Resúmenes amplios

SALUD TRES MESES DESPUÉS DE LA RECUPERACIÓN DE COVID-19 AGUDA


Nijmegen, Países Bajos
La valoración integral del estado de salud muestra problemas importantes en diversos dominios en un porcentaje considerable de pacientes que presentaron enfermedad por coronavirus 2019. Se requieren más estudios a largo plazo para determinar con precisión las trayectorias naturales de la enfermedad y para identificar los factores predictivos de la recuperación a largo plazo.

Clinical Infectious Diseases 1-29

Autores:
van den Borst B

Institución/es participante/s en la investigación:
Radboud University Medical Center

Título original:
Comprehensive Health Assessment three Months after Recovery from Acute COVID-19

Título en castellano:
Valoración Integral de Salud Tres Meses después de la Recuperación de COVID-19 Aguda

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2 páginas impresas en papel A4

Introducción

Hasta el 5 de noviembre de 2020, la Organización Mundial de la Salud comunicó más de 47 millones de casos confirmados de infección por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2) en todo el mundo; el número de casos nuevos por día sigue en aumento. Si bien los índices de mortalidad por enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) son considerables, la amplia mayoría de los enfermos se recupera de la fase aguda de la enfermedad. Las consecuencias de la infección sobre la salud a largo plazo todavía no se conocen con precisión, pero se estima que un porcentaje sustancial de pacientes que presentaron COVID-19 tienen morbilidad prolongada. Sobre la base de observaciones con pacientes con enfermedades que comparten características con COVID-19, como el síndrome de distrés respiratorio agudo, la enfermedad por SARS-CoV y la fiebre Q, se estima que un número importante de pacientes con COVID-19 presentará compromiso pulmonar, anormalidades residuales en el parénquima pulmonar, reducción de la capacidad física, pérdida de masa muscular, ansiedad, depresión, deficiencias cognitivas, trastorno de estrés postraumático, fatiga y mal estado general, tiempo después de la recuperación de la fase aguda. El objetivo del presente estudio fue determinar el estado de salud tres meses después de la recuperación de COVID-19.

Pacientes y métodos

El estudio prospectivo de observación abarcó 124 pacientes asistidos por COVID-19 en el Radboud University Medical Center, Nimega, Países Bajos. El epicentro de la pandemia de COVID-19 se localizó cerca de esta institución, en la cual se trataron pacientes con COVID-19 moderada a grave. Al principio del brote no se disponía de reacción en cadena de la polimerasa por transcripción reversa (RT-PCR por su sigla en inglés) para la confirmación de COVID-19 por laboratorio en todos los pacientes con síntomas leves, sin necesidad de internación. Estos enfermos permanecieron en sus hogares hasta la recuperación de los síntomas respiratorios. Los pacientes datos de alta por COVID-19 fueron invitados a participar en el presente estudio. Los enfermos con síntomas de más de 6 meses de duración, luego de COVID-19 sin internación, también fueron reclutados por los médicos generales.

Los sujetos fueron sometidos a una valoración integral del estado de salud por medio de cuestionarios estructurados, examen físico y consultas interdisciplinarias con neumonólogos, geriatras, e infectólogos entre otros profesionales de la salud. Los datos se recogieron en el contexto del estudio prospectivo de observación en marcha – POST-COVid-19 recovERY (POSTCOVERY).

Se aplicaron los criterios de la Organización Mundial de la Salud para clasificar a los pacientes en categorías clínicas (leve, moderada, grave y muy grave); se tuvieron en cuenta la edad, el sexo, los resultados de la RT-PCR y de los estudios serológicos, los hallazgos en la tomografía computarizada (TC) de tórax y las comorbilidades. Entre las variables bioquímicas se consideraron los  niveles de proteína C-reactiva, dímeros-D, y ferritina y el recuento de glóbulos blancos. La disnea se valoró con el Modified Medical Research Council (mMRC). Los pacientes dados de alta fueron sometidos a TC con dosis baja de radiación durante el seguimiento. El nivel de fragilidad se determinó con la Clinical Frailty Scale (CFS); los pacientes realizaron la prueba de caminata en 6 minutos (PC6M); la desaturación se definió en presencia de una caída de la saturación en reposo de 4% o más. La composición corporal se conoció por impedancia bioeléctrica; se estimó el índice de masa libre de grasa. La depresión y ansiedad se valoraron con la Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS), en tanto que el estado cognitivo se determinó con la Telephone Interview of Cognitive Status y el Cognitive Failure Questionnaire (CFQ). Se aplicó el Post Traumatic Stress Syndrome (PTSS) Checklist DSM-5 (PCL-5).

Resultados

Fueron estudiados 124 pacientes de 59 años en promedio; 27, 51, 26 y 20 habían presentado COVID-19 leve, moderada, grave y muy grave, respectivamente. La capacidad de difusión pulmonar estuvo por debajo del límite de normalidad en el 42% de los pacientes dados de alta por COVID-19. El 99% de estos enfermos presentaron reducción de las opacidades con patrón en vidrio esmerilado en la TC del seguimiento, en tanto que la radiografía de tórax fue normal en el 93% de los pacientes con enfermedad leve.

Se comprobaron anormalidades residuales del parénquima pulmonar en el 91% de los pacientes dados de alta y éstas se correlacionaron con la capacidad reducida de difusión pulmonar. El 21% de los pacientes presentó tolerancia disminuida para el ejercicio (PC6M), el 19% tuvo índice reducido de masa libre de grasa y el 36% presentó trastornos mentales o de la función cognitiva. En general, el estado global de salud fue malo, con afectación primordial de los dominios funcionales en el 64% de los pacientes, fatiga en el 69% de los enfermos, y deterioro de la calidad de vida en el 72% de los casos.

Conclusión

Los síntomas persistentes son frecuentes en pacientes que presentaron COVID-19; los enfermos deben ser controlados adecuadamente para indicar los tratamientos necesarios. La fatiga, el compromiso funcional y el deterioro de la calidad de vida son las anormalidades más comunes.

 



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