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Es probable, aunque no se ha podido demostrarlo, que el MEF haya contribuido a reducir los índices de muerte intraparto y de muerte neonatal precoz. Es sugestivo que en Dinamarca el porcentaje de mortalidad perinatal haya bajado de 17.9 por mil en 1970 (antes de la introducción del MEF) a 9.9 por mil en 1979, el 2.3 por mil atribuido a hipoxia. El porcentaje de mortalidad perinatal se redujo a 8.4 por mil en 1986, con 1.2 por mil correspondiente a hipoxia. La cardiotocografía ha sido implementada en la mayoría de las unidades obstétricas dinamarquesas, y el 93.5% de los nacimientos se produce en servicios de obstetricia equipados con MEF. La asociación entre las complicaciones del nacimiento y la discapacidad neurológica crónica es un hecho conocido; se considera que la «asfixia durante el nacimiento» se asocia con mayor riesgo de parálisis cerebral o retardo mental. Sin embargo, estudios recientes indican que los eventos intraparto no desempeñan un papel tan destacado en la patogenia del daño cerebral; una investigación reveló que más de la mitad de los niños con parálisis cerebral había tenido Apgar superior a 6 en el primer minuto. Un estudio australiano sobre 185 niños con parálisis cerebral estimó que la asfixia intraparto resultaba ser la probable causa de la enfermedad en apenas el 8% de los casos. Otros investigadores, luego de revisar los datos epidemiológicos de la bibliografía, consideraron probable que menos del 15% de los casos de retraso mental severo sea causado por eventos perinatales, y que la mayoría de los casos obedezca a anomalías cromosómicas, malformaciones, errores congénitos del metabolismo e infecciones. Nos parece razonable el cálculo de que la utilización del MFE en mil partos podrá prevenir entre una y dos muertes perinatales, un caso de retardo mental y un caso de parálisis cerebral. FACTORES PREDICTIVOSHemos revisado varios ensayos aleatorizados. Los aportes de Dixhoorn y colaboradores (1986) y Dennis y colaboradores (1989) parecen mostrar que acaso la acidosis no sea tan buen indicador de problemas neurológicos posteriores como se creyó en principio; los síntomas neurológicos del primer período neonatal parecen predecir mejor los problemas neuropsiquiátricos posteriores. Las convulsiones, de acuerdo con Dennis (1978), surgen como el principal factor predictivo de parálisis cerebral. A medida que se profundizan nuestras observaciones sobre el feto humano, es de esperar que se realicen más intervenciones, lo cual es aceptable si sirve para reducir la mortalidad perinatal y las complicaciones a largo plazo. La importancia del muestreo de sangre fetal queda demostrada por el hecho de que el índice de riesgo relativo de operación cesárea fue de 1.98 con muestreo y de 4.14 sin él. RIESGOSEs poco probable que el empleo de métodos externos de MEF exponga a la madre o al feto a algún riesgo. Con respecto al MEF interno, estudios prospectivos no mostraron aumento en la frecuencia o severidad de infecciones entre las pacientes en quienes se efectuó cesárea luego de él. Más importante aún es el riesgo de operación innecesaria, por interpretación errónea de signos de asfixia en el cardiotocograma. Una auditoría realizada en forma retrospectiva encontró innecesario el 30% de las cesáreas realizadas por sufrimiento fetal. Subrayemos que el objetivo del MEF es detectar o predecir asfixia o hipoxia intraparto, a fin de prevenir el daño cerebral y la muerte. Teniendo en cuenta que la asfixia del nacimiento se puede definir como acidemia, hipercapnia o hipoxia, sugerimos emplear como indicador de asfixia la presencia del bajo valor de pH en la sangre de la arteria umbilical. De cualquier modo, la prevalencia de los valores de asfixia es inferior a lo esperado, ya que el feto parece tolerar la hipoxia y la acidemia mejor que el adulto. Una de las razones que hacen difícil medir el efecto positivo del MEF es el hecho de que en las dos últimas décadas también disminuyó mucho el porcentaje de mortalidad perinatal en casos no monitoreados. Al haber sido sobreestimada la proporción de parálisis cerebral causada por asfixia intraparto, no se verificó la augurada caída en la cantidad de nuevos casos. La mayor parte de los niños con «daño cerebral» ya se hallaban lesionados antes del comienzo del trabajo de parto, y el MEF no puede mejorar la condición de un feto que adquirió el «daño cerebral» con anterioridad. También resulta de importancia el factor de variabilidad interobservador e intraobservador de este método. En suma, el MEF es el mejor procedimiento del que se dispone para el monitoreo de los casos de alto riesgo; perfeccionando el entrenamiento del personal sería factible lograr mejores resultados.