Resúmenes amplios

LA ROSUVASTATINA INHIBE LOS EFECTOS INFLAMATORIOS DE LA PROTEÍNA C-REACTIVA


Praga, República Checa
La rosuvastatina protege de los efectos proinflamatorios de la proteína C-reactiva humana por un mecanismo independiente de los niveles circulantes de ésta.

Cardiovascular Therapeutics 32(2):59-65

Autores:
Silhavy J, Zidek V, Pravenec M

Institución/es participante/s en la investigación:
Academy of Sciences of Czech Republic

Título original:
Rosuvastatin Can Block Pro-Inflammatory Actions of Transgenic Human C-Reactive Protein Without Reducing Its Circulating Levels

Título en castellano:
La Rosuvastatina Puede Bloquear las Acciones Proinflamatorias de la Proteína C-Reactiva Humana Transgénica sin Reducir sus Niveles Circulantes

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.64 páginas impresas en papel A4

Introducción y objetivos

La proteína C-reactiva (PCR) es un marcador –y, probablemente, también un mediador– de la inflamación, que se asocia con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y metabólica. Sin embargo, es un tema discutible el grado en el cuál la PCR estimula la inflamación y contribuye a la patogénesis de la enfermedad.

Es sabido que las estatinas reducen los niveles plasmáticos de la PCR, pero no está claro si los efectos beneficiosos de éstas se asocian con esta capacidad. Los estudios de aleatorización mendeliana han sugerido que la asociación entre el aumento moderado de la concentración de PCR y el mayor riesgo de enfermedad cardiovascular no representa una relación de causa y de efecto. Sin embargo, estos estudios no pueden analizar los potenciales beneficios terapéuticos de las drogas que bloquean las acciones proinflamatorias de la PCR por medio de mecanismos distintos a la reducción de los niveles plasmáticos.

En este estudio, los investigadores analizaron si la rosuvastatina protege de la inflamación dependiente de la PCR en ratas portadoras de un transgén para PCR humana. Se eligió la rosuvastatina porque los resultados del estudio JUPITER sugirieron que esta droga podía reducir el riesgo relativo de enfermedad cardiovascular en individuos con altos niveles de PCR. Dado que la PCR humana es expresada de manera esencial por el transgén, el tratamiento con estatinas no disminuye los niveles circulantes de PCR humana en este modelo, por lo que es apto para probar la hipótesis de que el efecto protector de las estatinas no está relacionado con la disminución de los niveles circulantes de PCR. Los autores eligieron las ratas como sujetos del estudio porque que existen indicios de que esta especie es un modelo animal adecuado para investigar las acciones biológicas adversas de la PCR humana.

El objetivo principal del estudio fue determinar si la rosuvastatina puede bloquear las acciones proinflamatorias de la PCR humana. Los objetivos secundarios abarcaron determinar si la rosuvastatina protege contra el daño oxidativo tisular y contra los trastornos metabólicos producidos por la PCR humana. Además, se estudiaron los efectos de la rosuvastatina sobre los niveles de expresión de genes en el hígado del animal, en busca de las vías génicas potencialmente involucradas en la capacidad de la droga para proteger los tejidos contra los efectos adversos de la PCR humana. 

 

Métodos

Para el estudio se utilizaron ratas espontáneamente hipertensas (REH), transgénicas, poseedoras de un gen para la producción de PCR humana. La cepa REH fue elegida por ser un modelo animal con predisposición a la aparición de síndrome metabólico. Para medir los niveles de PCR humana y de PCR animal endógena se utilizó el método ELISA, que puede diferenciar ambos tipos de PCR.

Para investigar los efectos de la rosuvastatina sobre la inflamación causada por la PCR humana, una población de REH transgénicas de 12 meses fue distribuida de manera aleatoria en dos grupos: uno recibió tratamiento con rosuvastatina y el otro no fue tratado. La rosuvastatina se administró en el agua durante 10 semanas, a una concentración que aseguró una dosis aproximada de 5 mg/kg/día. Al grupo control, no tratado, se administró solamente agua.

Por otro lado, se tomó una población de REH no transgénicas que se distribuyó de manera aleatoria en dos grupos: uno recibió rosuvastatina y otro no fue tratado, de forma similar a la descrita para las REH transgénicas. Cada grupo constó de 5 a 8 animales.

Todos los animales fueron alimentados con una dieta estándar durante los primeros 12 meses y, luego, se cambió a una alimentación con alto contenido de sacarosa (60%) durante las 10 semanas del estudio. Los animales fueron alojados en habitáculos con aire acondicionado y contaron con libre acceso al agua y a los alimentos. El estudio se realizó de acuerdo con la Ley de Protección a los Animales de la República Checa.

Los niveles plasmáticos de interleuquina 6 (IL-6) y del factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa) se usaron como criterios principales suplementarios para evaluar la capacidad de la rosuvastatina para inhibir la inflamación.

Para analizar la capacidad de la rosuvastatina para inhibir el daño tisular oxidativo se midió la acumulación perivascular de monocitos por microscopia óptica; además, se validaron las concentraciones tisulares de productos de la lipoperoxidación en el corazón (dienos conjugados y sustancias reactivas al ácido tiobarbitúrico).

Los efectos potenciales de la rosuvastatina sobre la modulación de la insulina, la glucosa y el metabolismo lipídico se evaluaron mediante pruebas de tolerancia a la glucosa, determinación de los niveles de insulina y lípidos y estimación de la lipólisis y lipogénesis del tejido adiposo. Los perfiles de expresión génica se estudiaron en el hígado de los animales.

La prueba de ANOVA bilateral se utilizó para analizar las diferencias entre los grupos. Para realizar el ajuste ante comparaciones múltiples se empleó la prueba de Holm-Sidak. Para el análisis de la expresión génica se usó la prueba de ANOVA bilateral, seguida por un procedimiento de corrección para compensar la tasa de falsos positivos causados por comparaciones múltiples. 

 

Resultados

No se encontraron diferencias significativas en los niveles de PCR humana entre las diferentes cepas de animales ni entre los grupos tratados y los grupos de control. Los niveles de PCR endógena animal fueron significativamente inferiores en los grupos de animales tratados con rosuvastatina (p = 0.013).

Se observó una disminución significativa en los niveles plasmáticos de IL-6 y TNF-alfa en las cepas de animales transgénicos tratados con rosuvastatina, en comparación con el grupo control, que no recibió el fármaco (ANOVA bilateral: p = 0.0015 y p = 0.048, para IL-6 y TNF-alfa, respectivamente). La rosuvastatina no afectó los niveles de IL-6 y de TNF-alfa en el grupo de ratas no transgénicas.

La infiltración monocitaria perivascular (número promedio de monocitos por vaso de sangre) y el nivel de dienos conjugados en el tejido cardíaco fueron significativamente menores en las cepas de animales transgénicos tratados con rosuvastatina, en comparación con el grupo control que no recibió el fármaco (ANOVA bilateral: p = 0.05 y p = 0.0068, respectivamente). La rosuvastatina no afectó la infiltración monocitaria ni el nivel de dienos conjugados en el grupo de ratas no transgénicas.

El tratamiento con rosuvastatina promovió el aumento de peso en las ratas no transgénicas, mientras que disminuyó este incremento en los animales transgénicos. Estas diferencias fueron pequeñas, en magnitudes absolutas, y no alcanzaron significación estadística luego del ajuste para comparaciones múltiples.

Con respecto a la insulina, el tratamiento con rosuvastatina disminuyó significativamente los niveles de insulinemia en ayunas (p = 0.021) y los niveles de insulina durante la prueba de tolerancia a la glucosa por vía oral (p = 0.007) en el grupo de ratas transgénicas, mientras que no tuvo efecto en el grupo de ratas no transgénicas.

Otros efectos significativos del tratamiento con rosuvastatina, observados en los animales transgénicos, fueron la disminución de la concentración de los triglicéridos hepáticos (p = 0.03), la reducción de la grasa epididimaria (p = 0.039), el aumento de captación de glucosa por el tejido adiposo (p = 0.004) y el incremento de la lipólisis inducida por la adrenalina (p = 0.008).

Por último, no se observaron efectos del tratamiento con rosuvastatina sobre los niveles de expresión génica hepática. 

 

Discusión y conclusiones

El hallazgo principal del estudio señaló que la rosuvastatina puede atenuar la inflamación sistémica, la inflamación miocárdica y el daño oxidativo dependiente de la PCR humana sin alterar los niveles de ésta. Se estima que este efecto refleja la capacidad de la rosuvastatina para interferir en las vías inflamatorias de la PCR humana.

En estudios previos se había observado el efecto protector cardiovascular de la rosuvastatina en modelos animales, pero el presente fue el primer ensayo que mostró el efecto protector ante la inflamación inducida por la PCR humana sin alterar los niveles plasmáticos de ésta. El estudio no evaluó los efectos de la rosuvastatina sobre la presión arterial, pero se estima que la inducción de hipertensión arterial por parte de la PCR podría ser bloqueada por la rosuvastatina.

Las concentraciones plasmáticas de PCR en seres humanos sanos son de magnitudes pequeñas, que pueden aumentar en más de 600 veces ante un estímulo inflamatorio agudo. Se considera que la exposición tisular reiterada a niveles elevados de PCR, en conjunto con otros factores de riesgo, puede constituir el origen de las lesiones cardiovasculares.

Es sabido que la rosuvastatina presenta una alta concentración en el hígado. Los investigadores exploraron la capacidad potencial del fármaco para afectar los niveles hepáticos de triglicéridos, de productos de peroxidación lipídica y la expresión de ciertos genes. Las estatinas parecen bloquear la esteatosis hepática, lo que previene el daño mitocondrial y preserva la eficiencia de la lipoxidación. Se requieren estudios ulteriores en esta área específica, señalan los investigadores.

En conclusión, los autores hallaron que la rosuvastatina puede brindar protección contra los efectos proinflamatorios de la PCR humana mediante mecanismos no dependientes de la reducción de los niveles circulantes de PCR. Los hallazgos sugieren que los tratamientos dirigidos simultáneamente a reducir los niveles de PCR y a interferir con las propiedades proinflamatorias de ésta pueden ser más eficaces para reducir la inflamación y el riesgo cardiovascular.



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