Resúmenes amplios

CONSUMO DE CAFÉ Y FUNCIÓN RENAL


Wageningen, Países Bajos
Se ha observado que una mayor ingesta de café puede ayudar a preservar la tasa de filtración glomerular estimada entre los grupos de riesgo de enfermedad renal crónica.

Clinical Nutrition 42(2):89-92

Autores:
Voortman T

Institución/es participante/s en la investigación:
Wageningen University and Research

Título original:
Association of Habitual Coffee Consumption and kidney Function: A Prospective Analysis in the Rotterdam Study

Título en castellano:
Asociación del Consumo Habitual de Café y la Función Renal: Un Análisis Prospectivo en el Rotterdam Study

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
1.93 páginas impresas en papel A4

Introducción

La enfermedad renal crónica (ERC) es una afección caracterizada por la disminución progresiva de la función renal que tiene una prevalencia mundial del 13%. A pesar de las estrategias de prevención, la disminución de la función renal se acelera en sujetos con diabetes tipo 2 y otros factores de riesgo cardiovascular. Esto requiere estrategias específicas para retrasar la disminución de la función renal en poblaciones alto riesgo, como por ejemplo la alimentación saludable. El café contiene más de 1000 compuestos bioactivos, por ejemplo, cafeína, ácidos clorogénicos, cafestol y kahweol. Los estudios basados en la población han sugerido un efecto protector del café contra el desarrollo de la ERC, posiblemente a través de los compuestos antiinflamatorios y antioxidantes del café. Los estudios sobre el café y la disminución de la función renal en la población general son escasos. 

El propósito de la presente investigación fue analizar las asociaciones del consumo habitual de café con evaluaciones repetidas de la tasa de filtración glomerular estimada (TFGe) y el cociente albúmina-creatinina (CAC) en orina. Además, se evaluó si las asociaciones con la TFGe variaron según los factores de riesgo de la ERC.

 

Métodos

Se utilizaron datos de 7914 participantes del Rotterdam Study, un estudio de cohorte poblacional en curso en el distrito de Ommoord, Rotterdam, Países Bajos. Los datos de referencia sobre el consumo de café (tazas/día) se obtuvieron de entrevistas domiciliarias y cuestionarios validados de frecuencia de alimentos (1997 a 2008). Las evaluaciones repetidas de TFGe (ml/min por 1.73 m2, 1997 a 2014) se calcularon de acuerdo con la ecuación de Colaboración Epidemiológica de la ERC basada en creatinina de 2012. Se utilizaron evaluaciones repetidas de albúmina urinaria y creatinina para estimar el CAC (mg/g, 2006 a 2014). El criterio de valoración primario fueron los cambios en la TFGe longitudinal, para los cuales las betas negativas indicaron un deterioro y las betas positivas indicaron una mejoría de la función renal durante el seguimiento. Además, se analizó la reducción de la función renal incidente, definida como una evaluación única de la TFGe < 60 ml/min por 1.73 m2 en el seguimiento, y se utilizó como sustituto de la ERC incidente. Otro resultado analizado fueron los cambios en el CAC longitudinal, con betas negativas que indican menos daño renal y betas positivas que indican más daño renal durante el seguimiento. Los datos se analizaron mediante la aplicación de modelos mixtos lineales, ajustados por factores sociodemográficos, de estilo de vida y dietéticos, y factores de riesgo de enfermedad cardiovascular. Se realizaron análisis de subgrupos predefinidos estratificados por factores de riesgo de ERC.

 

Resultados

La media de la edad inicial de los participantes fue de 66 años, el 57% eran mujeres y la mediana del consumo de café fue de 3 tazas/día. Más del 50% de los individuos tenían hipertensión y el 10% tenía diabetes tipo 2 o enfermedad cardiovascular. El 21% de la población del estudio tenía obesidad. Los que bebían más café (> 4 tazas/día) eran más propensos a fumar y a tener diabetes tipo 2 y obesidad. La media de la TFGe fue de 79 ml/min por 1.73 m2 y la del índice masa corporal (IMC) de 27 kg/m2, con un 21% de la población con obesidad.

El número total de evaluaciones repetidas de TFGe fue de 13 798 (mediana de 2 evaluaciones por participante). En la población total del estudio, el café no se asoció con TFGe longitudinal durante una mediana de 5.4 años de seguimiento (beta: 0.04 ml/min por 1.73 m2 por taza/día; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: -0.10 a 0.18). Las asociaciones café-TFGe fueron similares para ambos sexos (p: 0.45), pero no para diferentes grupos de edad (p < 0.001). Entre las personas de > 70 años, una taza de café/día adicional se asoció con una mayor TFGe longitudinal (promedio de 0.84 ml/min por 1.73 m2; IC 95%: 0.51 a 1.18). Entre los participantes obesos esta estimación fue de 0.32 ml/min por 1.73 m2 (IC 95%: 0.01 a 0.63). Además, se observó una tendencia protectora entre los participantes ex fumadores (0.17 ml/min por 1.73 m2; IC 95%: -0.03 a 0.39) y sujetos con diabetes tipo 2 (0.42 ml/min por 1.73 m2; IC 95%: -0.05 a 0.88). La hipertensión, la enfermedad cardiovascular o la hipercolesterolemia no modificaron la asociación café-TFGe (p > 0.05).

El número total de mediciones repetidas de CAC en orina fue de 4 312 (mediana de 2 mediciones por participante). El café no se asoció con el CAC longitudinal (0.01 mg/ml; IC 95%: -0.01 a 0.02).

Durante 6.1 años de seguimiento, se registraron 619 nuevos casos de función renal reducida. Aunque se observó una tendencia hacia un menor riesgo de reducción de la función renal por cada taza adicional de café por día, esta asociación no fue estadísticamente significativa

 

Conclusión

Si bien el café no se asoció con la TFGe y el CAC en la población total, un mayor consumo de café se asoció con una mayor TFGe longitudinal entre sujetos con mayor riesgo de ERC, es decir, mayores de 70 años y obesos. Esto sugiere que el café puede retrasar la disminución de la función renal en estos subgrupos. Estos hallazgos requieren confirmación en otros estudios de cohortes prospectivos.



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