Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) es causada por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2). La enfermedad surgió en Wuhan, China, en diciembre de 2019 y se propagó rápidamente al resto del mundo; el 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el estado de pandemia.
Como consecuencia de la transmisión continua y rápida de SARS-CoV-2, COVID-19 ha generado consecuencias devastadoras para los sistemas de salud y ha afectado de manera considerable la vida normal de las personas, las economías y las políticas. A pesar de las medidas de prevención implementadas por las autoridades de salud pública, el número de casos confirmados y de decesos sigue en aumento en todo el mudo. Hasta 22 de abril de 2021, la OMS refirió 143 184 614 casos confirmados en todo el mundo, y 3 047 322 muertes por COVID-19.
SARS-CoV-2 es el tercer coronavirus patogénico que infecta a los seres humanos, después del coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) de 2003, y del coronavirus del síndrome de Medio Oriente, en 2012. SARS-CoV-2 se transmite por medio de gotitas de secreciones respiratorias; desde las membranas mucosas de ojos o la cavidad oral, el virus llega a órganos importantes, como el corazón y los pulmones.
Los pacientes con infección por SARS-CoV-2 pueden presentar un amplio espectro de manifestaciones clínicas, desde síntomas leves, como fiebre y tos, hasta síntomas más graves como neumonía intersticial bilateral, e infección grave que ocasiona síndrome de distrés respiratorio agudo e insuficiencia terminal de múltiples órganos.
La dislipidemia es una complicación común en pacientes con COVID-19; es posible que existan interacciones fisiopatogénicas entre el metabolismo de los lípidos, la enfermedad vascular y la progresión de COVID-19. Sin embargo, hasta ahora no se han establecido asociaciones definitivas entre la dislipidemia y la infección por SARS-CoV-2. Por lo tanto, el objetivo del presente metanálisis fue conocer la posible vinculación entre los niveles anormales de lípidos en sangre, la gravedad de COVID-19 y la mortalidad asociada.
Métodos
El presente estudio se realizó con las pautas Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses. Los artículos publicados hasta 24 de agosto de 2020 se identificaron mediante búsquedas en PubMed, Embase, MEDLINE, y la Cochrane Library. Se incluyeron estudios de casos y controles o de cohorte realizados con pacientes internados por COVID-19, confirmada por reacción en cadena de la polimerasa por transcriptasa reversa (RT-PCR por su sigla en inglés) en hisopado nasofaríngeo. Se tuvieron en cuenta el antecedente de dislipidemia, y la evolución clínica de COVID-19: gravedad de la infección y mortalidad; los estudios debían incluir 10 pacientes como mínimo.
La definición de gravedad de COVID-19 se basó en la presencia de alguna de las siguientes anormalidades: cociente entre la presión parcial de oxígeno en sangre arterial y la fracción inspirada de oxígeno ≤ 300 mm Hg; saturación de oxígeno ≤ 93% en reposo, distrés respiratorio, frecuencia respiratoria de ≥ 30 por minuto, necesidad de asistencia ventilatoria mecánica, soportes vitales, internación en unidades de cuidados intensivos o la muerte.
Para el metanálisis, la dislipidemia incluyó la hipertrigliceridemia y la hipercolesterolemia, y la hipolipidemia. El criterio principal de valoración fue la relación entre la dislipidemia y la gravedad de COVID-19. La asociación entre la dislipidemia y la mortalidad fue un criterio secundario de valoración; se realizaron dos metanálisis separados, uno para cada criterio de valoración.
Se tuvieron en cuenta el tipo, la localización, y la fecha del estudio, y las características generales de los pacientes (edad, índice de masa corporal, los casos con enfermedad grave y los decesos). La calidad de los estudios se determinó con la Newcastle Ottawa scale. Se estimaron los odds ratio (OR) globales con intervalos de confianza del 95% (IC 95%). La heterogeneidad estadística se valoró con el I2; se aplicaron modelos de efectos fijos para la comparación de las diferencias entre los estudios. El sesgo de publicación se determinó con gráficos en embudo y pruebas de Egger.
Resultados
Se identificaron 2280 estudios, 28 de los cuales (26 estudios de cohorte y 2 de casos y controles) con 12 995 pacientes con COVID-19 fueron aptos para el presente metanálisis (en 9 ensayos se analizó el riesgo de mortalidad, en 17 se valoró la gravedad de COVID-19 y en 2 se consideraron ambos criterios de valoración). Los 28 estudios se publicaron en 2020 e incluyeron entre 23 y 3988 pacientes.
En los análisis globales, la dislipidemia se asoció de manera significativa con la gravedad de COVID-19 (OR de 1.27, intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1.11 a 1.44, p = 0.038). Para este análisis se comprobó heterogeneidad moderada (I2 = 39.8%), pero no se encontraron indicios de sesgo de publicación en la prueba de Egger (p = 0.856) o en el gráfico en embudo.
En comparación con los pacientes sin dislipidemia, los enfermos con dislipidemia tuvieron mayor riesgo de mortalidad por COVID-19 (OR = 2.13, IC 95%: 1.84 a 2.47, p = 0.001), aunque con heterogeneidad significativa (I2 = 66.4%).
Conclusión
Los resultados del presente metanálisis confirman que la dislipidemia se asocia de manera positiva con la gravedad de COVID-19 y con la mortalidad por COVID-19.