Resúmenes amplios

VACUNA CONTRA COVID-19 DE ARNM BNT 162B2 EN PACIENTES CON TUMORES TRATADOS CON INHIBIDORES DE PUNTO DE CONTROL INMUNOLÓGICO


Tel Aviv, Israel
Los resultados de la serie de pacientes tratados con inhibidores de punto de control inmunológico avalan la seguridad a corto plazo de la vacuna contra COVID-19 con ARNm BNT 162b2. Sin embargo, la detección de efectos adversos infrecuentes requiere el análisis de cohortes más amplias. Debido a los índices altos de mortalidad asociada con COVID-19 en los pacientes con cáncer, los beneficios asociados con la vacunación parecen superar ampliamente los riesgos eventuales de la vacunación.

The Lancet 1-3

Autores:
Wolf I

Institución/es participante/s en la investigación:
Tel Aviv Sourasky Medical Center

Título original:
Short-term Safety of the BNT162b2 mRNA COVID-19 Vaccine in Patients with Cancer Treated with Immune Checkpoint Inhibitors

Título en castellano:
Seguridad a Corto Plazo de la Vacuna contra COVID-19 con ARNm BNT 162b2 en Pacientes con Tumores Tratados con Inhibidores de Punto de Control Inmunológico

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.14 páginas impresas en papel A4

En diciembre de 2020, el Ministerio de Salud de Israel inició una campaña nacional de vacunación contra la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés), destinada a vacunar rápidamente a todos los enfermos de alto riesgo antes de finales de enero de 2021. Para este propósito se utilizó la vacuna de Pfizer®  BNT162b2 con ARNm. La vacunación estuvo ampliamente disponible y fue gratuita.

Los pacientes con cáncer tratados con antineoplásicos por vía sistémica tienen riesgo significativamente aumentado de mortalidad por COVID-19, de modo que constituyen un grupo con prioridad para la inmunización.

Sin embargo, debido a que los estudios clínicos con la vacuna BNT162b2 sólo incluyeron sujetos sanos o pacientes con enfermedades crónicas estables, la seguridad y la eficacia de la misma en pacientes con tumores fueron aspectos que motivaron preocupación importante. Incluso así, y sobre la base de información previa disponible para otras vacunas que se utilizan de manera rutinaria, por ejemplo la vacuna contra la influenza, el Ministerio de Salud recomendó la utilización de la vacuna contra COVID-19 en todos los pacientes con cáncer.

Surgió entonces preocupación particular por la seguridad de la vacuna en pacientes tratados con inhibidores de punto de control inmunológico, en términos de un posible riesgo aumentado de efectos adversos mediados inmunológicamente. En este contexto, las autoridades decidieron que la decisión de aplicar la vacuna en enfermos tratados con estos agentes quedaba a criterio del profesional que asistía al enfermo.

La política institucional de la División de Oncología del Tel Aviv Sourasky Medical Center (TLVMC) y de la Unidad de Oncología del Bnei-Zion Medical Center alienta a la vacunación contra COVID-19 en todos los pacientes con cáncer en tratamiento activo, de manera independiente del tipo de tratamiento.

Debido a que COVID-19 es particularmente peligrosa en estos enfermos, se recomienda la vacunación en todos los enfermos con cáncer, sea cual fuere el estadio de la enfermedad, el estado general o la expectativa de vida.

Sólo se excluyeron de la campaña de vacunación los pacientes con antecedente de infección por coronavirus 2 del síndrome agudo respiratorio grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2) y los enfermos con patologías agudas (infecciones activas o efectos adversos no controlados, mediados por el sistema inmunológico).

La  vacuna se administró en la dosis recomendada en los días 1 y 21; la segunda dosis se omitió en los pacientes que tuvieron infección por SARS-CoV-2 después de la aplicación de la primera dosis. Los efectos adversos fueron particularmente monitorizados en los pacientes tratados con inhibidores de punto de control inmunológico, mediante cuestionarios telefónicos entre los días 17 y 21 después de la primera dosis, y a una mediana de 19 días después de la segunda dosis. En el presente estudio se refieren datos de seguridad para la vacuna en estos enfermos con cáncer, tratados en dos instituciones. Los efectos adversos se compararon con los de un grupo control; cada paciente con cáncer se comparó con un sujeto sano comparable en sexo y año de nacimiento.

Entre 11 de enero y 25 de febrero de 2012, 170 pacientes tratados con inhibidores de punto de control inmunológico recibieron la posibilidad de ser vacunados contra COVID-19; 33 (19%) pacientes no aceptaron ser vacunados, esencialmente por temor a los efectos adversos, mientras que 137 pacientes (81%) recibieron la primera dosis de la vacuna y 134 (98%) recibieron la segunda dosis de la misma.

Tres pacientes fallecieron después de la primera dosis, uno por COVID-19 y dos por progresión de la enfermedad tumoral. Los efectos adversos referidos con mayor frecuencia fueron las reacciones locales; 28 (21%) de 134 enfermos refirieron dolor en el sitio de aplicación. Los efectos sistémicos consistieron en fatiga (5, [4%]), cefaleas (3, [2%]), dolores musculares (3, [2%]), y escalofríos (1, [1%]).

Durante el período de observación después de la segunda dosis de la vacuna, sólo 4 de 134 pacientes (3%) debieron ser internados: tres por complicaciones relacionadas con el tumor y uno, por fiebre. Todos los enfermos fueron dados de alta después del tratamiento.

En coincidencia con lo referido en estudios previos, se observaron más efectos adversos sistémicos y locales después de la aplicación de la segunda dosis, en comparación con la primera dosis. Los efectos adversos locales más frecuentes fueron el dolor en el sitio de aplicación (85 [63%] de 134), los exantemas locales (3 [2%]), y el edema local (12 [9%]), mientras que los efectos adversos sistémicos más frecuentes fueron los dolores musculares (46 [34%]), la fatiga (45 [34%]), las cefaleas (22 [16%]), la fiebre (14 [10%]), los escalofríos (14 [10%]), las complicaciones gastrointestinales (14 [10%]), y los síntomas similares a los de la gripe (3 [2%]). Ningún paciente debió ser internado por efectos adversos asociados con la vacunación ni requirió intervenciones especiales.

La mayoría de los enfermos (116 [87%]) recibía inhibidores de punto de control inmunológico de manera exclusiva, pero 18 (13%) pacientes recibían, también, otros antineoplásicos. El índice de efectos adversos sistémicos fue similar en los dos grupos. Cabe destacar que no se registraron nuevos efectos adversos relacionados con el sistema inmunológico, como tampoco exacerbaciones de los efectos adversos previos mediados inmunológicamente.

El perfil de seguridad fue similar en los controles sanos y en los pacientes con cáncer; sólo los dolores musculares fueron más frecuentes en los enfermos con tumores, en comparación con los controles. No obstante, no se registró ningún caso de miositis mediada inmunológicamente luego de la vacunación.

Los resultados referidos avalan la seguridad a corto plazo de la vacuna contra COVID-19 con ARNm BNT 162b2, en pacientes con cáncer tratados con inhibidores de punto de control inmunológico. Sin embargo, los autores destacan que la detección de efectos adversos infrecuentes requiere estudios con cohortes más amplias. Debido a los índices altos de mortalidad asociada con COVID-19 en los pacientes con cáncer, los beneficios asociados con la vacunación parecen superar ampliamente los riesgos eventuales. Se requieren más estudios para saber si los datos son aplicables a otras vacunas contra COVID-19.



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