Recepción del artículo: 2 de febrero, 2004
Aprobación: 6 de agosto, 2004
Artículo completo
La inyección directa de prostaglandina E1 en los cuerpos cavernosos es un tratamiento efectivo para la disfunción eréctil en muchos pacientes que no pueden tomar o no responden bien a espasmolíticos orales. El uso de agujas, sin embargo, implica el riesgo de infecciones y efectos colaterales diversos asociados con este tipo de administración farmacológica: sangrado, dolor, fibrosis hacen este tratamiento inapropiado para muchos pacientes. Los sistemas de inyección a propulsión sin aguja son una alternativa posible a la administración por aguja. Estos sistemas de jeringa incluyen una unidad integral de CO2 presurizado, que cuando es liberado proporciona la fuerza conductora para la administración del fármaco a través de la piel. Los sistemas de inyección a propulsión son más frecuentemente utilizados para la administración de insulina.1-3 Sin embargo, debido a sus ventajas con respecto a los sistemas convencionales de jeringa y aguja, se ensayaron en muchas aplicaciones diferentes.4-7 En muchos de estos estudios se observó que los pacientes prefieren los inyectores a propulsión, con eficacia comparable a la administración del fármaco por aguja.
Comparamos la administración de prostaglandina E1 por aguja, con su aplicación mediante un sistema de inyección a propulsión presurizada sin aguja, en cuanto a eficacia y dolor, en el tratamiento de la disfunción eréctil. Ocho pacientes con experiencia previa de inyección intracavernosa de prostaglandina E1 consintieron en formar parte del estudio. En dos semanas consecutivas, un médico administró a cada paciente una inyección de su dosis normal de prostaglandina E1 en el ámbito asistencial. En una ocasión, la inyección se aplicó mediante jeringa y aguja convencional y en la otra oportunidad mediante un sistema de inyección a propulsión presurizada sin aguja. En ambas ocasiones, los pacientes recibieron el fármaco en un volumen reducido de 0.5 ml (normalmente es de 1 ml), dado que ésa era la capacidad máxima del inyector a propulsión. El orden en el método de administración del fármaco fue aleatorio. Se solicitó a los pacientes que clasificaran su dolor durante y después de la inyección, de acuerdo con una escala de dolor de 0 a 10. Tanto el paciente como el médico estimaron la eficacia de la respuesta mediante el uso de una escala que incluía cinco categorías: 0 = sin respuesta, 1 = respuesta mínima, 2 = alargamiento completo, 3 = erección adecuada para una relación sexual, 4 = erección rígida completa. Se les dio a los pacientes un diario para que registraran cualquier dolor o circunstancias adversas que pudieran notar en los 7 días que seguían a cada inyección.
El dolor durante la inyección fue significativamente mayor con el sistema sin aguja que con el convencional. El puntaje de dolor en la administración por aguja fue de 1/10 (amplitud: 0-2) en promedio, comparado con 5/10 (amplitud: 1-8) en el sistema sin aguja. Hubo una tendencia a sentir más dolor dentro de las 24 horas siguientes a la inyección con el sistema sin aguja; sin embargo, ningún método de administración produjo dolor luego de las 24 horas. La eficacia de la respuesta fue significativamente menor con el sistema sin aguja. Cinco pacientes presentaron al menos alargamiento completo con la administración por aguja mientras que ningún paciente alcanzó esa categoría con el sistema sin aguja. Siete de ocho pacientes refirieron una contusión en el sitio de aplicación luego de la inyección sin aguja, si bien no fueron clínicamente evaluados, mientras que ningún paciente tuvo contusiones luego de la administración por aguja. El tamaño de la contusión referida varió desde aproximadamente 1 cm2 en un paciente hasta la longitud entera del pene en 2 pacientes. La contusión fue descrita como perturbadora e inaceptable por muchos de los pacientes. Cuando se les preguntó, al finalizar el ensayo, cuál método de inyección habían preferido, los 8 pacientes eligieron la administración mediante aguja convencional.
Este pequeño ensayo muestra que, como es utilizado aquí, el sistema de inyección presurizada sin aguja no es un método viable para la administración de prostaglandina E1 intracavernosa en el tratamiento de la disfunción eréctil. El método produce más dolor, menor respuesta y contusiones. La eficacia diferente entre los dos sistemas sugiere que la cantidad de fármaco que atraviesa la túnica albugínea para alcanzar los cuerpos cavernosos cuando es administrado mediante inyección a propulsión es insuficiente. Esto podría solucionarse mediante el incremento de la dosis de prostaglandina E1 en el inyector a propulsión. Sin embargo, aun cuando un ajuste de la dosis produjera una erección completa, el dolor y la contusión harían inapropiado este método. Los inyectores a propulsión están disponibles con capacidades desde los 0.02 ml a los 0.5 ml. Si se utilizara un volumen mucho menor, el daño tisular y consecutivamente el dolor y la contusión deberían disminuir. Es necesario desarrollar estudios adicionales para establecer si volúmenes reducidos son menos dolorosos y producen menos trauma.
Desde que se publicó este trabajo, se dio parte de aplicaciones adicionales de los inyectores a propulsión;8,9 sin embargo, ningún estudio analizó su uso para la administración de fármacos en el pene. La prostaglandina E1 en crema es un nuevo método potencial para su administración. Los ensayos en fase II sobre los pacientes con disfunción eréctil muestran que esta crema tiene efectos promisorios y sugieren que podría tener un papel terapéutico útil en el futuro.10
La autora no manifiesta conflictos.