Red Científica Iberoamericana

HIPOACUSIA ASOCIADA CON EXPOSICIÓN AL RUIDO EN ADULTOS JÓVENES COLOMBIANOS

Jeison Monroy Gómez1,María Camila Pinzón2,Karen Sofia Aldana3 y Oswald Martinez4
1Biólogo, Profesor Investigador, Grupo de Investigación Capacidades Humanas, Salud e Inclusión., Escuela Colombiana de Rehabilitación, Bogotá, Colombia
2Fonoaudióloga, Grupo de Investigación Capacidades Humanas, Salud e Inclusión, Escuela Colombiana de Rehabilitación, Bogotá, Colombia
3Fonoaudióloga, Facultad de Ciencias de la Salud y Deporte, Escuela Colombiana de Rehabilitación, Bogotá, Colombia
4Fonoaudiólogo, Grupo de Investigación Capacidades Humanas, Salud e Inclusión, Escuela Colombiana de Rehabilitación, Bogotá, Colombia

Bogotá, Colombia (SIIC)

Los resultados acá obtenidos sugieren que la prueba de audiometría de alta frecuencia y la prueba de otoemisiones de alta frecuencia son complementarias para la detección precoz de hipoacusia inducida por ruido, y deben ser incluidas en los estudios sobre la pérdida auditiva en jóvenes; esto permite determinar qué grupos de esos individuos son particularmente vulnerables a la pérdida auditiva y, así, enfocar las medidas preventivas.

La pérdida auditiva inducida por ruido es una discapacidad que afecta uno o ambos oídos parcial o totalmente de forma permanente y acumulativa, causada por la exposición a sonidos fuertes, e inicialmente afecta el umbral de audición en las altas frecuencias.1,2 La sobreexposición acústica conduce al daño de las células ciliadas, lo que, a su vez, provoca aumento del umbral auditivo. No obstante, investigaciones en animales han demostrado que la exposición al ruido también puede conducir a la degeneración neuronal coclear, incluso cuando las células ciliadas se recuperan y los umbrales vuelven a la normalidad.3

Recientemente se ha considerado que la exposición al ruido recreativo, más que la exposición laboral (debido a la eficacia de los programas de prevención del riesgo), es uno de los factores que más influyen en la pérdida auditiva de la población en general,2 especialmente en los adolescentes y adultos jóvenes, debido al uso frecuente de reproductores de música personales, sumado a una fuerte exposición al ruido en clubes nocturnos, pubs y conciertos; el tráfico; las construcciones y otras fuentes de ruido propias de las grandes urbes.4 La discapacidad auditiva en esta población constituye un problema de salud pública, ya que afecta la comunicación y la tolerancia a ruidos de fondo, y reduce la calidad de vida, la socialización y el éxito académico de los que se encuentran en ámbitos escolares.5-8

Los datos actuales sugieren que una combinación de electrococleografía con audiometría de alta frecuencia (AAF) y tareas de reconocimiento de palabras, posiblemente pueda identificar los primeros signos de daño por ruido en las células ciliadas y las neuronas, ninguno de los cuales se detecta mediante audiometría estándar.3 La AAF ha alcanzado un papel importante en la detección de alteraciones estructurales, que tienen impacto en las habilidades de localización del sonido y en la comprensión del lenguaje, especialmente en ambientes ruidosos. Estas pruebas presentan una sensibilidad alta en la detección de pérdidas auditivas tempranas por exposición a ruido.9

De acuerdo con la distribución estructural y las propiedades de tonotopicidad del oído interno y la vía auditiva, se puede establecer el daño que genera la exposición a ruido en estas estructuras. Pruebas como la audiometría de tonos puros convencional nos permiten conocer el umbral auditivo mínimo en frecuencias de 250 Hz a 8000 Hz, ante tareas de ausencia y presencia del sonido.10 Sin embargo, el oído y el sistema auditivo se encuentran diseñados para generar respuestas a estímulos entre los 20 Hz y los 20 000 Hz.11 Por eso, la audiometría de alta frecuencia permite al especialista conocer la funcionalidad del sistema auditivo (zona basal de la cóclea) en frecuencias altas a partir de los 9000 Hz (frecuencias altas extendidas),9 convirtiéndose en un elemento fundamental en los diagnósticos tempranos de pérdida auditiva asociados con la edad, la ototoxicidad y la exposición al ruido.

Por su parte, las otoemisiones de alta frecuencia (OEAa) se han consolidado a lo largo del tiempo como una herramienta fundamental en la evaluación de la función del oído interno a altas frecuencias. Dicha prueba permite medir señales acústicas generadas en la cóclea y transmitidas por el oído medio.12 Ante la estimulación generada por dos tonos, la cóclea genera una respuesta no lineal, mostrando de manera clara la micromecánica del órgano de Corti; es por eso que se considera una herramienta fundamental en el diagnóstico diferencial de las lesiones cocleares y retrococleares para establecer un pronóstico del sitio de lesión y el umbral de audición.13

Existe una gran posibilidad de aparición de una nueva generación de población joven afectada por pérdida auditiva, con sus respectivas consecuencias socioeconómicas,4 por lo que desarrollar estrategias de prevención, promoción y diagnóstico se convierte en una necesidad de los sistemas de salud del mundo, ya que tanto la detección precoz de la hipoacusia como una intervención temprana, son fundamentales para minimizar las posibles consecuencias de la pérdida auditiva en los diferentes contextos de desarrollo.6,9 Por esta razón, el objetivo de esta investigación fue establecer la capacidad predictiva de la pérdida auditiva de las pruebas de OEAa y AAF, en poblaciones adultos-jóvenes expuestas a ruido de la Institución Universitaria Escuela Colombiana de Rehabilitación.



Metodología
Tipo de estudio

Se realizó un estudio descriptivo comparativo de dos pruebas de diagnóstico de la pérdida auditiva de personas expuestas al ruido, con el fin de determinar cómo se comportan las pruebas de AAF y OEAa en la detección de la pérdida auditiva en la población de adultos-jóvenes expuesta al ruido.

Participantes

Para llevar adelante esta investigación se contó con la participación de 83 estudiantes de las carreras de fisioterapia (54, 63%), terapia ocupacional (17, 19%) y fonoaudiología (12, 13%), con edades entre los 17 y 25 años, de la Institución Universitaria Escuela Colombiana de Rehabilitación, ubicada en la localidad de Usaquén de la ciudad de Bogotá D.C.


Procedimiento

Percepción de exposición a factores de riesgo auditivo. Antes de realizar el diagnóstico auditivo se realizó la presentación y firma del consentimiento informado a cada uno de los participantes. Posteriormente, se aplicó una encuesta a los participantes con el fin de conocer su percepción frente a la exposición a factores de riesgo auditivo; se realizó una encuesta personal, la cual contenía 10 preguntas con 5 opciones de respuesta tipo Likert: nunca, casi nunca, a veces, casi siempre y siempre, con el fin de determinar la exposición de los participantes al ruido recreativo (uso de auriculares) y al ruido de sitio (lugares con exceso de ruido).

Detección de pérdida auditiva. Una vez que se aplicó la encuesta, se realizaron las pruebas audiológicas. La primera prueba que se efectuó para la evaluación audiológica fue la otoscopia; en esta, el participante se ubicó en posición sedente y se realizó el examen visual del conducto auditivo externo (CAE) y de la membrana timpánica (MT) con un otoscopio (marca Eli Ezer®) con el fin de determinar la integridad de las características anatómicas de las porciones externa y media del oído.14 Para determinar el mínimo umbral auditivo al que escuchaba cada uno de los participantes, se aplicó una audiometría tonal; se inició con el ingresó de cada participante a una cámara sonoamortiguada (marca Tracoustics®) y se colocó un auricular (marca Telephonics® ref. TDH-50) que permite al participante recibir los estímulos de la prueba, y se le dio la instrucción de levantar la mano derecha o izquierda una vez percibiera el estímulo en el oído correspondiente. En el desarrollo del examen se evaluó la capacidad auditiva de cada oído por separado con tonos pulsados, con el fin de examinar el estado auditivo tanto por la vía aérea como por la vía ósea. Se presentaron sonidos con frecuencias desde 125 Hz hasta 8000 Hz, e intensidad desde 0 dB según lo establecido por Rodríguez y colaboradores (2016). Si los participantes no respondían a un estímulo (frecuencia) en una intensidad determinada, se incrementó la intensidad en 5 dB hasta obtener una respuesta, que se corroboró 2 veces consecutivas o el 50% del tiempo; esta respuesta se registró como umbral.15 Los tipos de respuestas en este examen se distribuyeron como: audición normal (desde 0 dB hasta 10 dB), pérdida mínima (desde 11 dB hasta 15 dB), pérdida leve (desde 20 dB hasta 25 dB), pérdida de audición moderada (desde 31 dB hasta 65 dB), pérdida de audición grave (desde 66 dB hasta 85 dB) y pérdida de audición profunda (a partir de 85 dB).16

Seguidamente se aplicó la prueba de AAF que evalúa frecuencias entre 9000 y 20 000 Hz, denominas extended high-frequencies.1 La prueba se realizó luego de la audiometría tonal colocando unos auriculares especializados (marca Sennheiser; ref. HDA-200), diferentes a los usados en la audiometría de tonos puros convencional; nuevamente se le dio la instrucción de levantar la mano derecha o izquierda una vez percibiera el estímulo en el oído correspondiente; la evaluación se realizó por vía área. Esta prueba se utiliza para establecer el umbral de respuesta del oído interno del participante y para monitorizar a personas expuestas a situaciones que pueden causar daño al oído interno, como la exposición a ruidos que pueden estar causando una deficiencia en la localización del sonido y en el entendimiento del lenguaje, en especial en ambientes ruidosos.9

Por último, se realizó la prueba de OEAa, que emplea señales de intensidad extremadamente débiles enviadas al oído interno, con el fin de evaluar el estado y la integridad de la cóclea (células ciliadas externas). El estímulo consistió en dos tonos puros –frecuencia 1 (F1) y frecuencia 2 (F2)– que se presentaron a una intensidad de 65 dB. Para detectar las señales acústicas de alta frecuencia se utilizó un equipo de otoemisiones acústicas (marca Path Medical®, ref. Sentieroadvance), colocada en el conducto auditivo externo; posteriormente se generó un estímulo auditivo que provocaba la actividad de las células ciliadas del órgano de Corti. Seguidamente se aplicó la prueba de OEAa de alta frecuencia; esta prueba genera frecuencias entre 8000 Hz y 10 000 Hz, y en esta investigación se utilizó la prueba de otoemisiones acústicas de producto de distorsión, prueba que tiene como objetivo estimular la cóclea con dos tonos puros (frecuencias bajas [F1] y frecuencias altas [F2]) emitidos simultáneamente, con el fin de detectar alteraciones auditivas de origen coclear.17



Análisis de resultados

El análisis de los datos obtenidos con las pruebas utilizadas se realizó mediante la aplicación de estadística descriptiva que nos permitió la comparación de las pruebas audiológicas de AAF y OEAa convencionales y de alta frecuencia.



Resultados
Percepción de exposición a factores de riesgo auditivo

En cuanto a la prevención y el cuidado auditivo, se logró determinar que el 65% de los participantes escucha música con audífonos por más de una hora diaria, el 30% frecuenta lugares con exceso de ruido y el 45% no le suele subir el volumen al televisor más de lo normal; además, 58% utiliza elementos perjudiciales para asear sus oídos y escucha música cuando duerme. La mayoría de los participantes no requieren que las personas le repitan lo que han dicho; además, el 60% de los estudiantes no asiste a controles auditivos.

Detección de la pérdida auditiva

Inicialmente se realizó la prueba de otoscopia; ninguno de los participantes presentó alteraciones a nivel del oído externo y medio. Con la prueba de audiometría tonal se determinó una sensibilidad auditiva periférica normal bilateral en todos los participantes.

En esta investigación se encontró que la prueba de AAF detecta un porcentaje mayor de personas con pérdida auditiva en todas las frecuencias evaluadas (8000 Hz más del 7%, 9000 Hz más del 23% y más del 8%, a 10 000 Hz), con relación a la prueba de OEAa. Sin embargo, en ambas pruebas identificó que existe mayor detección de pérdida auditiva a medida que aumenta la frecuencia evaluada, pasando del 48% de pérdida auditiva en 8000 Hz al 81% de pérdida auditiva en 10 000 Hz con la prueba de AAF, y del 41% al 73% con la prueba de OEAa (Figura 1).





Se determinó un nivel de concordancia, en general, del 74% entre las dos pruebas en detección de pérdida auditiva; sin embargo, en algunos casos la detección de la pérdida auditiva solo fue posible con alguna de las dos pruebas. En general, la AAF detecta el 22% de pérdida auditiva que no es detectada con las otoemisiones, en contraste con la prueba de OEAa que detecta el 6% de los participantes con pérdida auditiva que no son informados por la AAF (Figura 2).






Discusión

En esta investigación se logró determinar que los estudiantes analizados presentaron pérdidas auditivas a partir de la frecuencia de 8000 Hz, y llegan a ser superiores al 70% en la frecuencia de 20 000 Hz. Estos resultados concuerdan con informes que consideran que los adolescentes son el grupo de más alto riesgo de pérdida auditiva en la actualidad.18

Anteriormente se había descrito que la pérdida de la audición en adolescentes en los Estados Unidos oscila entre el 3% y el 5% en frecuencias = 25 dB, y del 15% al 20% en frecuencias > 15 dB;19 en Corea de Sur es del 8.56% unilateral y del 1.03% bilateral a bajas frecuencias, y del 32.74% unilateral y del 5.53% bilateral a altas frecuencias.20 Asimismo, en la literatura se informa que el 64% de los estudiantes de secundaria de bandas musicales,21 y el 22% de jóvenes de entre 20 y 30 años están expuestos a muchas fuentes de ruido.18 Los datos comunicados en esta investigación podrían sugerir que los estudiantes colombianos tienen mayor deterioro auditivo que sus pares mundiales; una de las posibles causas de estos resultados es la exposición a largo plazo y a altas intensidades a los reproductores de música personales, que representan un riesgo para la audición,19 así como la falta de prevención y cuidado auditivo, y el uso de elementos que pueden alterar y perjudicar la estructura del oído interno.
Debido a la posibilidad de aparición de pérdida auditiva en la población joven que no es detectada por las pruebas convencionales, se ha sugerido el uso de pruebas de alta frecuencia para el análisis de la pérdida auditiva asociada con ruido.18,22 La prueba de AAF mide el mínimo umbral auditivo en el que puede llegar a escuchar cada persona, a intensidades sonoras inferiores a 45 dB, que no producen daño auditivo. Sin embargo, niveles de sonido superiores a 75 dB pueden comenzar a producir alteraciones auditivas, e intensidades superiores a 80 dB son consideradas de riesgo. El sonido en discotecas, conciertos y aeropuertos de forma general, supera los 100 dB de intensidad; por encima de 120 dB la sensación de audición viene acompañada de dolor.1 La audiometría tonal de alta frecuencia detecta una pérdida neurosensorial en las frecuencias altas desde 10 000 Hz, en aumento hasta 90 dB en 20 000 Hz,1 o detecta una pérdida auditiva en descenso desde la frecuencia de 13 000 Hz, generando igualmente hipoacusia neurosensorial.23 En esta investigación se evaluaron las frecuencias de 8000 Hz, 9000 Hz y 10 000 Hz, con lo que se detectó pérdida auditiva en la mayoría de los participantes.
Con la prueba de OEAa se mide el funcionamiento de las células ciliadas ubicadas en la cóclea, parte interna del oído, donde se puede poner de manifiesto un daño coclear inducido por ruido que puede ser agudo o crónico, al existir además una susceptibilidad individual al sonido, lo que hace unas personas sean más propensas que otras a sufrir una pérdida.24 Se ha sugerido que el uso de la OEAa sirve como un indicador temprano de pérdida auditiva inducida por ruido,25ya que tiene las características necesarias de una herramienta objetiva, sensible y de fácil aplicación para el diagnóstico de la pérdida auditiva inducida por ruido.26

Posiblemente este es uno de los pocos estudios que compara la prueba de AAF con la prueba de OEAapara determinar la concordancia en el diagnóstico temprano de hipoacusia inducida por ruido. En esta investigación se determinó que ambas pruebas de alta frecuencia detectan la pérdida auditiva en personas jóvenes, la cual no es detectada por la audiometría convencional. Posiblemente esto se deba a que las pruebas utilizadas evalúan las mismas frecuencias que tienen los sonidos presentes en discotecas, música con auriculares y aeropuertos, a los cuales está mayormente expuesta la población adolecente.26 Entre las dos pruebas de alta frecuencia se registró que la AAF tiene mayor poder de detección, lo que corrobora que es la prueba más sensible en detectar la pérdida auditiva en jóvenes expuestos a ruido.9

Además, se determinó que la capacidad predictiva de estas pruebas aumenta a medida que se evalúan frecuencias altas. Sin embrago, resulta interesante que el nivel de concordancia entre las pruebas, en general, es del 72%, resultados que coinciden con estudios anteriores en los que se encontró que la AAF extendida fue la prueba más sensible para la detección de pérdida auditiva en trabajadores expuestos a ruidos peligrosos, en comparación con la audiometría convencional y el producto de distorsión otoacústica.27La diferencia de detección entre las dos pruebas y la mayor sensibilidad de la AAF puede deberse a que se ha informado que la prueba de otoemisiones no puede detectar de manera confiable cambios de umbral en los individuos, y que el valor predictivo de las otoemisiones no es concluyente.28 Sin embargo, el hecho de que en este estudio se encontró que en el 5% de los participantes se detectó la pérdida auditiva únicamente con otoemisiones hace necesario realizar investigaciones que se enfoquen en evaluar la confiabilidad de la prueba o si el daño generado por la exposición al ruido se puede dar en algunos casos, específicamente en las células ciliadas de la cóclea, sin afectar la respuesta en la audiometría tonal.25



Conclusiones

Los resultados obtenidos en este estudio sugieren que la prueba de audiometría tonal de alta frecuencia y la prueba de otoemisiones acústicas de alta frecuencias on pruebas complementarias para la detección precoz de hipoacusia inducida por ruido. Esto se debe a que cada una de las pruebas mide la funcionalidad de la audición de manera diferente. Además, las pruebas de otoemisiones acústicas solo se pueden usar para controlar la audición de manera eficaz cuando hay espacio para el deterioro de la audición (etapa preclínica); por lo tanto, la audiometría de alta frecuencia es indispensable en presencia de una pérdida auditiva preexistente o cuando los resultados de las otoemisiones acústicas son bajos o ausentes.26,29 Consideramos que estas dos pruebas deberían ser incluidas en los estudios sobre la pérdida auditiva en jóvenes, lo que permitiría determinar qué grupos de esos individuos son particularmente vulnerables a la pérdida auditiva y, así, enfocar las medidas preventivas en esta población.


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