Resúmenes amplios

CONSUMO DE CAFÉ Y EVENTOS CARDIOVASCULARES EN PACIENTES CON HIPERTENSIÓN ARTERIAL


Padua, Italia
En los pacientes con hipertensión arterial, el consumo de café aumenta de manera lineal el riesgo de eventos cardiovasculares. En parte, la asociación podría atribuirse a la relación entre el café y la progresión de la hipertensión arterial.

International Journal of Cardiology 212131-137

Autores:
Palatini P, Fania C, Casiglia E

Institución/es participante/s en la investigación:
University of Padova

Título original:
Coffee Consumption and Risk of Cardiovascular Events in Hypertensive Patients. Results from the HARVEST

Título en castellano:
Consumo de Café y Riesgo de Eventos Cardiovasculares en los Pacientes Hipertensos: Resultados del HARVEST

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
3.04 páginas impresas en papel A4

Introducción

La posible asociación entre el consumo de café y el riesgo de eventos cardiovasculares (ECV) ha merecido atención en los últimos años; sin embargo, la información no es concluyente y, por lo tanto, no se pueden realizar recomendaciones específicas en este sentido. Según los resultados de 2 metanálisis recientes, el consumo moderado de café parece seguro e, incluso, beneficioso. En el primer metanálisis de 17 estudios con 1 054 571 pacientes, Zhao y col. observaron una relación en forma de “U” entre el consumo de café y la mortalidad por cualquier causa (p para la no linealidad < 0.001). Estos hallazgos coincidieron con los resultados del metanálisis de Ding y col., con 36 estudios y 1 279 804 pacientes, que también comprobaron una asociación no lineal entre el consumo de café y el riesgo de ECV. Sin embargo, el consumo moderado de café se asoció de manera inversa y significativa con el riesgo de enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular (ACV), insuficiencia cardíaca y mortalidad por causas cardiovasculares; el riesgo más bajo se observó entre los pacientes que consumían entre 3 y 5 tazas de café por día, pero el aumento del consumo no se asoció con el incremento del riesgo de ECV.

La posible asociación entre el consumo de café y el riesgo de ECV en los pacientes con hipertensión arterial (HTA) es menos conocido. También, cabe mencionar que el efecto sobre el sistema cardiovascular podría diferir según el tipo de café. En Italia, el café que más se consume es el expreso; en un estudio reciente en ese país se observó una relación lineal entre la ingesta de café expreso (CE) y el riesgo de enfermedad coronaria.

El objetivo del presente estudio fue evaluar los efectos a largo plazo de la ingesta de CE sobre el riesgo de ECV en participantes del Hypertension and Ambulatory Recording VEnetia Study (HARVEST), un trabajo longitudinal en sujetos jóvenes o de mediana edad, con HTA en estadio 1.

 

Pacientes y métodos

Los análisis se realizaron en 1204 individuos caucásicos, de 18 a 45 años, con HTA en estadio 1, seguidos durante 6 meses como mínimo. Para los análisis del riesgo de diabetes y prediabetes se incluyeron 1163 pacientes. Los pacientes no habían recibido con anterioridad tratamiento para la HTA. El HARVEST fue una investigación realizada en 17 unidades de HTA de Italia.

Todos los participantes fueron sometidos a examen físico y estudio bioquímico de sangre y orina. Mediante cuestionarios se conocieron los antecedentes clínicos y familiares de HTA, el nivel de actividad física, los hábitos de la dieta, incluido el consumo de café y alcohol, y el tabaquismo. El consumo de café se definió con el número de tazas por día; el contenido promedio de cafeína por taza de CE es cercano a 100 mg. No se tuvo en cuenta el consumo de café descafeinado, té u otras bebidas con cafeína. Se calculó el índice de masa corporal (IMC) y se efectuaron mediciones de la presión arterial (se consideró el promedio de 6 determinaciones obtenidas en 2 controles clínicos, separados por 2 semanas). Los pacientes realizaron monitorización ambulatoria de la presión arterial, con mediciones cada 10 minutos durante el día y cada 30 minutos a la noche.

En el estudio HARVEST, la presión arterial y los hábitos se valoraron una vez por mes, durante los 3 primeros meses y, luego, cada 6 meses. Los pacientes fueron tratados según lo establecen las recomendaciones vigentes para la HTA (medidas generales). En los pacientes que presentaron HTA sostenida y que requirieron tratamiento farmacológico se aplicaron las pautas de la British Hypertension Society hasta 1999 y, con posterioridad, las de la WHO/ISH de 1999 y las de la ESC/ESH de 2003. Una vez por año se determinaron los niveles de glucosa en sangre; la prediabetes y la diabetes se establecieron en presencia de niveles de 100 a 125 y > 126 mg/dl, respectivamente.

Se calculó el tiempo de supervivencia hasta la aparición del primer ECV: infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST fatal y no fatal, síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST, procedimientos de revascularización coronaria, insuficiencia cardíaca que motivó la internación, ACV fatal y no fatal, procedimientos de revascularización aórtica y periférica y eventos renales (enfermedad renal crónica en estadio 3 o mayor; índice de filtrado glomerular < 60 ml/min/1.73 m2).

Los análisis se realizaron en 1204 pacientes, agrupados en tres categorías según el consumo de café: no consumidores, consumidores moderados (1 a 3 tazas por día) y consumidores fuertes (4 tazas o más por día). También, los pacientes se clasificaron en tres categorías según la ingesta de alcohol (0 g, < 50 g y > 50 g por día) y, en cuatro grupos, de acuerdo con el tabaquismo (no fumadores y fumadores de 1 a 5, 6 a 10 o más de 10 cigarrillos por día).

Las variables categóricas se compararon con pruebas de chi al cuadrado. El efecto del consumo de café sobre la aparición de HTA, diabetes o prediabetes se conoció con modelos proporcionales de Cox, con ajuste según diversas variables de confusión. La incidencia acumulada de ECV se estimó con curvas de Kaplan-Meier; las comparaciones se realizaron con pruebas de orden logarítmico. Se calcularon los hazard ratios (HR), con intervalos de confianza del 95% (IC 95%). Los valores de p < 0.05 se consideraron estadísticamente significativos.

 

Resultados

El 73.8% de los participantes (n = 888) consumía café: el 86.5% ingería entre una y 3 tazas por día (n = 768) y el 13.5%, 4 tazas o más por día (n = 120). En comparación con quienes no consumían café, aquellos que lo hacían eran mayores, con pesos más elevados, más sedentarios, y tomaban alcohol o fumaban con más frecuencia. Al final del seguimiento solo se registraron cambios mínimos en este hábito: el 2.1% de los pacientes dejó de consumir café o redujo la cantidad ingerida por día, en tanto que el 1.2% comenzó a beber café y el 1.1% aumentó su consumo.

La presencia de HTA sostenida con necesidad de tratamiento farmacológico fue más común entre los pacientes que consumían café, en comparación con los sujetos que no lo hacían. Se observó una relación lineal entre la aparición de HTA y el consumo de café. La asociación entre la HTA y el consumo de café se confirmó en los modelos de Cox de variables múltiples: se comprobó un aumento del 50% del riesgo de HTA en los consumidores fuertes de café.

Al final del seguimiento, el 1.7% y 24.3% de los pacientes presentaron diabetes o prediabetes, respectivamente. Ambos trastornos fueron más comunes entre los pacientes que consumían café. En los modelos de Cox, la asociación entre la diabetes/prediabetes y el consumo de café se mantuvo significativa, con aumentos del riesgo del 50% y 160% en los sujetos que consumían cantidades moderadas y en los consumidores fuertes de café, respectivamente.

Durante la mediana de seguimiento de 12.6 años se produjeron 60 ECV fatales y no fatales (índice de 5.5% en los hombres y 3.7% en las mujeres). Los ECV fueron más frecuentes entre los sujetos que consumían café, en comparación con los pacientes que no lo hacían (2.2% respecto de 7% en los sujetos que bebían cantidades moderadas de café y 14% en los consumidores fuertes; p para la tendencia = 0.0003). Los análisis de Kaplan-Meier confirmaron la asociación: los ECV fueron más frecuentes en los sujetos que consumían café (p para la tendencia = 0.0004).

En los modelos de Cox, con ajuste según la edad y el sexo, el uso de café se asoció con mayor riesgo de ECV. En los modelos con ajuste según el antecedente familiar de enfermedad cardiovascular, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la presión arterial sistólica, el riesgo de ECV asociado con el consumo de café fue de 2.9 (IC 95%: 1.0 a 7.9) en los sujetos que ingerían cantidades moderadas de café y de 4.4 (IC 95%: 1.4 a 14.2) en los consumidores fuertes. La consideración del consumo más reciente de café, en vez del consumo basal, mejoró algo la asociación entre el consumo de café y el riesgo de ECV (p = 0.022 en los sujetos que consumían cantidades moderadas de café y p = 0.011 en los consumidores fuertes).

La consideración del cambio del peso corporal durante el seguimiento no afectó los resultados. La inclusión de la HTA incidente y de la diabetes/prediabetes durante el estudio atenuó la asociación: se mantuvo significativa en los consumidores fuertes de café, pero no en los sujetos que ingerían cantidades moderadas.

En los modelos de variables múltiples, la HTA fue un factor predictivo fuerte de ECV (p = 0.027), mientras que el IMC y la diabetes/prediabetes no lo fueron.

Al incorporar en los modelos, uno por uno, los factores asociados con el consumo de café (IMC, actividad física, tabaquismo y consumo de alcohol), la fuerza de la asociación entre el consumo de café y el riesgo de ECV solo se modificó levemente (IMC, p = 0.003 a p = 0.004; actividad física, p = 0.002; tabaquismo, p = 0.007 y consumo de alcohol, p = 0.008). La inclusión simultánea de los cuatro factores se asoció con el debilitamiento moderado de la asociación (p = 0.01).

 

Discusión

En el presente estudio, realizado en adultos jóvenes y de mediana edad, el consumo de café se asoció de manera independiente y lineal con el riesgo de ECV. El consumo de café se mantuvo como un factor predictivo fuerte de la evolución clínica, incluso cuando en los modelos se consideraron diversas variables potencialmente vinculadas con la aparición de ECV; sin embargo, en este caso, la magnitud de la asociación se redujo y solo persistió significativa entre los consumidores fuertes de café.

La mayoría de los estudios previos se realizó en poblaciones generales; los resultados de un metanálisis reciente sugirieron que el consumo de café es seguro en los sujetos normotensos, sin enfermedad cardiovascular. En cambio, el papel del consumo de café en los pacientes con HTA fue menos estudiado. En el presente trabajo, el riesgo de ECV fue más del doble en los sujetos que consumían cantidades moderadas de café y 4 veces más alto en los consumidores fuertes.

Los pacientes jóvenes con HTA en estadio precoz suelen presentar signos de hiperactividad simpática y respuestas exageradas de la médula adrenal a los estímulos estresantes, fenómenos relacionados con un resultado cardiovascular adverso. La cafeína aumenta aún más la actividad simpática.

El café tiene numerosos componentes biológicamente activos, con efectos diferentes sobre el sistema cardiovascular. Los efectos beneficiosos dependen, sobre todo, de los compuestos antioxidantes (polifenoles y melanoidinas), en tanto que la cafeína y los diterpenos parecen ser deletéreos al aumentar la actividad simpática y los niveles de los lípidos, respectivamente, y mediante el daño del endotelio. La ingesta de cada componente depende, en gran parte, del tipo de café, del grado de tostado y del tipo de elaboración. En Italia, el café que se consume con mayor frecuencia es el CE que, en comparación con el café de filtro, tiene concentraciones más altas de diterpenos.

En conjunto, los hallazgos sugieren que la HTA y los trastornos del metabolismo de la glucosa podrían ser mediadores en la asociación entre el consumo de café y los ECV. Los efectos deletéreos del consumo de café sobre la presión arterial fueron, incluso, más pronunciados en los pacientes jóvenes. Se ha sugerido que la influencia adversa del café en el sistema cardiovascular depende de los polimorfismos de la CYP1A2; los sujetos que metabolizan la cafeína lentamente parecen tener mayor riesgo de presentar HTA, trastornos en el metabolismo de la glucosa y ECV.

Los resultados del presente estudio podrían no ser aplicables a pacientes no caucásicos y de más de 45 años.

 

Conclusiones

Los hallazgos del presente estudio indicaron que el consumo de CE es un factor de riesgo de ECV en sujetos con HTA. Cabe destacar que, en la actualidad, el CE se consume no solo en Italia sino también en los EE.UU., Japón y otros países. Por lo tanto, los pacientes con HTA deberían ser desalentados en cuanto al consumo de café. 



ua40317

Imprimir esta página