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TRASTORNO LINFOPROLIFERATIVO POSTERIOR A TRASPLANTE INTESTINAL PEDIÁTRICO
(especial para SIIC © Derechos reservados)
Autor:
Esther Ramos Boluda
Columnista Experta de SIIC

Institución:
Unidad De Rehabilitación Intestinal. Hospital Universitario La Paz. Madrid. España.

Artículos publicados por Esther Ramos Boluda 
Coautor Esther Ramos Boluda* 
Médico, Unidad De Rehabilitación Intestinal. Hospital Universitario La Paz. Madrid. España., Madrid, España*


Recepción del artículo: 0 de , 0000
Aprobación: 5 de febrero, 2014
Conclusión breve
El síndrome linfoproliferativo es una complicación grave tras el trasplante intestinal en el niño. Su incidencia en nuestro grupo fue algo más del 14%. La mayor parte de nuestros casos estuvieron asociados a la infección por el virus de Epstein-Barr. Fue menos frecuente en el grupo de injertos multiviscerales aunque sin significación estadística.

Resumen



Clasificación en siicsalud
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Especialidades
Principal: PediatríaTrasplantes
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Enviar correspondencia a:
E Ramos, Intestinal Rehabilitation Unit, 28046, Madrid, España



TRASTORNO LINFOPROLIFERATIVO POSTERIOR A TRASPLANTE INTESTINAL PEDIÁTRICO

(especial para SIIC © Derechos reservados)
Artículo completo
Los trastornos linfoproliferativos postrasplante (SLPPT) son una complicación conocida y potencialmente mortal después del trasplante intestinal. Se analizaron la incidencia, las características clínicas y la evolución de una serie de 63 trasplantes intestinales realizados en nuestra unidad entre octubre de 1999 y julio de 2011. Los tipos de trasplante fueron 23 trasplantes intestinales aislados, 20 hepatointestinales y 20 multiviscerales. Los pacientes fueron clasificados en tres grupos según el prococolo de inmunosupresión empleado. El grupo I (n = 43) recibió basiliximab, tacrolimus y esteroides; el grupo II (n = 11) timoglobulina y tacrolimus y el grupo III ( n = 9 ) alemtuzumab y tacrolimus. El estado de replicación del virus de Epstein -Barr (EBV) fue analizado con serología pretrasplante, reacción en cadena de la polimerasa (PCR) cualitativa hasta 2006 y cuantitativa en tiempo real a partir de esa fecha. Todos los pacientes recibieron profilaxis con ganciclovir en el post-trasplante inmediato. El diagnóstico de SLPPT se basó en la sospecha clínica y fue confirmado con técnicas de imagen y estudios anatomopatológicos. Las muestras para análisis se obtuvieron por punción o laparotomía cuando fue preciso.
RESULTADOS: Nueve pacientes (cinco mujeres y cuatro varones) de 63 trasplantes (14,2%) desarrollaron PTLD. Uno de ellos era un segundo injerto. La mediana de edad en el inicio del SLPPT fue de 3,1 años (1,7- 7,8). El tiempo postrasplante promedio fue de 4 meses (0,5 -28) y se desarrolló en el primer año en seis pacientes.
La incidencia por tipo de injerto fue uno multivisceral (MV) (5%), tres hepatointestinales (HI) (15%) y cinco intestinales aislados (TI) (21,7%), lo que significa una aparentemente menor incidencia en los injertos MV . Sin embargo, el análisis no mostró diferencias estadísticamente significativas al comparar los tres grupos (p = 0,36) ni la comparación de TI / MV (p = 0,11), ni HI / MV (p = 0,24). Esta diferencia puede no ser significativa debido al pequeño tamaño de la muestra. El bazo se incluyó en el injerto en dos pacientes. La incidencia por grupos de inmunosupresión fue de 7/43 (16,2 %) en el grupo I, 1/11 (9 %) en el grupo II y 1 /9 ( 11,1 %) en el grupo III. Esto significa que no hay diferencias significativas entre los tres grupos (p = 1). Los niveles de Tacrolimus oscilaron entre 15 a 20 ng/ml en el primer mes del periodo post-trasplante, 10-15 ng/mL en el segundo y tercer mes, 8-10 ng/mL entre cuarto y duodécimo y aproximadamente 5 ng/ml a partir de entonces. En caso de infección por VEB se minimizaron los niveles de tacrolimus.
En cuanto al estado del EBV, de nueve pacientes con infección primaria (pacientes IgG para EBV negativos en período pretrasplante que se infectaron después de la intervención), tres de desarrollaron PTLD (33%). Se observó reactivación de la infección (pacientes con IgG y PCR negativa previamente y positiva después del trasplante) en dieciocho, cuatro de ellos desarrollaron SLPPT (22,2%) e infección inactiva o sin infección en los treinta y seis restantes (serología positiva y PCR persistentemente negativas o IgG negativa y PCR negativa persistente) y sólo dos de ellos desarrollaron el trastorno (5,5%). Hubo una diferencia significativa entre pacientes con PCR positiva y negativa (p = 0,02). No se encontró diferencia estadística entre los pacientes con infección primaria y reactivación de la infección (p = 0,28). Los donantes de los pacientes con infección primaria y SLPPT eran todos ellos negativos para el VEB. Cabe destacar la presencia de coinfección por CMV en dos pacientes y la asociación con 2 rechazos agudos graves y 1 enfermedad de injerto contra huésped. La fiebre fue el síntoma más frecuente, seguido de las adenopatías, la disfunción del injerto y la hipertrofia amigdalar. En cuanto a la localización del tumor, el injerto (intestino delgado) fue el sitio más frecuente (n=5), seguido por los ganglios linfáticos (n=4), las amígdalas (n=4) y el pulmón (n=1).
La distribución según el tipo histológico e infección por EBV fue: tres polimórficos de células B EBV +, cuatro monomórficos de células B VEB +, un linfoma T periférico EBV - y un sarcoma histiocítico EBV - . Debemos señalar que este último tipo de cáncer no se incluye dentro de los SLPPT según la última clasificación de la OMS, pero el origen similar nos ha hecho incluirlo dentro de este grupo de tumores malignos. Consideramos VEB + si el tumor era EBER positivo (ARN codificado por VEB) en las lesiones de SLPPT.
El tratamiento prescrito fue disminución de la inmunosupresión en todos ellos, ganciclovir en los casos VEB +, la amigdalectomía y/o adenoidectomía en casos de afectación amigdalar y rituximab o quimioterapia, dependiendo del tipo de tumor. Fue necesaria la extracción del injerto en cuatro pacientes (44 %). La tasa de mortalidad fue del 33 %.
CONCLUSIONES: No hemos encontrado ninguna asociación entre SLPPT y régimen de inmunosupresión ni tipo de trasplante. Sin embargo, hubo una asociación estadística con infección activa por EBV, tanto primoinfección como reactivación.
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