Resúmenes amplios

DOLOR CRÓNICO EN PACIENTES QUE SOBREVIVEN AL CÁNCER


Porto, Portugal
Aproximadamente, una cuarta parte de los pacientes que sobreviven al cáncer presentaron dolor crónico; menos de la mitad fueron seguidos por un médico y algo más de un tercio recibió analgésicos. El dolor crónico fue el principal predictor negativo de la calidad de vida relacionada con la salud.

British Journal of Pain 15(4):401-410

Autores:
Araùjo A, Poço Gonçalves J, Veiga D

Institución/es participante/s en la investigación:
Universidade do Porto

Título original:
Chronic Pain, Functionality and Quality of Life in Cancer Survivors

Título en castellano:
Dolor Crónico, Funcionalidad y Calidad de Vida en Pacientes que Sobreviven al Cáncer

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.49 páginas impresas en papel A4

Introducción

El diagnóstico temprano y las opciones terapéuticas en oncología se asocian con el incremento promedio en la expectativa de vida, el número de sobrevivientes y el número de años de vida luego del diagnóstico. Sin embargo, el número creciente de sobrevivientes de cáncer asociado con una mayor duración promedio de años de vida luego del diagnóstico permitió la detección de efectos adversos a mediano y largo plazo tanto de la enfermedad oncológica como de su tratamiento, que dependen de la localización y la extensión de la enfermedad, la existencia de metástasis y el tipo de tratamiento, como quimioterapia, radioterapia, terapia hormonal, inmunoterapia o cirugía.

Entre los efectos secundarios registrados, el dolor es uno de los más prevalentes y el que tiene mayor impacto en la funcionalidad, tanto física como psicológica, y la calidad de vida de los pacientes. La prevalencia estimada de dolor crónico en los sobrevivientes de cáncer alcanza el 40%, según la localización del tumor primario y el tratamiento realizado. La etiología del dolor se relaciona con el tumor, la presencia de metástasis o es un efecto secundario del tratamiento, pero también puede no estar relacionada con el cáncer o su terapia. Este dolor persiste o se repite durante al menos 3 meses y no se explica por otro mecanismo. El dolor oncológico crónico es consecuencia del daño tisular provocado por la expansión del tumor o la aparición de metástasis, que activa mecanismos inflamatorios, y de mecanismos neuropáticos, como la compresión y la destrucción de las terminales nerviosas sensoriales y la denervación de la zona afectada por el tumor primario o las metástasis. El dolor puede persistir, incluso después de la erradicación del tumor, por mecanismos de sensibilización periférica y central. Asimismo, el dolor posquirúrgico tiene alta prevalencia en la toracotomía (del orden del 30% a 50%) o la mastectomía (en más del 50% de las pacientes después de una cirugía de mama).

El dolor crónico relacionado con el cáncer impacta de manera negativa, a veces incluso más que el cáncer, en la calidad de vida de los pacientes, compromete las actividades de la vida diaria, la interacción social, el estado de ánimo, el sueño y diversos aspectos de la salud en general.

Durante mucho tiempo, el objetivo principal del tratamiento de las enfermedades oncológicas ha sido la erradicación del tumor y la prolongación de la esperanza de vida media luego del diagnóstico, pero no se enfocó en los efectos nocivos a mediano y largo plazo o en la prevención de la aparición del dolor crónico.

El objetivo de este estudio fue evaluar la prevalencia y las características del dolor crónico en los sobrevivientes de cáncer, así como la interferencia del dolor en la calidad de vida y la funcionalidad.

 

Métodos

Se analizaron en forma retrospectiva todos los pacientes dados de alta del Servicio de Oncología del Centro Hospitalar Universitário do Porto, en Oporto, Portugal, entre marzo de 2016 y junio de 2019. De 334 pacientes, 232 fueron excluidos por diferentes razones; por lo tanto, en el estudio se incluyeron 85 pacientes (25.45%) que respondieron a una entrevista telefónica.

El estudio se realizó en dos fases: en la primera se consultaron las historias clínicas (n = 334) y se seleccionó a los participantes (n = 102). La segunda fase consistió en contactar a los pacientes seleccionados (n = 102) para realizar una entrevista telefónica en la que se utilizaron cuestionarios que los participantes respondieron verbalmente (n = 85). De las historias clínicas se recabó la información sociodemográfica, las características de la enfermedad oncológica y el tratamiento. En las entrevistas telefónicas se preguntó acerca de la presencia o la ausencia de dolor crónico y de la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), mediante la aplicación de la versión portuguesa del cuestionario EuroQoL de cinco dimensiones (EQ-5D-3L). A los pacientes que declararon tener dolor, se les preguntó sobre los factores relacionados con el dolor crónico y su caracterización, mediante la aplicación del Brief Pain Inventory adaptado, el Pain Disability Index y un cuestionario específico para la detección de dolor neuropático, el Douleur Neuropathique 4 Questions adaptado (DN4), validados para el idioma portugués. La CVRS se analizó a partir de la aplicación del EQ-5D-3L, que comprende las dimensiones de movilidad, cuidado personal, actividades habituales, dolor/malestar y ansiedad/depresión. Se realizó un análisis de regresión lineal para determinar las variables que predijeron mejor CVRS.

 

Resultados

La edad promedio de los participantes fue de 65.33 años, el 50.6% (n = 43) eran mujeres y el 49.4% (n = 42), hombres. El 72.9% (n = 62) tenía 60 años o más, el 70.6% (n = 60) estaba casado, el 50.6% (n = 43) tenía entre el primer y el cuarto grado de educación y el 68.2% (n = 58) estaba jubilado.

Las localizaciones más prevalentes del tumor primario fueron el aparato digestivo (50.6% n = 43), la cabeza y el cuello (15.3%, n = 13) y las mamas (14.1%, n = 12). De estos pacientes, el 69.4% (n = 59) estaba en el período comprendido entre los 5 y 10 años tras el diagnóstico. El 87.1% (n = 74) no había presentado metástasis. En este grupo, el 95.3% (n = 81) recibió quimioterapia, el 49.4% (n = 42) radioterapia, el 10.6% (n = 9) terapia hormonal, el 2.4% (n = 2) inmunoterapia y el 88.2% (n = 75), cirugía. El 62.4% (n = 53) de estos pacientes se sometió a hasta dos tipos de tratamiento.

De los pacientes encuestados, el 23.5% (n = 20) presentó dolor crónico. Los focos de dolor más referidos fueron la zona lumbar (25%, n = 5), el abdomen (20%, n = 4) y el miembro superior izquierdo (15%, n = 3).

En la semana anterior a la encuesta telefónica, el 85% (n = 17) de los pacientes con dolor crónico había experimentado dolor. La mediana de la intensidad mínima del dolor fue de 4 (2.5 a 4.5) y la mediana de la intensidad máxima del dolor fue de 7 (5.5 a 8.5), en una escala de 0 a 10. Las zonas más referidas como el origen del dolor fueron la zona lumbar (29.4%, n = 5) y el abdomen (17.6%, n = 3).

El 85% de los pacientes informó características de dolor neuropático y el 45% presentó criterios diagnósticos de dolor neuropático. De estos pacientes, el 45% fue objeto de seguimiento para la vigilancia del dolor y el 35% recibió tratamiento analgésico.

Los pacientes con dolor crónico tuvieron una mediana total del índice de discapacidad por dolor de 20.50 (14.5 a 35) y un puntaje promedio de la CVRS de 0.5338 en los pacientes con dolor crónico y de 0.8872 en aquellos sin dolor. Se observó que el dolor crónico fue el principal factor predictivo negativo de la CVRS y se asoció con la disminución de la funcionalidad.

 

Discusión y conclusión

Según los autores, los resultados de este estudio indicaron que aproximadamente una cuarta parte de los pacientes sobrevivientes de cáncer presentaron dolor crónico. De ellos, el 85% informó la presencia de al menos un descriptor de dolor neuropático y el 45% presentó criterios diagnósticos de este dolor. Menos de la mitad de los pacientes con dolor crónico se sometieron a seguimiento médico y solo algo más de un tercio recibió terapia analgésica. Se verificó un impacto en el índice de discapacidad y la CVRS. El dolor crónico fue el principal predictor negativo de la CVRS. La demostración de prevalencia significativa de dolor crónico en los sobrevivientes de cáncer evaluados, así como su impacto negativo en la funcionalidad y la calidad de vida, señalaron la necesidad de concientizar a los profesionales de la salud. Es importante dimensionar la importancia del diagnóstico y el tratamiento oportunos del dolor, la necesidad de llevar a cabo estudios adicionales y más exhaustivos al respecto, la funcionalidad y la calidad de vida de los pacientes sobrevivientes de cáncer, así como de cambiar la práctica clínica para proporcionar una mejor atención a largo plazo a este grupo.

Este estudio tuvo algunas limitaciones, como el número escaso de participantes en la muestra analizada y la inclusión de los pacientes seguidos solamente por el servicio de oncología. Por ello, los resultados no pueden extrapolarse a la población general de pacientes con cáncer.

En conclusión, los resultados de este estudio ponen de manifiesto la necesidad de concienciar a los profesionales de la salud sobre la importancia del diagnóstico y el tratamiento oportunos del dolor y su impacto en la CVRS y la funcionalidad a largo plazo de los sobrevivientes de cáncer, así como la necesidad de cambiar la práctica clínica para mejorar la atención prestada a estos pacientes.



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