Programa Actualización Científica sin Exclusiones (ACisE)

Informes comentados

dispuestos por fecha de ingreso a SIIC

Informe
Autor del informe original
A Prado
Institución: Centro Privado de Cardiología (CPC),
Tucuman Argentina

Compromiso Miocárdico en Pacientes Recuperados de COVID-19
El patrón anormal de estiramiento longitudinal global de los segmentos basales, respecto de los segmentos medios y apicales, se asocia con sintomatología persistente, y específicamente con disnea, durante la etapa de recuperación de la enfermedad por coronavirus 2019.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/167045

Comentario
Autor del informe
Julio Bono(1) Raúl Barcudi(2)  

(1) Jefe Unidad Coronaria, Sanatorio Allende Nueva Córdoba, Córdoba, Argentina
(2) Cardiólogo y Docente, Clinica Universitaria Reina Fabiola, Cordoba, Argentina


La COVID-191 es producida por el Coronavirus 2 (SARS-CoV-2). Se inició en Wuhan, China, convirtiéndose rápidamente en pandemia. La misma es la responsable de un síndrome respiratorio agudo severo pero puede llegar a ser de compromiso multisistémico tal como describió Pilar Rodriguez Ledo et al2 201 síntomas dados por el afectación multiorgánica que ocurre en estos pacientes. El corazón es uno de los órganos comprometidos, a través de diferentes mecanismos como lo han descripto varios autores,1-3-6 por afectación miocárdica directa, empeoramiento de las comorbilidades cardiovasculares preexistenteso por los efectos cardiovasculares adversos de los posibles tratamientos para la COVID-191 Las manifestaciones cardiovasculares3-7 están dadas por la injuria cardiaca manifestada por el incremento de los niveles de troponina asociadas o no a anormalidades electrocardiográficas,
ecocardiográficas y/o en las imágenes de resonancia magnética cardíaca (RMC). La disfunción miocárdica ocurre en alrededor del 60% de los pacientes hospitalizados por COVID-19 dependiendo de la población que se evalúe. Las potenciales causas de injuria incluyen: desequilibrio entre oferta y demanda de oxígeno por taquicardia, hipotensión y/o hipoxia resultando en un infarto tipo II, síndrome coronario agudo por ruptura de placa en un medio trombótico e inflamatorio resultando en un infarto tipo I, disfunción microvascular debido a microtrombosis difusa, cardiomiopatía por estrés (síndrome de Takotsubo), injuria miocárdica no isquémica debido a un estado hiperinflamatorio por aumento de citosinas lo que se ha denominado tormenta de citocinas y por toxicidad viral directa produciendo miocarditis.
La importancia de esta enfermedad no es sólo su morbi-mortalidad per se, sino también la carga significativa que causa a los sistemas de salud de todo el mundo. Además, los retrasos en cirugías y procedimientos electivos durante un tiempo considerable y la presentación tarde de los pacientes con factores de riesgo cardiovasculares o con patologías cardíacas que han retrasado su control. Así también el impacto negativo importante a nivel de la población por el aislamiento prolongado, la disminución de la actividad física y los niveles elevados de depresión y ansiedad que predisponen a un riesgo cardiovascular elevado.
Sin embargo, recientemente hay autores que no están tan de acuerdo en que todo lo que sucede en el corazón es por compromiso cardíaco directo. Tushar Kotecha et al8 luego de estudiar con RMC pacientes internados por la COVID-19 con elevación de troponina que se recuperaron llegaron a la conclusión que se puede encontrar una lesión similar a la miocarditis, con extensión limitada y consecuencias funcionales mínimas. Observaron en una proporción de pacientes que hay evidencias de una posible inflamación localizada en curso y una cuarta parte de los mismos tenían cardiopatía isquémica, de los cuáles dos tercios no tenían antecedentes previos. Si estos hallazgos observados representan una enfermedad clínicamente silenciosa preexistente o de novo por los cambios relacionados con la COVID-19 sigue sin determinarse. Tampoco se detectó edema difuso o fibrosis. Los autores de la editorial de este trabajo9 sostienen que los mecanismos de lesión y las tasas y tipos de secuelas clínicas pueden diferir según la edad y el sexo. En pacientes mayores hospitalizados, la miocarditis definida por infiltrados celulares y necrosis de miocitos es poco frecuente. No obstante, una minoría de pacientes pueden experimentar una inflamación leve a más largo plazo que puede retrasar la recuperación y prolongar los síntomas. Hay un considerable número de pacientes con antecedente de infección por SARS-CoV-2 que presentan síntomas, meses después de la infección aguda, y que no recuperan su bienestar físico, previo a la aparición del COVID-19. Estos hallazgos motivaron la sospecha de que se estaría en presencia de un posible síndrome pos-COVID (SPC). La información relacionada con el SPC es escasa y en la mayoría de los casos deriva de pacientes con antecedente de COVID-19 con necesidad de internación. Sólo el 5% al 10% de los enfermos son internados por COVID-19, por lo tanto, en los estudios publicados no se analizaron la amplia mayoría de enfermos que sufren COVID-19 y que no son internados. El tema que nos ocupa en este comentario es el compromiso cardíaco en convalecientes del COVID-19. Se ha informado de muerte cardíaca súbita en pacientes no hospitalizados con síntomas leves que estaban en cuarentena domiciliaria. Estas muertes inesperadas han generado preocupación. Se han descripto diferentes mecanismos que podrían estar involucrados en la producción de arritmias en esta enfermedad.10-11 Por lo tanto, la detección precoz de los pacientes con SPC de alto riesgo potencial es fundamental, ya que un seguimiento estrecho con intervenciones oportunas podrían prevenir eventos cardíacos adversos.
Uno de los autores que estudió probablemente por primera vez la disfunción cardíaca subclínica en pacientes recuperados del COVID 19 fue Mohammad Said Ramadan et al12 que efectuaron una revisión sistemática de pacientes adultos que fueron evaluados por manifestaciones cardíacas después de la recuperación de COVID-19. Incluyeron 35 estudios que evaluaron las secuelas cardíacas en 52 609 pacientes. Veintinueve estudios utilizaron evaluaciones cardíacas objetivas, (RMC) 16 estudios, ecocardiografía 15, electrocardiografía 16 y biomarcadores cardíacos 18. La mayoría de los estudios tenían un riesgo de sesgo razonable. La mediana de tiempo desde el diagnóstico/recuperación hasta la evaluación cardíaca fue de 48 días (1-180 días). Las anomalías cardíacas frecuentes a corto plazo por RNM en <3 meses incluyeron aumento de T1 (30%), T2 (16%), derrame pericárdico (15%) y realce tardío de gadolinio (11%) en la RMC, con síntomas como dolor de pecho (25%) y disnea (36%). A mediano plazo (3 a 6 meses), los cambios habituales incluyeron una reducción del strain longitudinal global del ventrículo izquierdo (SLGVI) (30%) y realce tardío de gadolinio (10%), disfunción diastólica (40%) en la ecocardiografía y pro BNP elevado (18%). Además, los sobrevivientes del COVID-19 tenían un mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca, arritmias e infarto de miocardio. Concluyeron que los pacientes que se recuperaban del COVID-19 parecen estar asociado con una lesión cardíaca persistente / de novo después de la recuperación, particularmente la lesión miocárdica subclínica en la fase más precoz y la disfunción diastólica más tarde. La mayoría de los hallazgos positivos fueron proporcionados por la RMC, que tiene una mayor sensibilidad para detectar daño miocárdico13 y está de acuerdo con los estudios que utilizan este método para detectar patología cardíaca.14-16 Estos estudios sugieren que la evaluación cardíaca a corto y largo plazo está justificada, independientemente de los síntomas, y lo que es más importante en grupos de alto riesgo, incluidos aquellos con COVID-19 grave y/o comorbilidades basales, y aquellos como los atletas que podrían estar en un alto riesgo de disfunción cardíaca y/o arritmias con miocarditis subclínica, sin embargo, de acuerdo a NathalieMoulson et al17 la infección por SARS-CoV-2 entre atletas competitivos jóvenes se asocia con una baja prevalencia de compromiso cardíaco y un bajo riesgo de eventos clínicos en el seguimiento a corto plazo haciendo la salvedad que no todos fueron estudiados con RMC y siendo ésta la que mayor rendimiento tuvo comparándose con los otros procedimientos utilizados. De miocarditis e injuria miocárdica en la infección por este virus en pacientes hospitalizados con fracción de eyección preservada Estudios recientes donde se utilizó la ecocardiografía con speckle tracking para el diagnóstico de miocarditis e injuria miocárdica en la infección por este virus en pacientes hospitalizados con fracción de eyección preservada demostraron una deformación anormal del ventrículo izquierdo. El strain longitudinal evidenció compromiso miocárdico presentando un patrón de deformación del ventrículo izquierdo basal reducido.18 Otros estudios en pacientes con enfermedad leve a moderada por COVID 19 observaron similares anomalías, con un patrón de deformación longitudinal del ventrículo izquierdo basal reducido, demostrando cierto rédito diagnóstico del compromiso miocárdico en la infección por COVID 19, lo que deberían ser analizados en futuros estudios.19 Un Nuevo índice para la determinación del compromiso miocárdico en pacientes recuperados de COVID 19 es propuesto por Juan I. Cotella y col. en la Revista de la FAC20 el que tiene por objetivo identificar la correlación entre un nuevo índice de alteraciones de la tensión (strain) longitudinal-índice basal y medio-apical (IBMA) que evalúa la relación del strain longitudinal de los segmentos basales con los segmentos mediales y distales, y la presencia de disnea en pacientes recuperados de COVID 19. Para ello, se obtuvieron valores de GLS global (GLS VI), y valores promedio de los segmentos basales, medios, apicales y ápex. Se estimaron los promedios de strain longitudinal de los segmentos basales (GLS basal) y de los segmentos medio apicales (GLS medio apical). El grupo de estudio fueron 105 pacientes que fueron divididos en dos grupos: 46 asintomáticos (grupo 1), y 59 con disnea (grupo 2). El grupo control estuvo integrado por 25 pacientes sin antecedente de enfermedad cardiovascular ni de COVID-19. Los resultados fueron que no hubo diferencias significativas en las variables ecocardiográficas estándar (volúmenes ventriculares, fracción de eyección, etc.). Se evidenció una disminución no significativa en los valores del strain longitudinal de los segmentos basales. Una diferencia mayor al 15% en los valores del IBAM fue observada en el 74% de los pacientes del grupo 2, y en ninguno de los pacientes del grupo control (p 0,0002).
A diferencia del trabajo de Cotellay col. en que el Strain Longitudinal Global (STG) no fue significativamente diferente entre los grupos, GulMurat et al21 fueron los primeros probablemente en demostrar que el STG sistólico y los parámetros de strainrate estaban significativamente disminuidos en pacientes levemente asintomáticos con COVID que no requirieron internación y que los parámetros convencionales ecocardiográficos eran similares a los controles normales llegando a la conclusión que el Speckle tracking echocardiography puede ser una herramienta de imagen práctica para detectar disfunciones subclínicas del miocardio, incluso cuando la FEVI es preservada. Los mismos resultados en cuanto al valor del STG en valorar la disfunción miocárdica subclínica lo obtuvieron SavasOzer et al22 al estudiar pacientes ya convalecientes luego de estar internados por COVID 19. A igual que Murat G encontraron un STG significativamente más reducido en aquellos que tuvieron elevación troponina durante la internación. El hecho de que el 26,1% de los trastornos del GLS-LV se observó en el grupo sin lesión miocárdica indica que todos los pacientes deben ser evaluados en el período de seguimiento después del alta, independientemente de niveles de troponina de hospitalización.
Por lo tanto, consideramos que el aporte de los autores es muy importante en el seguimiento de pacientes asintomáticos post COVID en la búsqueda de deterioro miocárdico subclínico por todo lo que ello implica tanto en la calidad de vida, en la realización de deportes y quizás en lo que no se lo ha tenido muy en cuenta en lo que respecta a la reincorporación a su actividad laboral, ya que presentan una herramienta que es una alternativa al SLG y que nos permite identificar pacientes con disfunción miocárdica subclínica que puede no ser detectados por el STG y sin la necesidad de recurrir a estudios más eficaces en cuanto a su diagnóstico como lo es MNR cardíaca pero que es mucho más costoso y menos aplicable por la menor disponibilidad.
Copyright © SIIC, 2021 Bibliografía
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Palabras Clave
SARS-CoV-2, COVID-19, ecocardiografía, disfunción subclínica
Especialidades
C.gif   I.gif        AP.gif   Bq.gif   DI.gif   DL.gif   EdM.gif   Ge.gif   MI.gif   N.gif   
Informe
Autor del informe original
K Sharun
Institución: ICAR-Indian Veterinary Research Institute,
Uttar Pradesh India

Posible Transmisión Sexual de COVID-19
SARS-CoV-2 puede detectarse en semen cuando hay infección de los órganos sexuales secundarios, especialmente la próstata. Sin embargo, La información disponible hasta ahora sugiere que las secreciones respiratorias son la principal vía de contagio de SARS-CoV-2 en las parejas, durante el contacto sexual; el virus no parece transmitirse por semen. Incluso si este fuera el caso, la transmisión sexual sólo tendría un papel secundario, ya que el virus se transmite esencialmente por secreciones respiratorias.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/165347

Comentario
Autor del informe
Eric Rodolfo Prado Juí(1)  

(1) LABORATORIO CLINICO FARMACEUTICO PHARMALAT, Guatemala


Me gustaría primero tener en cuenta algunas consideraciones que nos ha enseñado esta emergencia y que hay que tener presente en todo momento; Todo contacto físico a menos de 1.5 metros, principalmente con una persona infectada, significa un potencial contagio del virus.
Cualquier tipo de relación sexual, rompe el límite mínimo de acercamiento.
Cuando un paciente infectado tose, estornuda o habla libera gotitas respiratorias que llevan al virus, la persona cercana las puede inhalar, caer en la boca o nariz, o por medio de la saliva en un beso.
El paciente puede involuntariamente, esparcir las mismas gotas en la superficie de su piel, ropa, y contagiar a la persona cercana, así mismo la pareja sexual, evitando el beso, puede entrar en contacto con estas superficies y
llevarlas a su boca, nariz u ojos.
Se ha detectado presencia del virus en las heces, y algunas personas podrían infectarse mediante relaciones que incluyan estas partes anatómicas.
Estudios recientes indican la presencia del virus en el semen de pacientes infectados o en período de recuperación, pero no hay pruebas que indiquen infección por esta vía, por lo que hay que guardar las consideraciones pertinentes.
Los estudios recientes indican que posterior a la vacunación completa (única dosis de J&J, o las 2 vacunas de las otras) pueden proteger a las personas y retomar sus actividades cotidianas, incluyendo la vida sexual con normalidad.
Por lo anterior, las parejas (o posibles parejas) si no están vacunadas completamente o están enfermas, guardar las consideraciones pertinentes, incluyendo el uso de la tecnología, por ejemplo citas virtuales, uso de estimulantes o juguetes sexuales, teniendo en mente siempre al terminar, limpiar/desinfectar todas las áreas posibles, tomar en cuenta la masturbación como una medida de desahogo sexual de forma segura. Por lo tanto la precaución será vital. Si estás con tu pareja y ambos están completamente vacunados pueden disfrutar de su sexualidad con normalidad.
Copyright © SIIC, 2021

Especialidades
I.gif   U.gif        AP.gif   Bq.gif   DL.gif   EdM.gif   EM.gif   In.gif   MF.gif   MI.gif   MR.gif   
Informe
Autor del informe original
R salgado Aranda
Institución: Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC),
Madrid España

Tasa de Implante de Marcapasos con Indicación Preferente o Urgente durante la Primera Ola de la Pandemia de SARS-CoV-2
Durante la primera ola de la pandemia de COVID-19 se observaron cambios sustanciales en los patrones de abordaje de las cardiopatías agudas, a pesar de que la asistencia de urgencia siempre estuvo asegurada. Las consecuencias de la pandemia de COVID-19 sobre el tratamiento de las bradiarritmias coinciden con lo referido con anterioridad para la cardiopatía isquémica y con los resultados de estudios previos de otros países.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/165138

Comentario
Autor del informe
Luz Gracia Don 
Hospital San Martín, Paraná, Argentina


Los pacientes con COVID-19 presentan comúnmente manifestaciones de enfermedad cardíaca. El espectro de enfermedades cardíacas en el contexto de este virus es muy amplio e incluye miocarditis, injuria hipóxica, cardiomiopatía por estrés (Takotsubo), injuria isquémica, distención de ventrículo derecho producido por embolia de pulmón y arritmias. Este artículo compara la tasa de implantes de marcapasos durante la primera ola de pandemia. Desde el 14 de marzo del 2020 cuando se declaró el estado de alerta sanitaria en España por la pandemia de coronavirus-19, en la parte asistencial se redujeron las prácticas asistenciales no prioritarias, manteniéndose la atención de urgencias, esto llevó a una reducción del 40% en el número de alertas por infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST. Este trabajo
se realizó para evaluar el tratamiento de las bradiarritmias graves en España. Para evaluar esto la Sección de Estimulación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología utilizó una base de datos para evaluar los procedimientos de implante de marcapasos realizados con indicación preferente o urgente entre el 15 de marzo del 2020 y el 15 de mayo del 2020 y lo comparó con el mismo período en 2019 sobre el tratamiento de las arritmias graves en España.
Se tomaron un total de 31 centros. El bloqueo A-V completo fue la causa que con mayor frecuencia motivó el implante de marcapasos en los dos períodos, pero con un aumento significativo en la frecuencia en 2020. Los pacientes de la cohorte de 2020 tuvieron depuración de creatinina levemente menor y valores más altos de PRO BNP, estos valores reflejan mayor gravedad, no se registraron diferencias entre los grupos en los porcentajes de pacientes que debieron ser internados en unidades de cuidados intensivos, ni en la proporción de pacientes en quienes se debieron utilizar marcapasos transvenosos.
La prescripción de fármacos vasoactivos fue más frecuentemente utilizada en la cohorte de pacientes del año 2020 cuando se la comparó con la cohorte del año 2019., probablemente en relación con el mayor porcentaje de pacientes con bloqueo auriculoventricular completo. Se comunicó al igual que lo hicieron otros grupos que durante esta pandemia se registró una reducción total del 35.2 en el número de implantes de marcapasos con indicación preferente o urgente. Como conclusión podemos decir que es probable que por la cuarentena los enfermos hayan reducido el nivel de actividad física y por ende la probabilidad de presentar síntomas atribuibles a bradiarritmias graves, también es posible que los pacientes con síntomas leves no hayan realizado consultas. La paralización de la actividad ambulatoria también pudo haber limitado la posibilidad de diagnóstico precoz en los pacientes con trastornos más leves de la conducción cardíaca, un fenómeno que explicaría el aumento relativo de los implantes por bloqueo auriculoventricular completo.
Copyright © SIIC, 2021

Palabras Clave
primera ola, pandemia, SARS-CoV-2, tasa de implante de marcapasos
Especialidades
C.gif   I.gif        AP.gif   Bq.gif   Ci.gif   CI.gif   DL.gif   EdM.gif   E.gif   Ep.gif   Ge.gif   MI.gif   SP.gif   
Informe
Autor del informe original
S Schalekamp
Institución: Radboud University Medical Center,
Nijmegen Países Bajos

Tomografía Computarizada de Tórax en Sala de Guardia para el Diagnóstico de COVID-19
La tomografía computarizada de tórax, solicitada en sala de guardia y valorada con el sistema COVID-19 Reporting and Data System (CO-RADS), permite el diagnóstico rápido y confiable de COVID-19, sobre todo en los pacientes que refieren síntomas de más de 48 horas de duración.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/165140

Comentario
Autor del informe
Milena V. Okulik 
Especialista en Diagnóstico por Imágenes, Hospital Privado Dr. Raúl Matera, Bahía Blanca, Argentina


Con el advenimiento de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 o COVID-19 en marzo de 2020, la Sociedad Radiológica Holandesa ha desarrollado el Sistema de informes y datos de COVID-19 (CO-RADS) recordando a los ya conocidos y utilizados en otros sistemas como el BI-RADS, PI-RADS, TI-RADS, O-RADS y LI-RADS, entre otros; para el informe radiológico de mama, próstata, tiroides, ovarios e hígado, respectivamente. Hecho presentado a través del trabajo de investigación: Tomografía Computarizada de Tórax en Sala de Guardia para el Diagnóstico de COVID-19 con el fin de evaluar la sospecha de afectación pulmonar moderada a grave en pacientes con COVID-19 y así facilitar su acceso desde Sala de Guardia hacia sala convencional o sala de aislamiento del hospital.
Por este motivo, se inició una
red denominada “red COVID-19” integrada por un grupo de trabajo y un esquema de informes estandarizados COVID-19 para comparar datos entre instituciones y poblaciones, recopilar evidencia científica y mejorar la comunicación interdisciplinaria. Se estudiaron 105 tomografías computadas de tórax sin contraste endovenoso seleccionadas al azar de pacientes con una edad media de 62 años, de sexo masculino y factores de riesgo como Diabetes Mellitus, Enfermedades del Árbol Respiratorio, Cáncer, Inmunodeficiencias y Enfermedades Cardiovasculares, con síntomas sugestivos de COVID-19 que se presentaron al departamento de emergencias entre el 14 de marzo de 2020 y el 25 de marzo de 2020, a quienes se les realizó, además pruebas de reacción en cadena de polimerasa (RT-PCR).
El sistema CO-RADS evalúa la sospecha de afectación pulmonar por COVID-19 según las características observadas en estudios de tomografías de tórax sin contraste endovenoso. Consta de siete categorías: CO-RADS 0 representa un examen técnicamente insuficiente. CO-RADS 1, muy baja sospecha de infección por COVID-19. CO-RADS 2, baja sospecha. CO-RADS 3, sospecha incierta. CO-RADS 4, alta sospecha. CO-RADS 5, muy alta sospecha. CO-RADS 6, paciente con infección por COVID-19 confirmado con test de reacción en cadena de polimerasa positivo (RT-PCR +).Para ello participaron ocho observadores de siete hospitales de los Países Bajos: cuatro observadores tenían menos de 5 años de experiencia en la lectura de TC de Tórax, mientras que otros cuatrotenían entre 5 y 27 años. Todos los observadores estaban familiarizados con la puntuación CO-RADS debido a la interpretación de al menos 30 tomografías computarizadas.
El diagnóstico de COVID-19 se basa en hallazgos clínicos, tipo y duración de los síntomas y resultados de pruebas de laboratorio, entre las que se destaca como estándar de referencia, el test positivo de reacción en cadena de polimerasa. Sin embargo, esto puede requerir pruebas repetidas que incluyen muestras fecales y bronquiales profundas y puede verse obstaculizado por la escasez de las mismas en áreas de alta prevalencia. Además, la RT-PCR puede tardar horas, o incluso días, antes de que los resultados estén disponibles, lo que ejerce presión en las Salas de Emergencias donde se mantienen a los pacientes antes de ser ingresados en el hospital. Por estas razones, la puesta en práctica del Sistema CO-RADS en estudios de TC de Tórax en pacientes con cuadros clínicos moderados a severos es de utilidad y de suma importancia para evaluar la evolución de los mismos e impartir el tratamiento adecuado según sea el caso.
Aunque no se conseja la TC de Tórax como estudio inicial en todos los pacientes con sintomatología sospechosa de COVID-19 y este estudio de investigación tiene un tamaño de muestra pequeño (107 pacientes); además de contar con poca experiencia en cuanto a los hallazgos radiológicos tenidos en cuenta para la clasificación por haberse llevado en práctica al inicio de la pandemia en marzo de 2020, ofrece la base para posteriores evaluacionese investigaciones, especialmente lo referente al comportamiento a largo plazo de esta nueva entidad que afecta al mundo entero.
Copyright © SIIC, 2021

Palabras Clave
tomografía computarizada de tórax, sala de guardia, neumonía, COVID-19
Especialidades
DI.gif   I.gif        AP.gif   Bq.gif   DL.gif   EdM.gif   E.gif   Ge.gif   MF.gif   MI.gif   N.gif   SP.gif   
Informe
Autor del informe original
IJ Koralnik
Institución: Northwestern University Feinberg School of Medicine,
Chicago EE.UU.

Síntomas Neurológicos y Disfunción Cognitiva Persistentes en COVID-19 Prolongada
Un número considerable de pacientes con antecedente de enfermedad por coronavirus 2019 que no requirió internación refiere síntomas persistentes, especialmente niebla cerebral y fatiga que comprometen sustancialmente la función cognitiva y la calidad de vida.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/166628

Comentario
Autor del informe
María Luz Gunturiz Albarracín 
Instituto Nacional de Salud, Bogotá, Colombia


Se ha descrito que en la fase aguda de COVID-19 se presentan síntomas como cefalea, fiebre, disnea, tos, anosmia/ageusia y mialgias, entre otros, aunque una proporción considerable de pacientes puede presentar síntomas leves o ser asintomáticos. En la forma grave se presentan complicaciones con síndrome de estrés respiratorio agudo grave, hipoxia, insuficiencia respiratoria y fallo multiorgánico. Se han reportado diversas complicaciones neurológicas en la fase aguda que incluyen encefalopatía, delirio, síndromes inflamatorios del sistema nervioso central, encefalitis, síndrome de Guillain-Barré e ictus, entre otros.1-3
El síndrome post COVID-19 también conocido como COVID persistente o prolongado, síndrome subagudo por COVID, COVID en curso, síndrome post-COVID, ha sido definido por la persistencia de signos y síntomas clínicos que aparecen durante o después de padecer
COVID-19, que permanecen más de 12 semanas y que no se explican por un diagnóstico alternativo. Este ha sido descrito en pacientes con COVID-19 leve o grave e independientemente de la gravedad de los síntomas en la fase aguda. Las manifestaciones clínicas son diversas, fluctuantes y variables, aunque predominan la fatiga y las alteraciones neurocognitivas. Aun hoy, no existe un consenso establecido sobre el síndrome post COVID-19 y sus criterios diagnósticos están en evaluación. Lo que si es conocido es que los síntomas neurológicos crónicos y la fatiga asociados al síndrome post COVID-19 son diferentes de las complicaciones neurológicas de la fase aguda.2,3
De igual forma, se ha observado que la discapacidad asociada a los síntomas del síndrome post COVID-19 tiene gran impacto sobre los servicios de salud que incluyen entre otras las unidades asistenciales y de rehabilitación.2, 4
En cuanto a las principales manifestaciones psiquiátricas asociadas a la enfermedad por SARS-CoV-2 ha sido publicado que el estrés postraumático es muy prevalente en la fase aguda, seguido de los déficits de memoria, irritabilidad, ansiedad, insomnio y depresión. En la fase de recuperación, se mantienen principalmente, los trastornos por estrés postraumático depresión y ansiedad.5
Algunos autores han realizado clasificaciones de las manifestaciones clínicas del síndrome post COVID-19. Por ejemplo, Amenta et al6, dividieron las manifestaciones del COVID-19 pos agudo en tres categorías: a) síntomas residuales que persisten tras la recuperación de la infección aguda por el SARS-CoV-2; b) síntomas debidos a disfunción de uno o múltiples órganos que persiste tras la recuperación inicial, y c) síntomas o síndromes nuevos que surgen tras una infección leve o asintomática. Se destaca que las categorías 1 y 2 no serían mutuamente exclusivas2,6. Por su parte, los CDC7 utilizan el término “post-COVID conditions” para describir cualquier trastorno o alteración de la salud que persista más de cuatro semanas tras la infección por el SARS-CoV-220, y distingue tres subtipos: a) COVID persistente, que se define como una serie de síntomas que aparecen combinados en diferente proporción, que duran semanas o meses, y pueden afectar también a personas que padecieron COVID leve o que incluso fueron asintomáticos. Los síntomas principales son: fatiga, dificultad para pensar o concentrarse (la llamada ‘niebla mental’ o brain fog), cefalea, pérdida del gusto o del olfato, mareo en bipedestación, palpitaciones, disnea, tos, dolor muscular o de las articulaciones, ansiedad y/o depresión, fiebre y síntomas que empeoran tras realizar actividades físicas o mentales; b) síntomas consecuencia del daño de múltiples órganos, como el corazón, el pulmón, el riñón, la piel y el sistema nervioso. En esta categoría se incluyen también el llamado síndrome inflamatorio multisistémico y otras entidades autoinmunes, y c) consecuencias del tratamiento del COVID-19 o de la hospitalización prolongada, que incluye el síndrome post unidad de cuidados intensivos (post-UCI) o del paciente crítico, y en el que un porcentaje elevado de pacientes presenta fatiga y debilidad muscular grave, polineuropatía del paciente crítico, alteraciones cognitivas (que afectan a la atención sostenida y dividida, la memoria a corto plazo, las funciones ejecutivas y la lentitud en el procesamiento de la información), y síntomas de estrés postraumático, dolor, ansiedad y depresión.2,3,7
A pesar de que no existe una definición consenso para síndrome post COVID-19 a nivel mundial, si se han reportado varios de los síntomas presentados. Específicamente, a nivel respiratorio son descritas la tos y disnea; a nivel cardiovascular, dolor torácico, opresión y palpitaciones. Dentro de los síntomas neurológicos se describen cefalea, mareo, tinnitus, pérdida del gusto y/o del olfato, trastornos del sueño, parestesias, dolores musculares, síntomas cognitivos y como síntomas psiquiátricos se reportan la ansiedad y depresión, principalmente. A nivel gastrointestinal se presenta dolor abdominal, náuseas, diarrea y anorexia. Y muy importante a nivel sistémico se presenta fiebre, dolor, fatiga, artralgias, dolor de oído y de garganta.1-4, 8
Adicionalmente, dentro de los factores de riesgo de síndrome post COVID-19 identificados se incluyen la gravedad de la enfermedad asociada con la necesidad de ingreso hospitalario o en la UCI o la necesidad de soporte ventilatorio en la fase aguda9, 10, la edad mayor de 50 años, el sexo y comorbilidades como asma o enfermedad respiratoria previa, obesidad y aumento del índice de masa corporal, entre otros.11,12 Por su parte, la diabetes, hipertensión, cáncer e inmunosupresión son factores de riesgo de gravedad y mortalidad en la fase aguda del COVID-19; pero aún no existe evidencia de su asociación con el síndrome post-COVID-19.1-3
Finalmente, es claro que actualmente hay mucho desconocimiento sobre la patogénesis de la enfermedad ocasionada por el SARS-CoV-2 y mucho más del síndrome post COVID-19. También es claro que las etapas de recuperación no pueden fundamentarse sólo en pruebas de diagnóstico negativas o en altas hospitalarias, ya que hay una gran variabilidad en las formas de presentación y duración de los síntomas, así como respuestas inmunitarias diferentes en cada individuo que padece la enfermedad, sin mencionar comorbilidades o enfermedades preexistentes que empeoran el panorama, afectando gravemente la calidad de vida, la conciencia y el estado de ánimo de los pacientes y de su entorno familiar. Copyright © SIIC, 2021 Referencias bibliográficas

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6. Amenta EM, Spallone A, Rodriguez-Barradas MC, El Sahly HM, Atmar RL, Kulkarni PA. Postacute COVID-19: an overview and approach to classification. Open Forum Infect Dis 2020; 7: ofaa509 7. Centers for Disease Control and Prevention. Post-COVID Conditions. Disponible en: https: //www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov /long-term-effects.html. 8. Amsalem D, Dixon LB, Neria Y. The coronavirus disease 2019 (COVID-19) outbreak and mental health: current risks and recommended actions. JAMA Psychiatry 2021; 78: 9-10.
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