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INFORMACIÓN SOBRE LA ANTICONCEPCIÓN DE EMERGENCIA ENTRE LOS ADOLESCENTES Y ADULTOS JÓVENES
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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Autor:
Concepción Guijo
Columnista Experta de SIIC

Institución:
Comunidad Madrid

Artículos publicados por Concepción Guijo 
Coautor Marta Elena Losa Iglesias* 
Doctora, Coordinadora Funcional del Área de Enfermería, Profesora titular de Universidad, Universidad Rey Juan Carlos, Alcorcon, España*


Recepción del artículo: 29 de abril, 2014
Aprobación: 17 de junio, 2014
Conclusión breve
Tras la posibilidad de adquirir sin prescripción médica la píldora poscoital o píldora del día después en las farmacias españolas, se estudió el nivel de conocimientos sobre este método anticonceptivo de emergencia entre adolescentes y adultos jóvenes.  

Resumen

Fundamento: Tras la posibilidad de adquirir sin prescripción médica la píldora poscoital o píldora del día después en las farmacias españolas, se estudió el nivel de conocimientos sobre este método anticonceptivo de emergencia entre adolescentes y adultos jóvenes. Metodología: Estudio descriptivo, transversal, a través de encuestas; el muestreo es de tipo intencional o de conveniencia; incluyó 906 estudiantes de cuatro institutos de Formación Profesional de la Comunidad de Madrid. El análisis de los datos se realizó con el programa SPSS 17. Resultados: Un 2.5% de los participantes consideraron la píldora del día después como un método anticonceptivo habitual. El 4.6% no utilizaba ningún método anticonceptivo. El 64.1% de los participantes contestaron que la menstruación debía aparecer en la fecha prevista. El 45.5% de los participantes respondieron que el método permitía la posibilidad de interrumpir un embarazo ya implantado y de ocasionarle algún daño. Sólo un 36% de los encuestados recibieron información a la largo de su período educativo. El 54.2% respondió que "sí" conocían los efectos secundarios y las contraindicaciones. Conclusiones: Se detectaron parcelas de conocimiento que resultan insuficientes, en especial entre los más jóvenes. Se observó que el haber utilizado este método implica una mejor información. Y en relación con el sexo, son las mujeres las que parecen estar mejor informadas acerca de la administración de la píldora del día después, por su mayor implicación, al ser ellas las que debían de tomarla.

Palabras clave
anticonceptivos de emergencia, jóvenes, píldora del día después, píldora postcoital

Clasificación en siicsalud
Artículos originales> Expertos del Mundo>
página www.siicsalud.com/des/expertos.php/139162

Especialidades
Principal: Medicina ReproductivaObstetricia y Ginecología
Relacionadas: Atención PrimariaEndocrinología y MetabolismoFarmacologíaMedicina FamiliarSalud Pública

Enviar correspondencia a:
Marta Elena Losa Iglesias, 28922, Alcorcon, España


Knowledge of emergency contraception among adolescents and young adults

Abstract
Background: Following the possibility of acquiring the morning-after pill in Spanish pharmacies without a prescription, we studied the level of knowledge about this emergency contraceptive among adolescents and young adults. Methodology: Cross-sectional study, using surveys. Sampling: Intentional or convenience sampling of 906 students from four vocational training institutes of the Community of Madrid. Data analysis: SPSS 17. Results: 2.5% of the participants considered the morning-after pill to be a regular contraceptive method, while 4.6% did not use any contraceptive method, and 64.1% of the participants answered that they waited for menstruation to appear as scheduled. A total of 45.5% of participants answered that this method meant that a pregnancy already implanted could be interrupted without causing harm. Only 36% of respondents received information on contraception during their time in education, while 54.2% answered that they were aware of the side effects and contraindications. Conclusions: Groups having insufficient knowledge were detected, especially among the young. We observed that the fact that this method had been used implied better information. In relation to sex, women are the ones who seem to be better informed as to the administration of the morning-after pill, because of their greater involvement and the fact that they are the ones who have to take it.


Key words
emergency contraception, youth, morning after pill, postcoital pill


INFORMACIÓN SOBRE LA ANTICONCEPCIÓN DE EMERGENCIA ENTRE LOS ADOLESCENTES Y ADULTOS JÓVENES

(especial para SIIC © Derechos reservados)
Artículo completo
Introducción

Las relaciones sexuales sin protección suponen un riesgo en cuanto al embarazo no deseado, además del riesgo de transmisión de enfermedades. La anticoncepción de emergencia (AE) puede disminuir el riesgo de embarazo, pero debe ir acompañada de información para una sexualidad saludable.1
En septiembre de 2009, el Ministerio de Sanidad español autorizó la dispensación, sin receta médica, en las farmacias españolas, de la píldora con levonorgestrel, también conocida como píldora del día después o píldora poscoital (PPC).2 El objetivo de esta medida es facilitar su adquisición, pues sólo es efectiva durante las primeras 72 horas tras una relación sexual sin protección. La responsabilidad pasa ahora de los centros de planificación familiar y centros de salud u hospitales, a los profesionales farmacéuticos, quienes deberán facilitar dicha píldora sin necesidad de preguntar la edad de quien la adquiere y a facilitar además toda la información necesaria para su buen uso. Este hecho tuvo un gran impacto social y generó una gran controversia entre distintos sectores de la sociedad. La mayor disponibilidad de la píldora creó preocupaciones entre los proveedores, los responsables políticos, entre los padres de los menores, y en los medios de comunicación en cuanto a su impacto en la toma de decisiones del cliente y en su comportamiento sexual.
Ante esta nueva situación, la problemática que se desprende es: si los adolescentes y los adultos jóvenes en edad reproductiva tienen el conocimiento de que la “píldora poscoital” es un método anticonceptivo hormonal ocasional, que solamente debe de utilizarse en una situación de emergencia, como ante la rotura del preservativo, cuando la mujer se ha olvidado de tomar tres o más dosis de anticonceptivos hormonales orales, cuando el parche transdérmico o el anillo vaginal se han desplazado, el diafragma se ha roto o desplazado, se ha expulsado el DIU, entre otros, o la mujer sufrido una agresión sexual y no estaba debidamente protegida.

También es necesario conocer si los jóvenes tienen conocimiento de que el uso de la píldora del día siguiente evita un posible embarazo pero no evita del contagio de una enfermedad de transmisión sexual (ETS); si conocen los efectos secundarios y las contraindicaciones; si tienen conocimiento sobre su pauta de administración y efectividad, estimada aproximadamente en un 85%. Además la píldora del día después no es efectiva tras la implantación del óvulo fecundado, por lo tanto, el concepto de píldora poscoital como método abortivo también puede plantear problemas de administración en personas con fuertes creencias religiosas.
Y por último, habría que conocer si existen problemas de accesibilidad y de información previa a la adquisición de este método por parte de los profesionales de salud, quienes en ocasiones, por motivos de objeción de conciencia, podrían influir en un uso inadecuado.

El objetivo de este estudio es analizar el nivel de conocimiento sobre anticoncepción de emergencia entre los adolescentes y adultos jóvenes de cuatro institutos de formación profesional de la Comunidad de Madrid ante la nueva situación de poder adquirir la píldora poscoital sin receta médica.


Material y método

Se trata de un estudio descriptivo transversal realizado mediante encuesta autocumplimentada y anónima acerca de los conocimientos y las prácticas relativas a la anticoncepción de emergencia.

La población de estudio fueron adolescentes y adultos jóvenes en edad reproductiva. Se realizó un muestreo intencional o de conveniencia, en el que participaron 922 estudiantes con edades comprendidas entre 16 y 45 años, seleccionados entre cuatro institutos de formación profesional de la Comunidad de Madrid. Se descartaron las encuestas que no estuviesen totalmente cumplimentadas.
La investigación se centra solamente en cuatro institutos de formación profesional por motivos de accesibilidad. El investigador, profesor de Formación Profesional de la rama de la Sanidad, solicita colaboración a profesores de dichos institutos para entregar las encuestas como método de obtención de datos. En algunos institutos, por deferencia del equipo docente, se realiza la entrega de encuestas en otras ramas profesionales diferentes de la Sanidad, como Comercio y Marketing, Electricidad y Electrónica, Imagen Personal, Mantenimiento y Servicios a la Producción.

La encuesta constaba de 18 ítems, que posteriormente serían las variables a analizar (Tabla 1). Dicha encuesta fue elaborada y validada por el investigador en otro estudio realizado previamente con el objetivo de elaborar un proyecto fin de máster.






La primera parte de la encuesta incluía los siguientes ítems: edad del encuestado, centro educativo, rama profesional a la que pertenecían los estudios que estaba cursando y el sexo de la persona encuestada.
En segundo lugar, la encuesta constaba de una batería de preguntas de conocimiento acerca de la PPC; si conocían de su existencia, si la consideraban un método anticonceptivo habitual o un método de emergencia, si habían usado dicha píldora y la razón para su utilización, si conocían el número de píldoras a tomar y el momento en que debía ser tomada, si conocían la posibilidad de embarazo tras su toma, si sabían cuándo debía aparecer la menstruación tras su toma, si la consideraban abortiva o causante de un posible daño al embarazo implantado, si habían recibido información a lo largo del período educativo, si habían recibido información por algún personal de salud antes de su adquisición, si conocían la existencia de efectos secundarios y contraindicaciones, si consideraban la posibilidad de contraer ETS y si habían tenido problemas para adquirir dicha píldora en la farmacia.
Para el análisis de los datos se utilizó el paquete estadístico comercial SPSS, versión 17. Para la comparación de proporciones se empleó la prueba de chi al cuadrado, considerándose estadísticamente significativo un valor de p inferior a 0.05.


Consideraciones éticas

Se solicitó a los directores de cada centro educativo la autorización para realizar el estudio, los cuales emitieron un certificado de consentimiento expreso. Algunas encuestas fueron entregadas por el propio investigador, y otras, por diferentes profesores, a los cuales el investigador previamente, de forma verbal, les solicitó su colaboración.

Para los alumnos menores de edad se elaboró una hoja de autorización para que los padres o tutores consintiesen la aplicación de dicho cuestionario. A todos los estudiantes se les recordó que la participación en el estudio era voluntaria y anónima.



Resultados

La muestra final consistió en 906 participantes de los cuales la edad media era de 22.98 años, la moda nos muestra que el valor que más se repite es la edad de 19 años.
Los resultados sobre conocimiento acerca de la píldora poscoital aparecen expuestos en la Tabla 2.







El 99.7% de los encuestados conocía la existencia de esta píldora. Un bajo porcentaje, el 2.5% de los participantes, consideraban la PPC como un método anticonceptivo regular para planificación familiar. De los participantes que la utilizaron, solamente el 4.6% (42 participantes) no utilizó ningún método anticonceptivo. El 82% de los encuestados contestaron de forma correcta que debía de tomarse una píldora tras la relación sexual. Un dato a destacar es el alto porcentaje, el 95.5% de los participantes, que respondieron que debería de tomarse inmediatamente o antes de las 72 horas. El 87.3% de los participantes seleccionaron la respuesta “será más o menos efectiva dependiendo del momento en el que se administre”. El 64.1% de los participantes contestaron que la menstruación debía aparecer en la fecha prevista, aunque podría adelantarse o retrasarse algunos días. El 45.5% de los participantes respondieron que “sí” existía posibilidad de interrumpir un embarazo ya implantado y de ocasionarle algún daño. Sólo un 36% de los encuestados recibieron información a la largo de su período educativo. Del 32.6% (295 encuestados) que utilizó la píldora poscoital, el 32.1% (291 encuestados) respondió que “Sí recibió información por el personal de salud antes de su adquisición”. El 54.2% respondió que “sí” conocían los efectos secundarios las y contraindicaciones. Un alto porcentaje de los participantes, el 96.8% contestó que no reduce la posibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual. Del 32.6% (295 encuestados) que utilizó este método, el 10% (91 encuestados) respondió que “Sí había tenido problemas para adquirir este medicamento en las oficinas de farmacias”.

Para un estudio más detallado se comparan las variables de conocimiento con la edad de los participantes, la rama profesional de los estudios que estaba cursando, el sexo y el haber utilizado o no la píldora poscoital.


Conocimientos en relación con la edad

Se dividió la muestra en tres intervalos: 16 a 20 años (n = 441), 21 a 30 años (n = 351) y 31 a 45 años (n = 114). En este estudio no participaron menores de 16 años debido a que la investigación se centra en institutos de formación profesional, en donde el alumnado debe haber superado la enseñanza secundaria obligatoria o estudios equivalentes. Se obtuvieron resultados estadísticamente significativos con un valor de p < 0.05, lo que indica que las diferencias entre los porcentajes de los grupos son suficientemente importantes como para afirmar que hay algo más que el azar que las explique en las siguientes variables:
Variable “número de píldoras que se deben tomar”: se destaca que el 84.4% del grupo de 16-20 años y el 84.3% del grupo de 21-30 años seleccionaron la respuesta “una tras la relación sexual”, frente al 65.8% del grupo de 31-45 años.

Variable “conocimiento de la fecha prevista para la aparición de la menstruación”. El 68.7% de los participantes de edades comprendidas entre 16 y 20 años y el 67.5% del grupo de 21 a 30 años seleccionaron la respuesta “en la fecha prevista, aunque puede adelantarse o retrasarse algunos días”, frente al 36% de los participantes del grupo de 31-45 años.
Variable “si la información que poseían los participantes procedía del sistema educativo”. El mayor porcentaje se obtuvo en la opción de respuesta “no recibieron información en el aula a lo largo de su período educativo”, correspondiente al grupo de 31-45 años, con un 86.8%, frente al 55.1% del grupo de 16-20 años y frente al 67.8% del grupo de 21-30 años.

Variable “información por algún personal sanitario antes de adquirir la PPC”. De los 295 participantes (32.6%) que utilizaron la PPC, el mayor porcentaje que contestó que sí, se encontraba en el grupo de 31-45 años, con un 36%.

Variable “si los participantes tuvieron problemas para adquirir la PPC en las farmacias”. De los participantes que tuvieron la necesidad de adquirir la PPC (32.6%), el 13.2 % del grupo de 31 a 45 años, son los que encontraron mayores obstáculos.


Conocimiento en relación con la rama profesional de los estudios que estaban cursando los participantes

El 81.8% (n = 741) de los participantes estaban cursando estudios en ciclos formativos encuadrados en la rama profesional de sanidad, y solamente el 18.2% (n = 165) cursaban estudios pertenecientes a otras ramas profesionales diferentes. Solamente se obtuvieron resultados estadísticamente significativos (p < 0.05) cuando se hizo el estudio comparativo con la variable, “razón de su utilización”.

Los participantes que estaban cursando estudios pertenecientes a la rama de la sanidad seleccionaron la opción de respuesta “rotura de preservativo” con un 29%, frente al 22.4% de los participantes pertenecientes a otros grupos profesionales.

Conocimiento en relación con el sexo de los participantes

En relación con el sexo, el 73% (n = 661) de los participantes eran mujeres, y el 27%, hombres (n = 245). Se obtuvieron resultados estadísticamente significativos (p < 0.05) cuando se hizo el estudio comparativo con las siguientes variables.

Variable “consideración de la PPC”. El 5.3% de los hombres la consideraron como un método anticonceptivo habitual, frente al 1.5% de las mujeres.

Variable “utilización de la píldora”. El 71.8% de los hombres respondieron que no la utilizaron, frente al 65.8% de las mujeres.

Variable “razón de su utilización”. El 30% de las mujeres respondieron que la razón para acudir a la píldora del día después fue la rotura del preservativo.

Variable “número de píldoras que han de tomarse”. El 84% de las mujeres respondieron correctamente “una tras la relación sexual sin protección” frente al 76.7% de los hombres.

Variable “momento en que debe tomarse la píldora”. El 97.6% de las mujeres contestaron que debía tomarse inmediatamente o antes de las 72 horas, frente al 89.8% de los hombres.

Variable “información por personal de la salud antes de su adquisición”. El 69.4% de los hombres respondieron que no recibieron información, frente al 59% de las mujeres.

Variable “conocimiento sobre los posibles efectos secundarios y contraindicaciones”. El 58.7% de las mujeres sí los conocían, frente al 42% de los hombres.


Conocimiento acerca de si los participantes han usado o no la píldora del día después

El 67.4% (n = 611) de los participantes no la ha utilizado ninguna vez, frente al 32.6% (n = 295) que sí la han utilizado. Se obtuvieron resultados estadísticamente significativos (p < 0.05) cuando se hizo el estudio comparativo con las siguientes variables.

Variable “número de píldoras que han de tomarse”. El 89.8% de los participantes que la había usado respondieron que se debía tomar una tras la relación sexual sin protección, frente al 78.2% que no la habían usado.

Variable “momento en que debe tomarse”. El 98.6% de los participantes que la habían usado contestaron que inmediatamente o antes de las 72 horas, frente al 93.9% que no la habían usado.

Variable “aparición de la menstruación tras su toma”. El 76.3% de los participantes que la habían usado seleccionaron la opción de respuesta correcta: “en la fecha prevista, aunque podía retrasarse o adelantarse algunos días”, frente al 58.3% de los participantes que no la usaron.

Variable “interrupción o daño al embarazo implantado”. El 51.2% de los participantes que no la habían usado respondieron que sí, frente al 42% de los que sí la usaron.

Variable “conocimiento sobre los posibles efectos secundarios y contraindicaciones”. El 76.9% de los participantes que sí la usaron contestaron que sí los conocían, frente al 43.2% de los participantes que no la habían usado.



Discusión

El perfil de usuario es el de una mujer joven que conocía la existencia de la píldora poscoital; resultados que han ido mejorando si revisamos un estudio realizado en Barcelona en 2007.3

El 97% de los participantes consideraba la píldora poscoital como un método puntual y de emergencia ante una situación de fallo de algún método anticonceptivo. Solamente un 2.5% consideró que fuese un método anticonceptivo regular de planificación, siendo significativamente el sexo masculino, con un 5.3%, lo que nos llevó a pensar que estos participantes pudiesen entender la píldora poscoital como un método anticonceptivo de rutina y abandonar la utilización de otros métodos anticonceptivos convencionales. Esto se confirmaba con un estudio realizado en Cataluña, cuyos resultados apuntaban a que no todo el mundo tenía claro que esta píldora sólo debía de usarse para emergencias.4
Por otro lado, a pesar de que es un recurso de emergencia que actualmente está al alcance de todos en las farmacias, no parece que hubiese habido una gran utilización, al mostrarse que el 67.4% de los encuestados no la habían utilizado ninguna vez.

De los participantes que utilizaron la píldora postcoital (32.6%), la mayoría expusieron rotura de preservativo o uso incorrecto de otro método anticonceptivo como motivo para su utilización, con un 27.8%. El fallo del preservativo también fue la razón más alegada por los participantes en otro estudio.5 Este hecho llevó a plantearnos si la fabricación de los preservativos es adecuada, si sus usuarios conocen la forma correcta para adaptarlo, es decir si en general saben utilizar los métodos anticonceptivos o simplemente no reconocían la ausencia de protección durante sus relaciones sexuales por ser la causa más sencilla y menos vergonzosa para justificar la demanda, sobre todo entre los más jóvenes, que pudiesen tener pudor o temor a conductas censurables.6,7 Por lo tanto, cabe la duda de si la opción de respuesta “no se utilizó ningún método anticonceptivo” hubiese sido mayor, como se comprobó en un estudio realizado en Minnesota, EE.UU.8 Además, se podría decir que a pesar de que las diferencias no son significativas (p > 0.05), llama la atención que los participantes más jóvenes no utilizaron ningún método anticonceptivo durante la relación sexual y posteriormente procedieron a la administración de la PPC; se encontraron resultados similares en otra publicación, donde se determinaron las diferencias en el uso de anticoncepción de emergencia entre los adolescentes y adultos jóvenes.9

Aunque el 64.1% de los participantes, más significativamente los más jóvenes (grupos de 16 a 20 años y de 21 a 30 años), quizá por el interés más acentuado en la etapa de sexualidad que estaban viviendo, y los participantes que habían usado la PPC, seleccionaron con mayores porcentajes la respuesta correcta “la menstruación aparecerá en la fecha prevista, aunque puede adelantarse o retrasarse algunos días”, todavía existía desconocimiento, corroborado con los resultados obtenidos en un instituto de Toledo, donde sus participantes seleccionaron la opción de respuesta “aparecerá como mucho a los cinco días de haber tomado la píldora del día después”.10 Dicho estudio también se utilizó para contrastar la variable “si los participantes conocían la pauta de administración”, deduciendo que dicho conocimiento había mejorado, ya que el 82% de los participantes de nuestro estudio seleccionó la opción de respuesta “una tras una relación sexual sin protección”. Por otro lado, se detectó que, significativamente, fueron las mujeres más jóvenes, de entre 16 y 30 años, quizá por ser ellas quienes toman dicha píldora, las que habían usado este recurso anticonceptivo, quienes muestran una mejor información en este aspecto, pudiéndose pensar que a ello contribuye una mayor utilización o simplemente un mayor interés por estar informadas en este tema.

Un dato relevante y positivo a destacar es que el 96.8% de los encuestados consideran que la PPC no reduce la posibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS), como por ejemplo la infección por VIH/sida, evita embarazos no deseados pero no protege ni del contagio ni de la transmisión de dichas enfermedades, debiéndose utilizar un método anticonceptivo de barrera. Es importante mencionar un pequeño porcentaje, un 2.1% (19 participantes), que respondió que “sí protege” junto con 1.1% (10 participantes) que “no sabe/no contesta” dicha pregunta, lo que nos indica que algunos ignoran la importancia de esta cuestión, en especial cuando se trata de relaciones sexuales con parejas no estables. En el estudio anterior,10 se confirma esta preocupación, en donde un 20% de los alumnos no sabían claramente que la AE no protege contra las ETS. Es importante señalar que en dicho estudio, un elevado porcentaje de adolescentes, sobre todo del sexo masculino, se arriesgaría a mantener un coito sin protección.
Destacamos que el 95.5% de los participantes conocía correctamente el momento idóneo para la administración de la píldora poscoital “inmediatamente o antes de las 72 horas”, encontrando datos similares en diferentes estudios.11-15 En la comparación de proporciones se observaron resultados significativos en el 98.6% de los participantes que habían usado la PPC con anterioridad y en el 97.6% de las mujeres, dato no sorprendente ya que son ellas quienes la deben tomar.

En relación con la posibilidad de existencia de embarazo tras la administración de la píldora poscoital, el 87.3% de los encuestados contestaron que sería más o menos efectiva dependiendo del momento en que se tomase. Esto mostró que la gran mayoría de los participantes conocía la posibilidad de embarazo tras su toma, y consideraban que no es efectiva en un 100%. Datos positivos en comparación con otro estudio que se realizó en 2008,16 que mostró que los participantes eliminaban completamente la posibilidad de embarazo tras su toma.

El 45.5% de los encuestados, y más significativamente, el 51.2% de los participantes que la usaron, pensaban que la administración de la PPC podría interrumpir u ocasionar daño al embarazo ya implantado. Esta necesidad de información se detectó también en otro estudio en donde sus participantes la consideraban como un método abortivo,17 desconocimiento que podría limitar la utilización de este recurso de emergencia por motivos ideológicos o religiosos entre sus demandantes. Un artículo de revisión bibliográfica muestra que el mecanismo de acción del levonorgestrel como anticonceptivo de emergencia es aún controvertido. Para quienes consideran que el embarazo se inicia antes de la implantación, todo compuesto capaz de interferir con etapas posteriores a la fecundación y anteriores a la implantación se considera abortivo. Los consensos derivados de la información disponible establecen que los mecanismos prefecundación (inhibición de la ovulación o su retraso) son los que explican la efectividad anticonceptiva de los AE de progestina sola. El coito y el tratamiento representan una de las evidencias indirectas más importantes para descartar los efectos posovulatorios de este método.18 Por lo tanto, podríamos decir que una mejor información y una mayor certeza de que no existen efectos posovulación podrían ayudar a los demandantes preocupados por el aborto a tomar decisiones apropiadas.
Con respecto a la pregunta acerca de si la información que tenían sobre los AE fue adquirida a lo largo de su período educativo, se observó que solamente el 36% de los encuestados respondió que “sí”. Significativamente, destacó el grupo de mayor edad (31-45 años) quienes contestaron que “no”, lo que nos lleva a pensar que antiguamente la información en las aulas podría ser más reducida y que los jóvenes actualmente reciben más información. Además, se podría pensar que esta carencia de información estaría más acentuada entre los varones, al despreocuparse en muchas ocasiones de obtener dicha información, ya que no son ellos quienes utilizan este AE y son las mujeres quienes tienen una mayor implicación personal en la prevención de un embarazo no deseado.19 Pero, en general, se detectó que tanto para los hombres como para las mujeres es todavía un tema novedoso que aún tiene vacíos de información, y se requiere mayor conocimiento para modificar concepciones erróneas acerca de cómo funciona, contraindicaciones, etcétera.20 Por otro lado, no debemos olvidar “internet como medio de búsqueda de información sobre preguntas de salud insatisfechas”, el sistema educativo debería implicarse en orientar a los estudiantes a localizar temas de salud de alta calidad en la red.21

En relación con si la información, antes de la adquisición de la píldora poscoital, fue facilitada por algún personal de salud como médicos, enfermeros, farmacéuticos o por algún centro de planificación familiar, del 32.6% (295 encuestados) que utilizó la píldora del día siguiente, la gran mayoría: el 32.1% (291 encuestados) respondió que “sí”, lo muestra que fueron los participantes del grupo de mayor edad quienes reciben mayor información por parte de este personal, lo que nos lleva a pensar que muchas veces esta falta de información entre los más jóvenes viene motivada por el pudor que este tema representa para estos solicitantes, unido a la objeción de conciencia que estos medicamentos generan en algunos profesionales de la salud. En relación con el sexo, son los varones, con un 69.4%, quienes contestaron que no recibieron información por este personal de salud, lo que puede interpretarse como que son ellos los que menos acuden a solicitar la PPC, al ser las mujeres quienes la toman.

Antes de la entrada en vigor la dispensación sin receta médica, la administración de la PPC se hacía en presencia del médico, quien al mismo tiempo era el encargado de informar. Otras fuentes de información siempre han sido los amigos, como también los centros educativos. Los centros de planificación familiar (PF) no se identificaban como fuentes principales de información, prácticamente la mitad de los estudiantes desconocía los servicios de PF, su conocimiento se relacionaba principalmente con la obtención de la píldora poscoital.22 Tras la entrada en vigor de la dispensación de la PPC sin receta médica, es el farmacéutico, como personal de salud, quien mayoritariamente va a ofrecer información sobre anticoncepción de emergencia. Además, se encontraron estudios que muestran que dicha información a veces es limitada por motivos de privacidad, la cual es necesaria para tratar temas que generan un especial pudor, como es el caso de los anticonceptivos de emergencia.23-25

El desconocimiento acerca de los efectos secundarios y las contraindicaciones se hizo evidente; solamente el 54.2% de los participantes contestaron que sí tenían dicha información. Esta opción de respuesta fue significativa entre los participantes que habían usado la PPC y entre las mujeres, lógicamente por ser ellas las más afectadas al tomar dicho AE. Por otro lado, hay que tener en cuenta que muchos participantes de este estudio habrían podido contestar que “sí los conocían”, lo que nos lleva a plantear para futuras investigaciones, cuáles son esos efectos y contraindicaciones que conocen. Se encontraron estudios que demuestran este desconocimiento, en donde sus participantes no pudieron identificar los efectos secundarios más comunes como trastornos digestivos, irregularidades del ciclo menstrual, interacciones con otros medicamentos, entre otros.26 Además, quienes soliciten la PPC deben ser advertidos de que la eficacia del método no es del 100%, por lo que deben comenzar la anticoncepción regular después de su administración y que cuando fracasa existe riesgo de embarazo ectópico,27 aunque un estudio de revisión sobre avances en temas de AE, muestra que, si bien es posible el embarazo ectópico, la probabilidad de que éste se produzca es pequeña.28
Por último, en relación con la variable “si los participantes han tenido problemas para conseguir la píldora poscoital en las farmacias”, del 32.6% (295 encuestados) que utilizaron este AE, el 10% (91 encuestados) encontró problemas para su adquisición, lo que nos lleva a pensar que intervienen cuestiones de objeción de conciencia por parte del profesional farmacéutico. Además, resultó estadísticamente significativo que el grupo de 31 a 45 años es el que encontró más problemas a la hora de adquirir este medicamento, dato sorprendente, ya que el grupo de menor edad es el que más frecuentemente suele encontrar este tipo de impedimento, concretamente los menores de edad. Esto podría deberse a las diferentes formas de adquirir la AE desde que se aprobó su uso en 2001. En la Comunidad de Madrid, la red sanitaria dispensaba la PPC sin cargo alguno ante una situación de emergencia, por lo tanto, ante esta situación se podría decir que los participantes más jóvenes, quienes por el momento de sexualidad vivido habrían podido adquirirla de forma gratuita en otros sitios diferentes de una farmacia, como hospitales, centros de salud, centros de planificación familiar, contestarían que no habían tenido problemas de obtención en las farmacias, explicándose de esta manera un menor porcentaje entre los más jóvenes.
Estudios sobre este tema confirman que existen algunos aspectos éticos relacionados con la píldora del día después, como la objeción de conciencia, debido al planteamiento inicial de un posible mecanismo de acción antiimplantatorio y las discusiones sobre el momento en el que comienza la vida (si ya en la fecundación o a partir de la implantación) para justificar un efecto abortivo, que no tiene. Otro aspecto ético tiene relación con la edad, porque un embarazo no deseado en las más jóvenes es todavía más negativo que a edades mayores, problema importante si, además, tras una solicitud de anticoncepción de emergencia de niñas de 12 o 13 años de edad, se pudieran esconder situaciones de abuso sexual.29

La bibliografía no española muestra que los farmacéuticos encuestados consideraban que era razonable para un farmacéutico que su religión pudiera influir en sus prácticas de distribución de la píldora poscoital.30 Este rechazo podría plantear un problema, pues el levonorgestrel es más eficaz para la prevención del embarazo cuando se toma dentro de las 72 horas de haber tenido sexo sin protección.31 Otro estudio muestra que los farmacéuticos se habían negado a dispensar dichos AE alegando problemas de seguridad de dicho método. Por lo tanto, se detecta una necesidad de educación para aumentar la disponibilidad de este recurso.32 En España, la dispensación sin receta médica es aún reciente y no se han encontrado estudios que nos permitan valorar cómo se realiza la dispensación de la píldora poscoital en las farmacias.

Por todo ello se plantea la posibilidad de realizar futuros estudios en el ámbito de las oficinas de farmacia con diferentes propósitos. Por un lado, la investigación estaría dirigida concretamente a estos establecimientos, en relación con la dispensación de AE sin receta médica, para conocer opiniones y actitudes de los profesionales farmacéuticos. Por otro lado, sería interesante transmitirles nuevos datos sobre la PPC, para mejorar aspectos éticos y con ello contribuir a mejorar su dispensación. Y por último, al haberse detectado mayor requerimiento de información entre los más jóvenes, se plantearía acotar la muestra de estudio a una población de menor edad debido a que el inicio de las relaciones sexuales se está realizando cada vez más temprano.


Conclusión

Al utilizar un cuestionario autocumplimentado por los participantes debe valorarse la validez de las respuestas, teniendo en cuenta que se realizó en clase, donde se podría haber hablado y compartido información entre compañeros añadiéndose u omitiéndose datos. Por otro lado, podrían existir sesgos relacionados con el sexo masculino para el análisis de los resultados, especialmente en los encuentros sexuales más "casuales", donde puede ser poco probable que las mujeres informasen a sus parejas sexuales masculinas sobre el uso de la píldora poscoital. Además, la gran mayoría de los participantes estaban cursando estudios asociados con la sanidad, lo que podría limitar hacer generalizaciones para el resto de la población.

La principal fortaleza de este estudio se debe a la limitada información encontrada, en relación con el nivel de conocimiento en materia de anticoncepción de emergencia en adolescentes y adultos jóvenes, tras autorizarse su dispensación sin prescripción médica en las farmacias españolas.

Como punto final se plantea mejorar parcelas de conocimiento que resultan insuficientes, especialmente en este momento que vivimos, en donde la dispensación de la PPC se realiza, en algunos países como España, sin receta médica y a todas las edades de los solicitantes. Concretamente, se debería hacer hincapié entre los más jóvenes, como grupo de mayor riesgo, que inician sus relaciones sexuales cada vez más temprano, viviendo la sexualidad como una etapa de la vida en la que la madurez física se alcanza previamente a la psicológica, lo que les hace menos conscientes de sus actos, con el consiguiente riesgo de embarazos no deseados, abortos, enfermedades de transmisión sexual y uso indebido de la PPC. Por tanto, se pone en evidencia la necesidad de una adecuada educación anticonceptiva que fomente el correcto uso de los anticonceptivos de emergencia entre esta población de estudio y una necesidad de educación entre los proveedores de este medicamento para aumentar su disponibilidad y la trasmisión de información. Por otro lado, se observó que el haber utilizado este método implica una mejor información. Y en relación con el sexo, son las mujeres las que parecen estar mejor informadas en relación con la administración de la PPC, por su mayor implicación, al ser ellas las que deben tomarla.
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