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Introducción
Los pacientes con enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por sus siglas en inglés) sometidos a oxigenación por membrana extracorpórea (OMEC) tienen mayor riesgo de infecciones intrahospitalarias, en particular infecciones del torrente sanguíneo (ITS), debido a la enfermedad crítica coexistente, la hospitalización prolongada y el uso de dispositivos permanentes. Además, participan aspectos específicamente relacionados con la fisiopatología de la circulación extracorpórea. La aparición de ITS en pacientes sometidos a OMEC se ha asociado ampliamente con un mayor riesgo de mortalidad.
El propósito de esta investigación fue analizar la incidencia, la evolución clínica y las características microbiológicas de las ITS que tienen lugar durante la OMEC en pacientes con COVID-19.
Métodos
Se realizó un estudio de cohorte observacional prospectivo que incluyó pacientes consecutivos con COVID-19 sometidos a OMEC venovenosa (durante más de 48 horas) en una unidad de cuidados intensivos (UCI) general de un hospital universitario terciario en Italia desde marzo de 2020 hasta marzo de 2022. El período de observación duró desde el ingreso hospitalario del paciente hasta el alta. A partir de la base de datos electrónica se registraron las variables clínicas y microbiológicas, y la evolución clínica. La OMEC se realizó con técnica percutánea periférica por intensivistas entrenados. La indicación, el manejo y el destete de la OMEC fueron evaluados por los médicos tratantes de acuerdo con la atención clínica estándar y las guías internacionales. Para la prevención de infecciones relacionadas con el catéter, las cánulas de OMEC se manejaron de acuerdo con las recomendaciones actuales para dispositivos intravasculares. Se consideraron las ITS de novo confirmadas por laboratorio que se produjeron entre 48 horas después del inicio de la OMEC y 48 horas después de la decanulación.
Resultados
En la población de estudio de 68 pacientes (promedio de edad de 53 años, 82% varones), 30 (44%) personas presentaron ITS, mientras que 38 no lo hicieron, con una incidencia de 32 eventos por cada 1000 días de OMEC. En los pacientes que tuvieron ITS, el apoyo respiratorio previo a la OMEC fue más corto (6 [rango: 4 a 9] frente a 9 [rango: 5-12] días, p = 0.02) y el tratamiento con OMEC fue más prolongado (18 [rango: 10 a 29] frente a 11 [rango: 7 a 18] días, p = 0.03) que en el grupo que no presentó ITS. La tasa de pacientes que recibieron antivirales, esteroides y otras terapias inmunomoduladoras para la COVID-19 no difirió entre los grupos. La mortalidad general por OMEC y en la UCI fue de 50% y 59%, respectivamente, sin diferencia entre los grupos (p = 1.00). La mortalidad hospitalaria, así como la duración de la internación global y en la UCI también fueron similares.
El tratamiento con OMEC más prolongado se correlacionó de forma independiente con una tasa más alta de ITS (p = 0.04, odds ratio: 1.06; intervalo de confianza del 95%: 1.02 a 1.11). Se documentaron dieciséis eventos infecciosos primarios y 14 secundarios. La mediana de tiempo total desde el inicio de la OMEC hasta la aparición de ITS fue de 10 días (rango: 5 a 17 días). La neumonía asociada con el ventilador (93%) fue la principal fuente de ITS secundaria. Las proporciones de pacientes que recibieron tratamientos empíricos para la ITS primaria y secundaria fueron 56% y 79% (p = 0.26), respectivamente. Más de la mitad de los eventos de ITS tuvieron erradicación microbiológicamente confirmada, sin diferencias entre subgrupos de infección primaria y secundaria. La duración de la OMEC fue similar en los pacientes que presentaron eventos primarios y secundarios de ITS, pero se detectaron características microbiológicas significativamente diferentes. Los patógenos grampositivos fueron más frecuentes en la ITS primaria que en la secundaria (88% frente a 43%, p = 0.02) y Enterococcus faecalis(56%) fue el más frecuente, seguido por Enterococcus faecium(13%) y Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (13%). Por el contrario, los microorganismos gramnegativos se aislaron con mayor frecuencia en la ITS secundaria que en la primaria (57% frente a 13%, p = 0.02), en tanto que Acinetobacter baumannii (21%) y Pseudomonas aeruginosa (21%) fueron las especies más representadas.
La administración de fármacos antivirales demostró una correlación independiente con una tasa más baja de mortalidad en la UCI (p = 0.01, odds ratio: 0.22; intervalo de confianza del 95%: 0.07 a 0.73). La aparición de ITS durante la OMEC no se asoció con un aumento de la mortalidad en la UCI.
Conclusiones
Las ITS representan una complicación frecuente, pero no empeoran la evolución clínica en pacientes con COVID-19 sometidos a OMEC. Los pacientes que tuvieron ITS experimentaron un tratamiento con OMEC más prolongado; sin embargo, esto no afectó ni la duración de la internación en la UCI y el hospital, ni otras variables clínicas. Los eventos primarios y secundarios de ITS mostraron perfiles microbiológicos significativamente diferentes a pesar de que sus principales características clínicas y evolutivas fueron similares.