Consecuencias positivas e indeseadas de opioides y antipiréticos en la Covid-19 y otras afecciones
; Sydney, Australia, 11 Marzo 2022

Los analgésicos opioides y antipiréticos de venta libre y recetados pueden tener consecuencias no deseadas cuando se indican en enfermedades infecciosas, pacientes quirúrgicos y en situaciones vinculadas a cuidados intensivos.

Los analgésicos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) de venta libre hasta la morfina recetada, utilizados para para reducir el dolor y la fiebre, acarrean una variedad de efectos no solo en las afecciones que deben tratar sino también en los cursos y resultados de las enfermedades infecciosas.

Publicada por la revista British Journal of Clinical Pharmacology, esta revisión clínica de la respuesta del sistema inmunitario arroja luz sobre los impactos fisiológicos a veces sorprendentes de estos medicamentos de uso extendido en los procesos relacionados con enfermedades infecciosas.

Investigadores de la Universidad de Sydney, Australia, combinaron bases de datos en busca de registros y estudios que contuvieran información sobre efectos inmunológicos, infecciones y analgésicos como paracetamol (acetaminofén), AINE, morfina y oxicodona.

La búsqueda les permitió descubrir que los medicamentos comunes usados para tratar el dolor y la fiebre pueden afectar el sistema inmunológico de manera positiva y en ocasiones negativa. 

En estudios con animales, los AINE mostraron en forma reiterada consecencias positivas sobre la infección por Mycobacterium tuberculosis (Mtb).
Los efectos anticoagulantes de la aspirina contrarrestan el aumento de la activación plaquetaria de Mtb que puede suprimir la inmunidad.

Estudios humanos in vitro y en animales exponen como otros AINE -el ibuprofeno y la indometacina, entre ellos- exhibieron impactos beneficiosos en las respuestas inmunitarias a Mtb y otras infecciones.
Sin embargo, en modelos de ratón en el caso de la infección por Streptococcus pyogenes se demostró que estos mismos AINE aumentan la gravedad de la infección.

Los estudios de los efectos de los AINE en pacientes infectados con COVID-19 también arrojan resultados contradictorios.
Según los autores, los AINE parecen mejorar la inmunidad mediada por células, pero inhiben la inmunidad humoral o mediada por anticuerpos.

“Este fue un hallazgo interesante que se determinó casi en su totalidad a partir de datos de laboratorio”, escribió la Dra. Christina Abdel-Shaheed, autora principal del artículo.

"Las implicaciones de estos hallazgos deben explorarse más a fondo en el contexto de infecciones específicas y en quienes usan estos medicamentos después de la vacunación".

Sin embargo, parece claro que los AINE pueden hacer más daño que bien si, para evitar el dolor y la fiebre en el lugar de la inyección, se consumen antes de la vacunación.

Los estudios in vitro revelan que la aspirina, el ibuprofeno y el naproxeno pueden mitigar estos efectos secundarios agravantes pero importantes indicativos del funcionamiento previsto de una vacuna.

“No se recomiendan los analgésicos antipiréticos (AINE o paracetamol) antes de la vacunación, ya que podrían reducir la respuesta inmunitaria deseable a la vacuna”, opinó Abdel-Shaheed.
“Es posible usarlos después de la vacunación para tratar el dolor de cabeza o la fiebre, por ejemplo, pero lo ideal es reservarlos para los síntomas graves”.

De particular preocupación son los pacientes con cáncer y otras personas de alto riesgo, que pueden recibir morfina después de una cirugía o en un entorno de cuidados intensivos. 
Los estudios encontraron que la morfina puede deprimir la actividad inmunológica y aumentar el riesgo de infección grave en estos pacientes. Si bien el tema necesita ser estudiado con urgencia, Abdel-Shaheed considera que aún no hay suficientes datos para influir en la orientación clínica.

Para la autora, si bien los opioides alternativos como el tramadol y el tapentadol parecen ser menos dañinos, el impacto de esos medicamentos no se evaluó lo suficiente.

La investigación futura se centrará en el uso de los AINE, en particular la aspirina, para el tratamiento de la tuberculosis; el uso de indometacina como posible terapia para la COVID-19 y analgésicos distintos de la morfina para el tratamiento de pacientes de alto riesgo en unidades quirúrgicas y de cuidados intensivos.

Abdel-Shaheed remarca la importancia de generar conciencia sobre la asociación de la morfina con mayor riesgo de infección y enseñar al personal de atención médica el monitoreo diligente de los pacientes vulnerables que reciben el medicamento.