Resúmenes amplios

DAÑO RENAL AGUDO EN PACIENTES CON ENFERMEDAD POR CORONAVIRUS 2019 MUY GRAVE


Bordeaux, Francia
El daño renal agudo asociado con COVID-19 muy grave es frecuente y, por lo general, persistente. Se caracteriza casi exclusivamente por compromiso tubulointersticial, sin glucosuria.

Clinical Kidney Journal 13(3):354-361

Autores:
Rubin S

Institución/es participante/s en la investigación:
Université de Bordeaux

Título original:
Characterization of Acute kidney Injury in Critically ill Patients with Severe Coronavirus Disease 2019

Título en castellano:
Caracterización del Daño Renal Agudo en Pacientes en Estado Crítico con Enfermedad por Coronavirus 2019

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
1.88 páginas impresas en papel A4

Introducción

Desde diciembre de 2019, alrededor de 5 millones de personas en todo el mundo presentaron enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés); más de 300 000 pacientes fallecieron. La epidemia se inició en China y se propagó rápidamente a Europa, afectando inicialmente a España, Francia e Italia. En todo el mundo ha sido causa de cuarentena en alrededor de 3 mil millones de personas.

El daño renal agudo (DRA) ha sido la segunda complicación más frecuente, después de las lesiones pulmonares, en pacientes de la China. Su frecuencia es cercana al 15%, pero es posible que la incidencia en enfermos internados en unidades de cuidados intensivos (UCI) sea mucho más alta. La gravedad y la evolución clínica del DRA no se conocen con precisión; la necesidad a terapia de reemplazo renal puede prolongar considerablemente la internación en UCI, con costos muy importantes para los sistemas de salud. Asimismo, es posible que el DRA se asocie con enfermedad renal crónica (ERC). Se ha sugerido que el DRA vinculado con COVID-19 es más grave y más frecuente que lo estimado con anterioridad; el DRA podría incluir diferentes formas clínicas, como DRA transitorio, necrosis tubular aguda y otros tipos de daño; cada una de estas posibles formas clínicas requiere tratamientos específicos. El objetivo del presente estudio fue describir la incidencia y la gravedad del DRA y caracterizar la enfermedad en pacientes con COVID-19.

Pacientes y métodos

El estudio de cohorte se realizó en 4 UCI destinadas a la atención de pacientes con COVID-19 grave, en el University Hospital of Bordeaux, Francia, entre el 3 de marzo y el 14 de abril de 2020. Se analizaron individuos de 18 años o más, con COVID-19 confirmada por reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por su sigla en inglés) o con hallazgos típicos de la enfermedad en la tomografía computarizada, en pacientes con fuerte sospecha clínica. Los enfermos tenían COVID-19 grave (necesidad de 4 l/minuto o más de O2 para lograr una SaO2 del 94% o más alta, o PaO2/FiO2 de 300 mm Hg o más baja, en sujetos que recibían oxígeno por cánula nasal a flujo alto) y debían ser internados en UCI.

Los pacientes fueron tratados según el protocolo hospitalario; en tres UCI se indicó hidroxicloroquina (HCQ), en una UCI se administró tocilizumab e HCQ y en dos UCI se utilizó lopinavir/ritonavir. Todos los tratamientos comenzaron en el día de la internación en UCI.

El daño renal se determinó y se clasificó en estadios 1, 2 y 3 con la definición Kidney Disease: Improving Global Outcomes (KDIGO). Se tuvieron en cuenta los niveles séricos de creatinina y la excreción urinaria de creatinina.

Se tuvieron en cuenta los antecedentes de hipertensión arterial, diabetes, insuficiencia cardíaca crónica, accidente cerebrovascular, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma y enfermedad arterial periférica. La ERC se definió en pacientes con índice de filtrado glomerular < 60 ml/min/1.73 m2. Los criterios de valoración consistieron en la incidencia, la gravedad, la presentación clínica, la caracterización biológica (DRA transitorio respecto de persistente, proteinuria, hematuria y glucosuria) y la evolución clínica a corto plazo.

Resultados

Fueron analizados 71 pacientes con niveles séricos basales de creatinina de 69 ± 21 µmol/l.

En el momento de la internación, se comprobó DRA en el 11% de los enfermos (8 de 71). La mediana del seguimiento fue de 17 días, con rango intercuartílico (RIC) de 12 a 23 días. Durante la internación se comprobó DRA en el 80% de los enfermos (57 de 71); el 35% de ellos presentaba DRA en estadio 1, el 35% en estadio 2, y el 30%, en estadio 3. El 18% de estos pacientes (10 de 57) requirió terapia de reemplazo renal.

Solo se observó DRA transitorio en 4 de 55 pacientes (7%), en tanto que 51 de 55 (93%) presentaron DRA persistente. Los pacientes con DRA persistente tuvieron una mediana de cociente urinario de proteínas y creatinina de 82 mg/mmol (RIC: 54 a 140), con cociente albuminuria/proteinuria de 0.23 ± 20, un hallazgo que indica daño tubulointersticial predominante. Solo dos enfermos presentaron glucosuria.

Al séptimo día después del inicio del DRA, 6 pacientes (11%) permanecían con dependencia de diálisis; 9 enfermos (16%) tenían niveles séricos de creatinina de más de 200 µmol/l y 4 (7%) fallecieron. Los índices de recuperación de la función renal en los días 7 y 14 fueron del 28% y el 52%, respectivamente.

Conclusión

Los hallazgos del presente estudio indican que los enfermos con COVID-19 grave presentan, con frecuencia (80% de los casos), DRA, caracterizado fundamentalmente por el daño de túbulos e intersticio, sin glucosuria. El 30% tuvo DRA en estadio 3, y el 18% requirió diálisis; más del 90% de los enfermos con DRA tuvieron daño renal permanente. La proteinuria elevada, en combinación con la baja albuminuria, no sustentan daño glomerular; en cambio, sugieren daño tubular agudo, nefritis intersticial o ambos.



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