Introducción
La pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) ha significado un desafío importantísimo en términos de salud pública; entre marzo y abril de 2020 se comunicaron más de 30 000 decesos por COVID-19 sólo en el Reino Unido. El 23 de marzo de 2020, las autoridades británicas implementaron la cuarentena y medidas de distanciamiento social destinadas a limitar la propagación del virus. La crisis asociada con COVID-19 y con la cuarentena tuvo consecuencias sociales considerables, más allá de las atribuibles directamente al virus. Por ejemplo, se estimó que el número de adultos del Reino Unido con trastornos mentales significativos aumentó casi en un 50%, sobre la base de los datos para el período previo a COVID-19 y el período de COVID-19.
Las consecuencias de la pandemia y de las medidas de aislamiento social adoptadas por las autoridades de los distintos países sobre los hábitos alimenticios y la actividad física no se conocen con precisión, pero serían sustanciales. Durante la pandemia, el corte de la cadena de suministro de alimentos y el temor por salir pudieron haber limitado el acceso a alimentos frescos y haber motivado un mayor consumo de comidas no saludables. En el Reino Unido, las cirugías bariátricas planificadas se postergaron, con la finalidad de disponer de más recursos para la asistencia de pacientes con COVID-19. También es posible que las personas hayan restringido la actividad física en lugares públicos, por temor al contagio. El objetivo del presente estudio fue analizar los cambios percibidos durante la cuarentena en relación con un amplio espectro de comportamientos vinculados con la alimentación y la actividad física en una amplia cohorte del Reino Unido, con especial atención a los efectos asociados con el índice de masa corporal (IMC), ya que las personas con obesidad podrían verse particularmente afectadas por las medidas de aislamiento social.
Pacientes y métodos
Se incluyeron sujetos de 18 años o más residentes en el Reino Unido, reclutados online e incentivados económicamente. Los datos se recogieron entre 28 de abril y 22 de mayo de 2020. En el Reino Unido, la cuarentena comenzó en 23 de marzo y se mantuvo durante todo el período del estudio. Los participantes completaron cuestionarios especiales que permitieron conocer las características demográficas, incluidos la talla y el peso; los enfermos refirieron si asistían a servicios especiales para el control del peso corporal, la presencia de enfermedades psiquiátricas y el antecedente de 10 enfermedades clínicas. Los participantes refirieron sus percepciones acerca de los cambios en sus hábitos de vida en relación con COVID-19 y las medidas de aislamiento social; específicamente fueron interrogados acerca de la actividad física, la calidad de la dieta, la ingesta excesiva y el estado de bienestar general. Los participantes completaros diversos cuestionarios, entre ellos el International Physical Activity Questionnaire (IPAQ), para conocer la cantidad de ejercicio de intensidad alta y moderada y para calcular el número total de equivalentes metabólicos en los 7 días previos, el Short Food frequency questionnaire (SFFQ) de 13 secciones; la Appetitive Drive subscale of the Addiction-Like Eating Behavior Scale de 8 dominios y la escala de bienestar general de la WHO.
Resultados
Entre abril y mayo de 2020, 2002 adultos del Reino Unido completaron los cuestionarios relacionados con la actividad física, la calidad de la dieta, la ingesta excesiva y los efectos de la cuarentena sobre la salud física y mental. Los participantes también refirieron los cambios en los hábitos relacionados con el peso corporal y si habían tenido obstáculos para cumplir las medidas destinadas a mantener el peso corporal adecuado, respecto del período previo a la cuarentena.
Un amplio número de entrevistados refirió cambios negativos en los patrones de alimentación y de actividad física; por ejemplo, el 56% refirió ingerir refrigerios con mayor frecuencia y un porcentaje considerable presentó obstáculos para el control del peso corporal. Estas tendencias negativas fueron particularmente pronunciadas entre los participantes con IMC más alto. De hecho, durante la cuarentena, el IMC más alto se asoció con niveles reducidos de actividad física, con dieta de menor calidad y con ingesta excesiva. La referencia de trastornos de salud mental, como consecuencia de la crisis por COVID-19, no se asoció con IMC más alto; sin embargo, fue un factor predictivo de alimentación en exceso y de reducción de la actividad física durante la cuarentena.
Conclusión
Los resultados del presente estudio indican que COVID-19 y las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias para reducir la propagación de la enfermedad ejercieron consecuencias desproporcionadamente adversas sobre los patrones de alimentación y la actividad física entre adultos con IMC elevado.