Resúmenes amplios

ANOMALÍAS NEURORRADIOLÓGICAS EN EL PRIMER EPISODIO DE PSICOSIS


Oxford, Reino Unido
La revisión sistemática y metanálisis apoyan el uso rutinario de imágenes de resonancia magnética nuclear como parte de la evaluación inicial en pacientes que presentan un primer episodio de psicosis.

JAMA Psychiatry 1-8

Autores:
Blackman G

Institución/es participante/s en la investigación:
University of Oxford

Título original:
Prevalence of Neuroradiological Abnormalities in First-Episode Psychosis A Systematic Review and Meta-analysis

Título en castellano:
Casi el 6% de los Pacientes con un Primer Episodio de Psicosis Presentan Anomalías Clínicamente Relevantes en la Resonancia Magnética Nuclear

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
1.94 páginas impresas en papel A4

Introducción

El diagnóstico precoz de la psicosis secundaria, donde un trastorno psicótico es causado por otra afección médica, es una tarea diagnóstica indispensable pero compleja en psiquiatría. Los individuos que presentan un primer episodio de psicosis (PEP) pueden tener una etiología secundaria (“orgánica”) a sus síntomas que se puede identificar mediante neuroimágenes. La falta de detección de estos casos en una etapa temprana puede tener graves consecuencias clínicas, por lo tanto, se ha sugerido que la resonancia magnética nuclear (RMN) cerebral debería ser obligatoria para todos los pacientes que presentan PEP. Sin embargo, este sigue siendo un tema controvertido, en parte porque la prevalencia de anomalías de la RMN clínicamente relevantes en este grupo no está clara. La RMN es una técnica segura y bien tolerada que tiene una alta sensibilidad para detectar anomalías intracraneales. La mayoría de las anomalías radiológicas en pacientes con PEP son incidentales y no requieren ninguna acción clínica. Sin embargo, una minoría de anomalías conducen a un cambio en la atención clínica del paciente. En individuos por lo demás sanos, las hiperintensidades de la sustancia blanca predicen de manera confiable el deterioro cognitivo posterior, el mayor riesgo cerebrovascular y el aumento de la mortalidad, lo que sugiere que la presencia de anomalías neurorradiológicas puede ser un indicador de salud neurológica.

El objetivo de este estudio fue obtener una estimación metanalítica de la prevalencia de anomalías neurorradiológicas clínicamente relevantes en el PEP.

 

Métodos

Se hicieron búsquedas en las bases de datos electrónicas Ovid, Medline, Pubmed, Embase, Psychinfo y Global Health hasta julio de 2021. Además, se realizaron búsquedas en las referencias y citas de los artículos incluidos y en los artículos de revisión. Se incluyeron estudios de RMN de pacientes con PEP que informaran la frecuencia de anomalías radiológicas intracraneales. Tres investigadores extrajeron de forma independiente los datos y calcularon un metanálisis de efectos aleatorios de proporciones agrupadas. Una anomalía radiológica se definió como cualquier hallazgo intracraneal, independientemente de la evidencia que sugiera una relación causal con la psicosis. Las anomalías radiológicas se clasificaron además por relevancia clínica. Los moderadores se probaron mediante análisis de subgrupos y metarregresión. La heterogeneidad se evaluó mediante el estadístico I2. La solidez de los resultados se evaluó mediante análisis de sensibilidad. El sesgo de publicación se evaluó mediante gráficos en embudo y pruebas de Egger. Los criterios de valoración principales fueron la proporción de pacientes con una anomalía radiológica clínicamente relevante (definida como aquella que provocara un cambio en el manejo clínico o el diagnóstico) y el número de pacientes necesarios para detectar una anomalía de este tipo (número necesario para evaluar [NNE]). Las anomalías se agruparon en las siguientes categorías neuroanatómicas: sustancia blanca, vascular (excluyendo sustancia blanca), ventricular, quiste, hipófisis, tumor, atrofia cerebral y otras (es decir, no pertenecientes a ninguna de las categorías antes mencionadas). Para cada estudio se calculó la proporción de pacientes con PEP y una anomalía radiológica, junto con el intervalo de confianza del 95% (IC 95%).

 

Resultados

Se incluyeron doce estudios independientes (13 muestras), publicados entre 1991 y 2021, con 1613 pacientes con PEP. Nueve trabajos informaron anomalías clínicamente relevantes, con una muestra agrupada de 1318 pacientes. El tamaño de la muestra de PEP varió de 20 a 349 pacientes. La media de edad varió de 20 a 60 años, y la proporción de pacientes del sexo femenino varió del 27% al 70%. Cinco estudios informaron datos de la práctica clínica habitual y seis trabajos informaron datos de estudios de investigación clínica. Un ensayo informó datos tanto de la práctica clínica habitual como de la investigación clínica.

De los 1613 pacientes con PEP, 26.4% (IC 95%: 16.3% a 37.9%; NNE de 4) tenía una anomalía radiológica intracraneal, y el 5.9% (IC 95%: 3.2% a 9%) tenía una anomalía clínicamente relevante, lo que arrojó un NNE de 18. Hubo altos grados de heterogeneidad entre los estudios para estos resultados, del 95% al 73%, respectivamente. El tipo más frecuente de hallazgo clínicamente relevante fueron las anomalías de la sustancia blanca, con una prevalencia del 0.9% (IC 95%: 0% a 2.8%), seguido de los quistes, con una prevalencia del 0.5% (IC 95%: 0% a 1.4%). Los pacientes con PEP tenían un riesgo relativo de 2.8 (IC 95%: 1.3 a 5.9; k = 9 estudios) de cualquier anomalía radiológica en comparación con los controles sanos. Entre las anomalías que fueron clínicamente relevantes, los pacientes con PEP tuvieron un riesgo relativo de 1.5 (IC 95%: 0.8 a 2.8) en comparación con los controles sanos. Sin embargo, un análisis de sensibilidad indicó que esto puede ser una subestimación.

 

Conclusiones

Esta revisión sistemática y metanálisis encontró que el 5.9% de los pacientes que presentaron un PEP tuvieron un hallazgo clínicamente relevante en la RMN. Debido a que las consecuencias de no detectar estas anomalías pueden ser graves, estos hallazgos apoyan el uso de la RMN como parte de la evaluación clínica inicial de todos los pacientes con PEP.

 



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