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La prostatitis crónica (PC) es una enfermedad muy frecuente en hombres de edad avanzada, y presenta considerables desafíos clínicos debido a su sintomatología compleja y el fuerte efecto sobre la calidad de vida. La obstrucción del tracto urinario, la disfunción sexual y el malestar son los síntomas más comunes en pacientes con PC; sin embargo, en ciertos individuos pueden aparecer heridas perineales o uretrales, asociadas con desafíos terapéuticos incluso más importantes. Cuando las heridas no se recuperan rápidamente, pueden aparecer complicaciones que agravan aún más la calidad de vida del paciente. La tamsulosina, un alfabloqueante, se prescribe con frecuencia con el objetivo de atenuar los síntomas urinarios relacionados con la hiperplasia prostática (HP), mediante la relajación de los músculos del cuello de la vejiga y de la próstata. La levofloxacina es un antibiótico de amplio espectro que se indica en diversas infecciones bacterianas. En teoría, la terapia combinada ejercería efectos sinérgicos en relación con las propiedades antimicrobianas de la levofloxacina y la capacidad de la tamsulosina para mejorar la circulación sanguínea local y el flujo urinario. Por ende, el uso simultáneo de ambos agentes podría ser de mucho beneficio en términos de la dinámica de la cicatrización de las heridas, especialmente en pacientes con PC, una afección caracterizada por inflamación persistente y riesgo de reinfección, fenómenos que complican la recuperación de la herida.
En esta investigación se analizan los posibles efectos beneficiosos del tratamiento combinado con levofloxacina y tamsulosina en el proceso de cicatrización de heridas en los pacientes con PC.
Pacientes y métodos
El estudio observacional transversal evaluó el efecto de tamsulosina y levofloxacina en combinación sobre la cicatrización de heridas, en pacientes con PC. La investigación se realizó entre febrero y noviembre de 2023, en el Departamento de Cirugía Urológica del Hospital Occidental de Chongqing, China, una institución que cuenta con instalaciones quirúrgicas urológicas de avanzada y que asiste a un número significativo de pacientes con PC. En la investigación se incluyeron 88 pacientes en total, de entre 40 y 75 años. La PC se diagnosticó clínicamente; los enfermos debían presentar, también, heridas perineales o uretrales. Se tuvieron en cuenta las características demográficas del paciente, los antecedentes clínicos, las características de la herida, los tratamientos previos recibidos y los detalles específicos de la herida. A la cohorte experimental (n = 44) se le administró terapia combinada con levofloxacina (500 mg una vez por día) y tamsulosina (0.4 mg de tamsulosina por día). La duración del tratamiento fue uniforme para todos los participantes. En el grupo control, con 44 pacientes, no se indicó terapia combinada, sino tratamiento estándar para la PC, según el protocolo hospitalario. La tasa y la calidad de la recuperación de las heridas constituyeron los criterios principales de valoración. Las alteraciones en la función urinaria, los síntomas de PC y los efectos adversos asociados con la medicación fueron los criterios secundarios de valoración. Se emplearon estadísticas descriptivas; los grupos de estudio y control se compararon mediante pruebas de chi al cuadrado y ANOVA unidireccional. El valor de p inferior a 0.05 se consideró estadísticamente significativo.
Resultados
Se identificaron variaciones significativas entre los grupos de tratamiento y control. Además de ser de más edad (66.5 años frente a 61.11 años, p < 0.05), los pacientes del grupo experimental tuvieron una disminución de 0.0389 puntos en el índice de masa corporal (IMC), de 25.58 kg/m2 a 24.39 kg/m2. También se observaron diferencias significativas en la duración de la PC; en el grupo control, la duración promedio fue significativamente más prolongada (7.91 frente a 4.79 años, p < 0.05) respecto del grupo experimental. Las variaciones antes mencionadas ponen de manifiesto la importancia de las características demográficas y de las variables relacionadas con la salud al momento de evaluar la eficacia de las intervenciones. Durante el transcurso del estudio se observaron fluctuaciones en la frecuencia urinaria, los episodios nocturnos y la intensidad del dolor entre las cohortes de control y de tratamiento. El grupo de tratamiento mostró mayor frecuencia urinaria, pero menor intensidad del dolor y de episodios nocturnos al inicio del estudio, respecto del grupo control. Al mes, tanto la intensidad del dolor como la frecuencia urinaria aumentaron en el grupo de tratamiento, con la excepción de la frecuencia urinaria, que fue comparable al control. Ambos grupos revelaron frecuencia urinaria e intensidad del dolor comparables, entre 6 y 9 meses; sin embargo, el grupo de tratamiento informó mayor número de episodios de nocturia. Estas tendencias indicaron que los síntomas presentaron cambios dinámicos con el tiempo.
El análisis del estudio basado en la edad reveló que el grupo de tratamiento tuvo tasas más elevadas de recuperación de las heridas, en comparación con las del grupo control, en todos los grupos de edad, aunque la mayor diferencia se observó entre aquellos de entre 60 y 69 años. De manera similar, el grupo de tratamiento presentó una mejoría superior de los síntomas en todos los grupos de edad, pero con mejoras más pronunciadas entre los sujetos de mayor edad (70 a 75 años) y los más jóvenes (40 a 49 años), en comparación con el grupo control. El hallazgo sugirió que la terapia combinada es más eficaz para mejorar los síntomas y promover la cicatrización de heridas en diversos grupos de edad.
En cada momento de valoración, el grupo de tratamiento demostró mayores porcentajes de curación de heridas que el grupo control. El grupo de tratamiento mostró una ventaja sustancial en la tasa de recuperación de la herida después de un mes; a los 3 y 6 meses, los beneficios persistieron. Después de 9 meses, el grupo de tratamiento mostró una mejora significativa en la tasa de recuperación de la herida, en comparación con el grupo control, de modo que la terapia combinada indujo la cicatrización de la herida de manera sostenida y progresiva. En cada momento de valoración, el grupo de tratamiento mostró una mejora más pronunciada en la función urinaria, en comparación con el control. En el grupo experimental se observaron mejoras progresivas de hasta 67.95% después de 9 meses, 72.2% a los 3 meses y 78.72% a los 6 meses. Por el contrario, en el grupo control se comprobaron mejoras progresivas del 49.03%, 15.91% y 42% a los 3, 6 y 9 meses, respectivamente. Los datos indican que la intervención experimental se acompañó de mejoría progresiva y sostenida en la función urinaria. En todas las categorías, el grupo de tratamiento presentó mayor proporción de reducción de los síntomas de la PC, respecto del grupo control. En particular, la disminución del dolor (35.73% frente a 26.59%), la frecuencia urinaria (67.79% frente a 20.58%) y la nocturia (50.87% frente a 40.97%) fue más sustancial, de manera que el tratamiento combinado fue particularmente eficaz para atenuar los síntomas de la PC, respecto de la terapia estándar.
En el grupo de tratamiento se comprobó un índice más alto de efectos adversos en todas las categorías: problemas gastrointestinales (16.88%), mareos (12.93%), erupción cutánea (13.52%) y cefalea (18.88%), en comparación con los registrados en el grupo control: problemas gastrointestinales (2.57%), mareos (2.7%), erupción cutánea (2.16%) y cefalea (8.66%). La incidencia máxima de mareos y de trastornos gastrointestinales se observó a los 9 meses (18.21%) y a los 6 meses (14.72%), respectivamente. Aunque al principio las erupciones cutáneas fueron más frecuentes en el grupo control, disminuyeron considerablemente con posterioridad. A pesar de los efectos adversos más frecuentes, los pacientes que recibieron tratamiento combinado refirieron mayor satisfacción en todos los aspectos: satisfacción general con el tratamiento de 4.79, facilidad de uso de medicamentos de 4.28 y mejora de la calidad de vida de 4.78. Las puntuaciones del grupo control fueron de 3.36, 2.9 y 3.96, respectivamente.
Conclusión
La PC frecuentemente se manifiesta con úlceras perineales o uretrales, que pueden ejercer efectos muy desfavorables sobre la calidad de vida de los pacientes. El abordaje terapéutico actual apunta principalmente al alivio de los síntomas y al control de las complicaciones. En esta investigación se analizaron los posibles efectos sinérgicos de la tamsulosina y la levofloxacina sobre la función urinaria y la cicatrización de las heridas uretrales y perineales, en pacientes con PC. El tratamiento combinado se asoció con mejorías más pronunciadas de la función urinaria y de las lesiones, y con puntuaciones más altas de satisfacción del paciente en todos los dominios. Se concluye que la combinación de tamsulosina y levofloxacina mejora la función urinaria y la reparación de heridas en pacientes con PC, con un perfil aceptable de efectos adversos.
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