas de salud, ya que el abordaje de las secuelas de COVID-19 en el largo plazo constituye un verdadero desafío de salud pública.



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