FIGURA 1. Dibujo esquemático de T. tenax en donde se destacan las siguientes estructuras: F.A., flagelos anteriores; B, blefaroplastos; M.o., membrana ondulante; F.p., flagelo posterior; C, citoplasma; N, núcleo; A.x., axostilo; G.c., gránulos cromáticos; A.p., aparato parabasal.Su tamaño promedio oscila entre 4 y 13 micrómetros de longitud por 2 a 9 micrómetros de anchura (1-4). De manera análoga a Entamoeba gingivalis, T. tenax presenta una distribución cosmopolita y se aísla en la cavidad bucal de pacientes con mala higiene bucal, donde este flagelado se alimenta de restos celulares4. El microorganismo vive en el cálculo dental y forma parte de la microbiota que conforma la placa dental subgingival (5,6).Al carecer de fase quística, T. tenax tiene que transmitirse directamente por medio de gotas de saliva y besos, o indirectamente a través del agua, alimentos o fómites contaminados (por ejemplo, cepillos de dientes, cubiertos o vasos). Sin embargo, los trofozoítos son bastante resistentes y se ha observado la supervivencia de éstos durante 3 a 6 días en el agua de beber a temperatura ambiente (4).Aun cuando T. tenax puede estar como comensal en la cavidad bucal de algunos individuos, está claramente demostrado el papel que juega esta especie como microorganismo patógeno, implicado en distintos procesos patológicos que se suscitan tanto dentro como fuera de los límites de la boca, constituyendo ésta un foco de infección (7). Aunque puede producir la lisis de células epiteliales, hematíes y leucocitos, se piensa que se comporta como un microorganismo oportunista en las lesiones producidas por otros microorganismos para obtener más fácilmente los nutrientes que necesita (4).La detección de T. tenax en pacientes con enfermedad periodontal ha sido puesta de manifiesto en diversos reportes publicados al respecto. En este sentido, Pardi y col. (8) realizaron un estudio donde se demostró la incidencia de este microorganismo en un grupo de 30 pacientes adultos con periodontitis marginal crónica (PMC) en relación con un grupo de 30 pacientes adultos periodontalmente sanos. Los resultados de este estudio reflejaron que el protozoario se detectó en 9 (30%) de los 30 pacientes con PMC y sólo en 1 (3%) de los 30 pacientes sin enfermedad periodontal.De igual forma, Zdero y col. (9) realizaron un estudio en dos poblaciones de 50 pacientes adultos de ambos sexos, de la ciudad de Rosario, Argentina: la población 1 (control) con bocas sanas y buenos hábitos de higiene bucal y la población 2 con gingivitis y/o periodontitis y mala higiene bucal. El objetivo fue la búsqueda de E. gingivalis y T. tenax para determinar sus prevalencias en individuos con patología bucal y la relación de estos parásitos con la IgA y el pH salival. La frecuencia de E. gingivalis y T. tenax en la población 1 fueron de 48% y 10% respectivamente y resultaron notablemente mayores en la población 2 (E. gingivalis: 76% y T. tenax: 20%). La presencia de estos parásitos bucales fue independiente del valor de IgA en las dos poblaciones y la población control mostró dependencia entre el pH salival y la presencia de protozoarios, en tanto que en la población con patología bucal no habría dependencia entre estas variables.Por su parte, Mahdi y al Saeed (10) realizaron en la población de Basrah, Irak un estudio para determinar la frecuencia de T. tenax en 143 muestras de pacientes con problemas periodontales y 271 muestras provenientes de pacientes periodontalmente sanos, encontrando al protozoario en 8,4% de los pacientes con enfermedad periodontal y 4,1% de los pacientes sanos. Se ha podido detectar a T. tenax en procesos patológicos de la cavidad bucal diferentes de las patologías periodontales. En este sentido, Duboucher y col. (11) reportaron un caso de trichomoniasis salival debido a la presencia de este microorganismo en la glándula submaxilar de una paciente de 85 años. De igual forma, se han reportado diversos casos de patologías que se suscitan fuera de los límites de la cavidad bucal en las que se encuentra implicada esta especie, tales como: trichomoniasis pulmonar, encontrándose T. tenax en pacientes con abscesos en el pulmón, cáncer pulmonar o bronconeumonía (12-14), meningitis poilimicrobiana (15), absceso subhepático (16), fibrosis quística en seno (17), infección de un nódulo linfático (18) y más recientemente dos casos, uno de trichomoniasis pleural en un paciente masculino de 59 años con diagnóstico de adenocarcinoma metastático de pulmón y en el que el fluido pleural obtenido era purulento, fétido y con grandes cantidades de T. tenax mezcladas con una flora bacteriana mixta (19) y el otro de un empiema en un paciente masculino de 56 años a nivel de la parte inferior del tracto respiratorio (20). Sobre la base de todo lo anteriormente señalado, el objetivo de esta investigación fue detectar a T. tenax en un grupo de pacientes con gingivitis, los cuales estaban recibiendo tratamiento odontológico en la Facultad de Odontología de la Universidad Central de Venezuela (U.C.V.). Materiales y métodos