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MASA ÓSEA EN RELACIÓN CON EL EJERCICIO
(especial para SIIC © Derechos reservados)
Autor:
Ariel Sánchez
Columnista Experto de SIIC

Artículos publicados por Ariel Sánchez 
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Conclusión breve


Resumen

El tejido óseo está constituido principalmente por colágeno, fosfato tricálcico y células especializadas en la formación de nuevo material óseo (osteoblastos) o en la remoción de hueso antiguo (osteoclastos, osteocitos). La masa ósea se incremente desde el nacimiento hasta un pico que se alcanza al finalizar la adolescencia. Factores hereditarios y ambientales determinan la magnitud de ese pico

Palabras clave
hueso, ejercicio, masa ósea, osteoporosis, menopausia

Clasificación en siicsalud
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Especialidades
Principal: Obstetricia y GinecologíaOrtopedia y Traumatología
Relacionadas: Medicina Interna

Bone mass in relation to exercise

Abstract
Bone tissue is mainly made up of collagen, tricalcium phosphate and cells specialized in the formation of new bone material (osteoblasts) or in the removal of old bone (osteoclasts, osteocytes). Bone mass increases from birth to a peak at the end of adolescence. Hereditary and environmental factors determine the magnitude of that peak.


Key words
bone, exercise, bone mass, osteoporosis, menopause


MASA ÓSEA EN RELACIÓN CON EL EJERCICIO

(especial para SIIC © Derechos reservados)
Artículo completo
Introducción

El determinante genético, que parece heredarse sobre todo por vía materna, es sin duda importante. Pero es indudable que los factores nutricionales y antropométricos han sido mejor estudiados. Entre estos, el nivel de ingesta cálcica es primordial en la constitución de hueso mineralizado.
En niños prepúberes con cantidades adecuadas de ingesta cálcica, la suplementación con calcio durante tres años aumenta la tasa de crecimiento de la densidad mineral ósea (DMO). En los adultos mayores, el aporte cálcico no resulta tan efectivo en la prevención de fracturas, pero es imprescindible para evitar balances cálcicos negativos.
Desde luego, la malnutrición proteínica es un factor de riesgo de osteoporosis. Pero, de todos modos, entre los tres factores no genéticos que influyen en el desarrollo de la masa ósea (mecánicos, hormonales y nutricionales), son los mecánicos los más importantes.

El papel del ejercicio

Hay estrecha interdependencia entre la masa ósea, por un lado, y la masa muscular y el grado de entrenamiento físico, por el otro, y se ha demostrado el aumento de ciertos factores de crecimiento con el ejercicio. Este incremento parece ser específico; es así como en los jóvenes jugadores de béisbol y en los tenistas jóvenes de ambos sexos la DMO es mayor en el húmero y en el radio activo que en los huesos del miembro no dominante. En bailarinas de danza clásica, la DMO ajustada según el índice de masa corporal es mayor en los miembros inferiores (en los varones bailarines, lo es en las caderas); otras actividades pueden provocar incrementos en la pelvis o los miembros inferiores.
Los osteólogos están de acuerdo, entonces, en que la actividad física es beneficiosa, pero no hay clara noción de cuánto ejercicio es necesario. En mujeres jóvenes, 8 meses de un programa supervisado de ejercicio progresivo, sea de resistencia o aeróbico (carrera), mejoran la fuerza muscular y la DMO en la columna lumbar. En 81 mujeres sanas no atletas, estudiadas desde el punto de vista densitométrico, antes y después de un programa de ejercicios isotónicos, isométricos e isocinéticos, se demostró asociación entre la DMO lumbar y la fuerza de flexión y extensión del tronco, medida con dinamómetros, y la densidad mineral femoral y la fuerza de flexores y extensores de la rodilla.
De todas maneras, no hay un continuum dosis/efecto, entre ejercicio y cantidad de hueso. Además, existe un umbral de actividad más allá del cual algunos huesos responden negativamente.

El ejercicio en la segunda mitad de la vida

Una preocupación especial concierne al estado del hueso en mujeres posmenopáusicas. Se sabe que la caída de los niveles de estrógenos incrementa la producción de citoquinas por parte de las células hematopoyéticas y el estroma, con activación de osteoclastos y mayor tasa de recambio óseo. La consecuencia es una pérdida drástica, sobre todo en los primeros diez años desde la última menstruación. Más adelante, la pérdida continúa, pero con tasas equiparables a las de los varones de igual edad.
En las mujeres climatéricas, casi todos los programas actuales de cuidados médicos incluyen el ejercicio. Se recomiendan actividades con suplemento de peso (caminatas, trote, subir escaleras o gimnasia con pesas [halterofilia] de hasta 1000 g).
El ejercicio aeróbico es eficaz, pero la caminata suave es relativamente ineficaz y parecen beneficiarse más los individuos con valores muy bajos al comienzo del programa. De todas maneras, conviene ser prudentes al indicar un plan de actividad física a una persona con densidad mineral extremadamente baja, sobre todo si se trata de un individuos de edad avanzada que ya ha experimentado fracturas, si tiene sintomatología dolorosa o dificultades para moverse.

Conclusión

En concreto, la actividad física de grado moderado puede aumentar el pico de masa ósea en la edad adulta, si comienza a edad temprana y es regular y sostenida, y en la osteoporosis constituye una terapia eficaz. En cambio, el ejercicio intenso no induce incrementos de masa ósea y puede provocar estrés en los huesos sobreejercitados.

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